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El chófer de Avanza fallecido en urgencias llevaba el DNI pero no se avisó a la Policía

El hospital Provincial avisó al juzgado y el cuerpo se trasladó al Instituto de Medicina Legal, lo que hizo que la familia del conductor tardara 22 horas en enterarse de su muerte.

Imagen de archivo de un autobús de la línea 23.
Imagen de archivo de un autobús de la línea 23.
Gervasio Sánchez | Aránzazu Navarro

Muchas son las incógnitas que quedan por despejar en torno a la muerte de Óscar D. R., de 48 años y conductor de la empresa de autobuses urbanos Avanza Zaragoza. Ni los momentos previos ni los posteriores a su fallecimiento están claros. Así lo creen sus compañeros de trabajo, que este martes por la tarde se concentrarán en la plaza de Aragón (19.30) para exigir que se depuren las responsabilidades de todos los que intervinieron en los hechos, desde que él se puso en contacto con la empresa para decir que se encontraba mal hasta que murió en urgencias del Hospital Provincial.

Sus compañeros mantienen que se produjo un "cúmulo de despropósitos" que culminó con la muerte de Óscar D. R., empezando por la primera llamada a la empresa comunicando que necesitaba que le pusieran un sustituto para irse a la mutua y terminando por las 22 horas que su familia tardó en enterarse de su muerte. Porque nadie se la comunicó y fue su compañero de trabajo y amigo quien, tras llamar a todos los hospitales de la ciudad, supo que había fallecido el día anterior en el Hospital Provincial y su cuerpo estaba en el Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA).

Las llamadas efectuadas por él están grabadas (todas comunicaciones de los conductores con la empresa se graban desde 2016) y serán claves para conocer el desarrollo de los hechos. De entrada, como explican fuentes del sindicato CUT (Colectivo Unitario de Trabajadores), la primera respuesta ante su petición de un relevo fue que en ese momento no había y que continuara el servicio. El chófer de la línea 23 continuó hasta el final de Grancasa, donde volvió a llamar insistiendo en que no estaba bien. "Le dijeron que todavía no había reserva, que se quedase ahí o que fuera sin viajeros hasta el paseo de Pamplona, que allí le esperaría un inspector", relatan. Cuando llegó, seguía sin haber reserva y el inspector se llevó el autobús. El conductor –"con un fuerte dolor en el pecho", como contó su compañero a HERALDO– fue andando hasta la cabina de Avanza en la plaza de Aragón, después a la mutua (estaba cerrada) y de ahí al hospital más cercano, el Provincial.

Al llegar, según su compañero, entregó su tarjeta sanitaria y dio su teléfono móvil. En ese momento llevaba una mochila con su cartera, documentación, la hoja de servicio del trabajo e incluso la recaudación del bus. Poco después, cuando le estaban tomando la tensión en el box de urgencias se desplomó y murió en el acto.

El hospital llamó a un fijo

Según fuentes sanitarias, como ni siquiera dio tiempo a ser examinado en la consulta, el caso se remitió al juzgado para que se determinara la causa de la muerte y ya no saben cómo se tramitó la comunicación a la familia. No obstante, según ha podido saber este periódico, trabajadores del centro sanitario llamaron a un teléfono fijo para informar de lo sucedido, sin que obtuvieran respuesta.

El juzgado, al parecer, ordenó que se llevara el cuerpo al IMLA. Al día siguiente, a través del amigo, su familia se enteró de dónde estaba, el hermano se personó en el juzgado y este autorizó el traslado del cuerpo al tanatorio de Servisa, donde fue identificado por su hermano y su compañero. "A lo mejor todo hubiera sido más sencillo si hubiesen llamado a la Policía", dijo.

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