Sanidad

¿Cómo se trabaja en el centro de salud con más pacientes de Aragón?

Los médicos de La Jota se quejan de falta de tiempo para atender a enfermos cada vez más complejos, exceso de papeleo y falta de recursos en Atención Primaria.

Al centro de salud de La Jota están adscritos más de 33.000 usuarios.
Al centro de salud de La Jota están adscritos más de 33.000 usuarios.
Guillermo Mestre

Es mediodía y una veintena de personas hacen fila en Admisión. La puerta se abre y cierra constantemente y decenas de pacientes aguardan en las salas de espera a su médico de cabecera. Es la imagen del centro de salud de La Jota de Zaragoza, el más grande de la Comunidad aragonesa con 33.500 tarjetas sanitarias adscritas. Los mismos usuarios que el aforo de la Romareda.

Sanidad planea la construcción de un nuevo ambulatorio en el Barrio Jesús para aliviar la presión sobre el de La Jota, pero los profesionales aseguran que a este proyecto debería acompañarle un cambio de organización y gestión general de la Atención Primaria.

La Jota es el fiel reflejo de la actividad diaria que desarrollan gran parte de los centros de salud de la Comunidad aragonesa, aunque este cuenta con unas peculiaridades añadidas por su tamaño, en él trabajan entre 60 y 70 personas, y por las condiciones socioeconómicas de su población. "No es tanto la cantidad de personas sino el tipo de pacientes. Un 18% de la población tiene más de 65 años", explica José Antonio Bernad, coordinador de este centro de salud, que junto al jefe de Admisión, intenta que el engranaje de esta ‘empresa’ funcione.

Cada jornada, por sus consultas, pasan como mínimo 35 pacientes, a los que hay que sumar los que vienen fuera de agenda y algunos avisos domiciliarios. "Somos muy accesibles, por lo que podemos llegar a ver medio centenar de pacientes cada día", asegura Elisa Salazar, médico de este centro. A las atenciones se suma la burocracia, el criticado papeleo al que tienen que destinar parte de su tiempo. "Bajas, informes para especializada, recetas... Si nos dedicáramos solo al tema clínico, pero hacemos más cosas...", añade.

Reconocen que cumplir con los cinco minutos que tienen asignados por paciente es difícil, por no decir casi imposible. Muchos enfermos son mayores, con patologías complejas y crónicas, y las consultas de Atención Primaria se asemejan cada vez más a consultas de Medicina Interna. "Y solo tenemos cinco minutos por enfermo", subraya Carlos Ruesca, facultativo desde hace más de 20 años de este centro de salud.

La presión asistencial es tan elevada y la falta de espacio físico tan acuciante que La Jota sufre lo que en el argot médico se conoce como "silla caliente". "Cuando un médico de mañana termina su consulta, la ocupa, casi sin limpiar, el de la tarde", afirma Bernad.

Explican que la Administración ha logrado reducir la lista de espera de Atención Especializada con iniciativas como la consulta intervirtual, pero esto ha generado una "sobrecarga" en Primaria sin destinar más medios. Un incremento de trabajo que se ha traducido a su vez en un aumento de la demora en las citas, que ha llegado a ser casi de una semana en ocasiones. El miércoles algunos médicos daban para el lunes. "Y si aumenta la demora en Primaria, mucha gente acude a Urgencias", lamenta Bernad.

Más servicios sociales

La médica de Familia de La Jota Montse León recuerda que el trabajo se saca gracias a la profesionalidad de los facultativos y dejando de lado otras atenciones relacionadas con la vertiente "comunitaria". "No te queda más remedio que reducir la atención de paliativos, la atención a crónicos, la investigación...", explica. De hecho, los profesionales recuerdan que muchas personas precisan de otros cuidados no relacionados con un diagnóstico y tratamiento clínico. "Se precisarían más servicios sociales", recrimina Montse, que recuerda a su vez los problemas que se sufre con el OMI.

Como en otras muchas ocasiones, los médicos explican que desde Primaria se resuelve el 90% de las patologías, pero no se destinan los recursos necesarios. Piden un reconocimiento de la profesión y una mejora de los contratos laborales para evitar que se agrave el déficit de profesionales. "En otras comunidades las condiciones de trabajo son mejores y por ello, no tienen tantos problemas", admite Elisa Salazar.

Precisamente, ante la falta de especialistas de Familia, los profesionales creen necesario hacer una reorganización de la Atención Continuada para que se centralice en los centros de especialidades.

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