educación

La segunda oportunidad de las escuelas de adultos

Unas 20.500 personas están inscritas este curso en alguno de los 36 centros que existen en todo Aragón y que han ido ampliando sus enseñanzas y usuarios con idiomas, tecnología y certificados de profesionalidad.

Escuela de adultos de Fuentes de Ebro.
Escuela de adultos de Fuentes de Ebro.
Guillermo Mestre

"De pequeña no quise seguir en la escuela y luego me penó", recuerda María Antonia Garralda, ya jubilada, mientras se prepara para la clase de 'Sociales' en una de las aulas del centro público de educación para personas adultas (CPEPA) de Fuentes de Ebro. Lleva acudiendo desde 1993 cuando fue a sacarse el Graduado Escolar animada por una amiga. "Las matemáticas me han gustado pero me han llevado de cabeza", confiesa. Pese a obtener el certificado no ha dejado de apuntarse a cursos para seguir aprendiendo, entre ellos a manejar el ordenador, aunque reconoce que le ha costado pero "meterme a internet puedo". Ahora va tres días a la semana. 

"La cuestión es salir de casa, si no estás todo el día comiendo y viendo la tele", añade sobre otra de las motivaciones de seguir aprendiendo. Muchas de las compañeras, todas jubiladas, son también amigas y la clase se convierte en un punto de reunión. Y eso que va justa para llegar a las 16.00 porque antes recoge la casa y no se va hasta que comen su marido y sus nietos. "Si no recojo y friego después de comer no puedo salir de casa. Mi marido me dice que lo deje como está, pero no puedo".

"Tener ocupada la cabeza"

La historia de muchas de sus compañeras de pupitre es similar. Todas son mujeres que abandonaron su formación en la infancia y han querido retomarla de mayores. "Solo fui a la escuela hasta los 11 años. Me gustaba mucho pero a los 14 o 15 años ya teníamos que ir al campo", recuerda María Pilar Soro de su primera etapa escolar. También es una de las veteranas en los cursos, a los que llegó hace casi veinte años, cuando dejó de trabajar para cuidar a sus padres y necesitaba alguna actividad "para tener ocupada la cabeza".

Su profesor, Alfonso Alcaide, ha llegado nuevo al centro este curso, después de trabajar diez años en Primaria. "La diferencia es abismal", reconoce sobre ambos tipos de alumnos. "Son muy agradecidas, te prestan atención, son muy aplicadas y aprendes de ellas", asegura sobre sus actuales alumnas en los cursos de formación inicial. "Son todas muy activas y participativas", añade Servando del Río, director del centro.

Desde el CPEPA de Fuentes de Ebro se centraliza la formación que se imparte en 22 centros de adultos en pueblos de las comarcas de la Ribera Baja del Ebro, el Campo de Belchite y el Área metropolitana de Zaragoza entre Fuentes y El Burgo de Ebro. El equipo de profesores lo forman cinco funcionarios de la DGA y 13 maestros que financian los Ayuntamientos y las comarcas de cada municipio. Este curso se han matriculado unas 1.000 personas."Hay municipios de 60 habitantes donde hay un grupo de 11 personas", pone con ejemplo el director sobre el arraigo de estos centros, mientras repasa las matriculas de este curso junto a parte de su equipo, Javier Pina, jefe de Estudios y Silvia Camón, secretaria del centro. 

El de Fuentes es uno de los más veteranos con 35 años de historia. En Aragón hay 36 centros, a los que asisten este curso un total de 20.500 personas. El total de matrículas alcanza las 24.000, según los datos del departamento de Educación del Gobierno de Aragón, porque hay personas que se matriculan en más de un curso.

Idiomas y formación para trabajar en residencias 

Entre los cursos por los que son más reconocidos estos centros figuran los de formación Inicial, como a los que acuden María Pilar y María Antonia. En Fuentes también se imparte inglés (nivel A2 y preparación para pruebas libres de B1) y francés, español como lengua nueva al que acuden inmigrantes llegados a la zona para trabajar en la huerta desde hace más de 25 años y se prepara para las pruebas libres y acceso a la Universidad. El director del centro destaca que entre los que más interés generan cada año figuran los de Promoción y Extensión Educativa. En ellos se incluyen los más novedosos y demandados como los dirigidos al uso de táblets y móviles, arte o entrenamiento de la memoria. 

Los centros también se han abierto a la formación para la obtención de certificados de profesionalidad. En el caso del de Fuentes, el de atención socio sanitaria a personas dependientes en residencias y domicilios.  "Queremos eliminar ese concepto de escuelas de adultos como centros para entretener a mayores", explica Del Río. En el que dirige estos suponen solo el 20% de su actividad. "Hacemos una formación laboral en el pueblo, más cercana a la gente y gratuita, financiada por el Inaem", añade sobre los certificados. Una formación sobre la que hay demanda en la zona, por el aumento del envejecimiento de la población, donde ya hay residencias en municipios de su ámbito de actuación como Letux, Lécera, Belchite, El Burgo de Ebro, La Zaida o Sástago y que necesitan personal. 

Sonia Rived, de 42 años, es una de las mujeres que han comenzado esta semana las clases para obtener el certificado. Ya trabaja en el sector pero lo necesitará "para seguir en mi trabajo" y poder cumplir los requisitos de la normativa de dependencia. Una vez aprobado el curso, quienes quieren pueden seguir estudiando un módulo de formación profesional.

Además, este año el centro participa en un programa Erasmus de profesores con otros de 5 centros de adultos de Aragón (Cella y Alcorisa, de Teruel y Cinca Medio y Ribagorza, de Huesca). Ya ha participado Silvia Camón en una estancia en Oxford y ahora está previsto que Javier Pina se vaya a Bruselas. "Hay reuniones para compartir con el resto de los centros lo que cada profesor que viaja hace y conoce", apunta el director.

En el conjunto de las escuelas de adultos aragonesas hay también 3.500 personas de otros países que acuden a aprender español. El colectivo más numeroso sigue siendo el de los mayores de 60 años, con más de 7.000 inscritos, indican desde Educación. "Mi marido me dice que llevo ya 14 carreras", bromea una de las alumnas de la clase de lenguaje y refuerzo de la memoria que como en la de sociales está formada por personas mayores. "Venimos para que no se nos olvide lo que sabemos", afirma su compañera. "Y para pensar, que es muy importante", añade otra casi sin levantar la vista del cuaderno. Paz Argueta, la profesora, les ha pedido que escriban palabras que terminen en "-ista", lo que hacen a lápiz y con buena letra en sus cuidados cuadernos. Una muy bien aprovechada segunda oportunidad en las aulas.

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