Meteorología

Las tormentas y calcular a qué distancia están, clásicos del verano

Rayos, truenos, intensa lluvia y pedrisco marcan algunas jornadas de las épocas estivales, que se pueden dar esta semana en algunas zonas de Aragón.

Tormenta en Zaragoza
Tormenta en Zaragoza
Oliver Duch/F. Jiménez

En verano salir de casa un soleado día con alpargatas de esparto se puede tornar en regresar con dos pesadas losas en los pies gracias a una tormenta. Cada época estival los rayos iluminan el cielo, los truenos ponen la banda sonora y la intensa lluvia riega la tierra. En algunos casos, también el granizo. Para que se dé una tormenta tienen que coincidir varios factores, algo similar a un engranaje. "Son muchos detalles y no siempre están todos a favor. Unos contribuyen y otros inhiben", explica Rafael Requena, delegado de la Aemet en Aragón.

La diferencia de temperaturas entre las corrientes de aire es fundamental. "Las tormentas se originan cuando el aire es inestable, de tal manera que hay corrientes ascendentes. Al subir el aire caliente -fruto de las altas temperaturas- se expande. Continúa subiendo cuando se enfría más que el entorno, entonces se produce la condensación del vapor de agua y se forman las nubes", concreta Requena. El calentamiento diurno también colabora.

También afecta la orogenia, lo que Requena llama un "aspecto mecánico". ¿Por qué es más fácil que se formen las tormentas en las zonas montañosas? “Porque la montaña en sí misma es un obstáculo orográfico del aire. Entonces el ascenso viene motivado por algo mecánico", expone el delegado de la Aemet. Teruel es un ejemplo. “En las zonas de Gúdar y Javalambre se forman las tormentas con una enorme facilidad. Ahí influye la orografía y también la convergencia de vientos en superficie de levante, otro factor a tener en cuenta”, detalla Requena.

Los rayos es el efecto luminoso de las tormentas. "La diferencia de energía eléctrica que hay entre la base de la nube y las demás es enorme, de varios miles de voltios. Se dan unas corrientes ascendentes de cargas positivas y negativas". Rafael Requena lo define como "una canal" que comunica la tierra con la nube o dos partes de la misma nube. "Este martes a mediodía ya se habían registrado más de 7.000 u 8.000 rayos en toda España", informa el meteórologo, quien también avisa de que es una de las causas naturales que más incendios produce, sobre todo en zonas secas.

"Son todo matemáticas"

Junto con los truenos, los rayos son indicadores para conocer a qué distancia se encuentra el centro de una tormenta. "Son todo matemáticas", sentencia Requena. Se cuentan los segundos que transcurren desde que se ve el relámpago hasta que se escucha el trueno -un desfase fruto de la diferencia de velocidad, la luz a 300.000 kilómetros por segundo y el sonido a unos 340 permite-. Ese tiempo se divide entre 3 y así se consigue la distancia.

¿A qué distancia está una tormenta?

El granizo puede ser otra consecuencia de las tormentas. "Las corrientes ascendentes hacen que se formen cristales de hielo que no caen porque las corrientes ascendentes las aguantan", apunta el delegado de la agencia. Requena destaca la fuerza de estas corrientes, "capaces de sostener incluso ranas". El tamaño del pedrisco, como también se denomina, viene determinado por las veces que las corrientes han propulsado los cristales: "Cuando el granizo es más grande implica es que ha subido en varias ocasiones antes de caer".

La tormenta que mató a 3.000 aves

Es complicado mirar los periódicos de un verano y no encontrar alguna noticia relativa a las tormentas. En septiembre de 1933 una fuerte tormenta asoló Aragón, en especial Zaragoza. "El pedrisco causó numerosas víctimas en los corrales (…). Hubo muchos donde el granizo causó la muerte a todas las aves", decía la crónica de HERALDO del día siguiente. Se suspendió el trabajo en varias fábricas del término urbano, la garita del centinela de Pontoneros fue arrancada por el vendaval y un niño murió electrocutado. "El pedrisco destrozó por completo la marquesina del Teatro Principal", continúa la información.

Periódico de septiembre de 1933, cuando se produjo la "violentísima tormenta".
Periódico de septiembre de 1933, cuando se produjo la "violentísima tormenta".
Archivo HERALDO

Veinte millones de pesetas fue el precio de los daños causados por otra tormenta en julio de 1969 en Báguena y San Martín del Río. En septiembre de 2007 se encontró pedrisco "como bolas de golf en Lalueza".

Los destrozos de la tormenta en la calle Galán Bergua
Los destrozos de la tormenta en la calle Galán Bergua
Raquel Labodía

Una de las tormentas más recordadas de los últimos años aconteció hace dos veranos. En julio de 2018 la estampa de calles de Zaragoza, como Galán Bergua, impresionaron a la sociedad aragonesa. Dos entradas a la capital tuvieron que ser cortadas, el temporal arrancó la cabeza del toro de Osborne de Alfajarín y se evacuaron campamentos, como en Bielsa. "El agua ha inundado la planta baja de una treintena de casas de la plaza del pueblo y seguro que hay más destrozos que en 2014, porque esta tormenta ha sido mucho peor. Y esto sin pensar en el daño que ha podido causar el granizo en los pueblos de cereal", eran las palabras del alcalde de Santed tras la tormenta de primeros de junio de 2018 que dejó oculto el pavimento de las calles por casi medio metro de agua.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión