Coronavirus

Sanidad descarta distribuir mascarillas en farmacias pese al ofrecimiento del sector

Los establecimientos reciben unidades limitadas a la espera de que se fijen precios.

Una clienta compra una mascarilla, ayer en la farmacia Artal Centro de Zaragoza
Una clienta compra una mascarilla, ayer en la farmacia Artal Centro de Zaragoza
Oliver Duch

El Gobierno de Aragón descarta distribuir mascarillas a través de las farmacias como sí se está haciendo en Cataluña y la Comunidad Valenciana. Fuentes de la Consejería de Sanidad confirmaron ayer que el Salud no suministrará estos materiales de protección a estos establecimientos pese al ofrecimiento del sector, que propuso hacerlo "con margen cero". Es decir, sin beneficio para las farmacias.

Cada una seguirá vendiendo, por tanto, sus propias mascarillas a la espera de que el Gobierno central regule su precio máximo, una cuantía que podría conocerse en las próximas horas. Raquel García, presidenta del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Zaragoza, aseguró que su ofrecimiento no ha obtenido respuesta por parte del Ejecutivo autonómico. Las 730 farmacias de la Comunidad siguen, no obstante, a disposición de la DGA por si finalmente decidiese contar con ellas. El colectivo quiere ser "parte de la solución" y que se evite la especulación que ha habido desde el inicio de la pandemia.

Utilizar estos establecimientos para canalizar las ventas sería, según el Colegio Oficial, "la mejor manera de hacerlo", ya que, como recalcó su presidenta, "sería el Gobierno el que determinaría a qué pacientes se les suministrarían y con qué frecuencia". "También aclararía si la población tiene que pagarlas en su totalidad o solo en parte", dijo.

Estos elementos de protección siguen llegando "con cuentagotas" a las farmacias aragonesas. Los precios, en inicio "desorbitados", parecen haberse estancado. Siguen siendo, sin embargo, muy superiores a los que se registraban a principios de año. Las quirúrgicas, que antes se suministraban por seis o siete céntimos la unidad, cuestan ahora en torno a un euro y las de FPP2, las más solicitadas, pueden llegar a rebasar los 20 euros.

El problema, de acuerdo con Fernando Senante, propietario de la farmacia Senante, está en la fuente de origen. "Para conseguir una entrega inmediata te exigen unas cuantías muy elevadas. Solo si te conformas con tenerlas para dentro de tres o cuatro semanas puedes negociar y ajustar importes. Si quieres entrega rápida te hacen pasar por caja", aseguró. Las primeras semanas, añadió, han estado marcadas "por la pillería, el oportunismo y el abuso", de ahí que vea "fantástica" la intervención del Ejecutivo nacional.

Como muchos farmacéuticos, recalcó que estos establecimientos "apenas están ganando nada" con la venta de mascarillas. En el suyo hay habitualmente mascarillas quirúrgicas y las de FPP2 llegan en envíos semanales. "En estos momentos no nos podemos quejar, se va pudiendo abastecer a los clientes", comentó. El flujo también es constante en la de Artal Centro. Su responsable de compras, Manuel Arribas, explicó que desde que se autorizó la venta a mayores de 65 años y personas polimedicadas consiguieron un par de distribuidores que les han garantizado el suministro. Como Senante, subrayó que, en lo que respecta a la venta al público, se trabaja con márgenes de beneficio que, en muchos casos, apenas alcanzan el 5%.

En su opinión, las farmacias están más que preparadas para suministrar mascarillas al conjunto de la población al amparo del Gobierno. Sería necesario, eso sí, que el Ejecutivo garantizase la disponibilidad y unas pautas mínimas de distribución para evitar situaciones como las vividas ayer en Cataluña, donde el sistema de distribución de la Generalitat se colapsó por la cantidad de solicitudes. "Necesitaríamos un respaldo. Si no, una de las patas seguiría cojeando", señaló.

Falsa sensación de seguridad

Los profesionales consultados coincidieron en que sigue sin haber tanta oferta como demanda. Aunque las peticiones han descendido desde que se distribuyeron mascarillas en el transporte público, lo importante ahora, señaló la presidenta del Colegio de Farmacéuticos, es que la gente aprenda a utilizarlas correctamente. "Hay quien se la pone, se la quita, la toca con las manos... Llevar una de un modo incorrecto puede conllevar más riesgo que no hacerlo. Si sales a la calle sin mascarilla tratas de guardar al máximo las distancias, pero si la llevas te crees protegido. Crea, en caso de no saber usarla, una falsa sensación de seguridad", dijo.

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