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Lambán: "El pacto consistió en casar, hasta donde pudieran ceder, al PAR y a Podemos"

El socialista Javier Lambán repite como presidente del Gobierno de Aragón tras lograr un acuerdo de investidura entre PSOE, Podemos, CHA y PAR.

El presidente de la Comunidad autónoma de Aragón, el socialista Javier Lambán, este viernes, en su despacho del edificio Pignatelli.
El presidente de la Comunidad autónoma de Aragón, el socialista Javier Lambán, este viernes, en su despacho del edificio Pignatelli.
Guillermo Mestre

¿Qué ha sido lo más complicado de este acuerdo de gobierno a cuatro bandas?

La mayor dificultad era la entrada de Podemos al Gobierno, porque para el PAR entrañaba un problema de explicación a un sector de sus bases y de su electorado. Cuando, progresivamente, la decisión fue siendo bien explicada y recibida y el propio PAR entendió que la participación en el Ejecutivo de la formación morada era mayor garantía de gobernabilidad y de estabilidad todo fue bastante más sencillo.

¿Tuvo claro desde el principio que el modelo era un pacto cuatripartito o barajó otras fórmulas?

Se barajaron muchas opciones, no una sola. Entre ellas, la posibilidad de que Podemos apoyara solo desde fuera. Ellos lo descartaron desde el principio, al igual que el que solo estuvieran en segundos niveles. En realidad, todo consistía en casar, hasta donde pudieran aceptar y ceder, tanto al PAR como a Podemos. Una vez resuelto este problema, todo lo demás fue mucho más sencillo, tanto con CHA, con el que los aragonesistas no tenían ningún problema, como con IU, que tenía alguna duda y optó por apoyar desde fuera.

Javier Lambán, presidente del Gobierno de Aragón, desvela lo más complicado a la hora de formar el gobierno de esta nueva legislatura, así como las fortalezas y debilidades del cuatripartito. Además, comenta la opción que pudo surgir de pactar con Ciudadanos.

¿Qué falló para no pactar con Ciudadanos cuando era su primera opción?

Yo siempre he abogado por superar los frentismos y he apostado por la centralidad y la transversalidad, antes y después del 26 de mayo. Tras los resultados electorales, que creo que me legitimaron para encabezar una opción de gobierno, ratifiqué esa apuesta. Pensé que el entendimiento con Ciudadanos estaba al alcance de la mano por las señales y las conversaciones en años anteriores, porque al PAR le podía resultar más cómodo que con los otros dos partidos de la derecha, pero ante los requerimientos míos y los del propio Arturo Aliaga –presidente del PAR–, Cs nos dio con la puerta en las narices literalmente. No la dirección autonómica, que como todos saben no tiene capacidad de decisión ni margen de maniobra respecto a Madrid, pero sí la ejecutiva nacional de Ciudadanos y, particularmente, el señor Villegas. Intenté hablar con Albert Rivera, pero fue imposible. Hubiera sido la opción más sencilla, pero es que Ciudadanos no quiso y descartó cualquier acuerdo.

¿No exploró un acuerdo PSOE y Cs sin contar con el PAR?

Desde el primer momento dije que en cualquier combinación de gobierno estaría el PAR, necesariamente.

¿Llegó a hablar directamente con Albert Rivera?

No.

¿Cuáles son las fortalezas de este cuatripartito?

Dadas las peculiaridades propias de la Comunidad, solo el hecho de formular un Ejecutivo desde y para el autogobierno ya facilita un campo de juego amplísimo y permite ceder posiciones partidistas. Esto no es igual en otras autonomías, porque en Aragón defender e impulsar el autogobierno está tan arraigado en todos los partidos y ciudadanos que justifica ceder posiciones parciales desde el punto de vista ideológico. Por lo demás, la agenda política, económica, social y territorial está lo suficientemente bien definida para los próximos años como para que no resulte imposible armar un cuatripartito con fuerzas tan heterogéneas, pero muy coincidentes en la defensa del Estatuto, del modelo territorial y en los consensos básicos en las políticas sectoriales.

¿Y las debilidades?

En principio, que son cuatro partidos y la entrada de una formación que carece de experiencia en la gestión directa e institucional. Pero eso se cura con el tiempo. Y partiendo de que la colaboración legislativa y parlamentaria con Podemos en la pasada legislatura fue positiva, estoy seguro de que se superarán las dificultades y que funcionará el pragmatismo necesario en beneficio del conjunto de los aragoneses. El requisito para que funcione, aparte del mecanismo de seguimiento y de coordinación, es que exista confianza mutua, personal y política. Lo demás llegará por añadidura.

¿Y no teme que si no hay acuerdo a nivel nacional entre PSOE y Podemos existan serias dificultades para el funcionamiento natural de este Gobierno?

Una ventaja que tiene este Gobierno es que lo hemos pactado desde aquí, sin ningún tipo de sujeción o vinculación a la dinámica de la política nacional. De hecho, las decisiones finales y el cierre del acuerdo se produjeron en los peores momentos de las relaciones entre PSOE y Podemos a nivel estatal. No hubo contaminación ni injerencias. Es obvio que las buenas relaciones en Madrid no van a ser perjudiciales, pero lo que necesita este cuatripartito es lo mismo que necesita Aragón, que haya un Gobierno en España. Sería bueno para el conjunto del país y para la Comunidad, porque necesitamos tener presupuestos y desatascar muchos asuntos que no pueden demorarse y que son competencia de todos.

¿Es usted ahora más de centro que de izquierdas? ¿El pacto ha moderado algunas de las visiones que tenía?

Vamos a ver. Nadie ha renunciado a su ideología. Yo soy socialdemócrata y fui a las elecciones con un programa electoral que no se contradice lo más mínimo con el contenido del pacto de gobernabilidad que hemos suscrito las cuatro formaciones. Ya he dicho que antes y después del 26 de mayo yo aposté por la centralidad. Hay desafíos a nivel autonómico, nacional y europeo que se tienen que abordar de forma transversal o no tienen solución. Aragón tiene desafíos tan importantes que solo se pueden acometer desde el acuerdo con todos. En este pacto nadie renuncia a nada. Para un socialista, como decían Rubial y Rubalcaba, lo primero es España, lo segundo el PSOE y lo tercero, los dirigentes del partido. Y si hay contradicciones, lo primero siempre es optar por España y en Aragón, en mi caso.

¿Hay opciones entonces de tender la mano y recuperar el hilo con Ciudadanos e incluso con el PP?

Este gobierno cuatripartito tiene como punto de partido las 137 medidas que contiene el pacto y tiene la voluntad declarada de trascender su propio perímetro para llegar a acuerdos con el resto de los partidos, sobre todo en los asuntos clave y prioritarios para Aragón. Es evidente que muchos esfuerzos con Vox no vamos a hacer, porque está en las antípodas de lo que queremos, pero sí me gustaría a lo largo de la legislatura cerrar acuerdos con PP y con Ciudadanos, siempre que tengan claro que tienen poco que hacer si lo que pretenden es sabotear y fracturar a este gobierno. Este Ejecutivo tomará las decisiones de forma conjunta y no con pactos unilaterales con partidos de la oposición.

En este Gobierno hay un partido, Podemos, que a nivel nacional sigue hablando de presos políticos en España. ¿Qué pasará cuando se conozca la sentencia del ‘procés’ y tenga que pronunciarse el Ejecutivo de Aragón?

Las posiciones del presidente de este Gobierno y del PSOE están absolutamente claras. No es lo mismo en un ejecutivo autonómico hablar de cuestiones que le son de su competencia que de otras que son de ámbito nacional, pero les recuerdo que en estos últimos años y en relación al ‘procés’ Podemos-Aragón no ha provocado ni pronunciado ninguna estridencia ni salida de tono. La sensibilidad que se tiene en la Comunidad Autónoma a este respecto, en todos los partidos incluido Podemos, no es la misma que a nivel nacional o en otros territorios. Estoy seguro de que las estridencias en Aragón entre unos y otros sobre este asunto serán las mínimas posibles.

¿Y cómo va a ponderar o equilibrar la posición del PAR, que está por bajar los impuestos en general y por suprimir algunos, con la de Podemos, que está por subirlos?

Este Gobierno ha suscrito un acuerdo para que la presión fiscal esté por debajo de la media nacional. Nadie ha pedido incrementar impuestos de forma generalizada. El pacto habla de armonización fiscal en el conjunto de España y de una fiscalidad justa y progresiva y, sobre todo, de la necesidad de cubrir el coste de los servicios públicos en todo el territorio. Y respecto a Sucesiones, que es el que más polémica ha generado, se deja claro que no se modificará al alza. Limitaciones para aumentar la presión fiscal, todas. Para bajarla, ninguna.

¿Garantizará un trato de igualdad entre la Universidad de Zaragoza y la San Jorge y con la educación concertada y la pública?

En el caso de las universidades está totalmente hablado y garantizado en las propias negociaciones del acuerdo entre los cuatro partidos. Salvo discrepancias puntuales, no hubo problemas en la pasada legislatura y no los habrá en está. Y en el caso de la educación concertada, los puentes de diálogo y entendimiento están establecidos y funcionando en los últimos años. La convivencia es buena y la relación es respetuosa. En ambos casos, estos requisitos que fueron planteados por el PAR han sido aceptados por todas las formaciones.

Aunque con el PAR mantiene una relación prioritaria, ¿se siente cómodo con la llamada foto de Colón en la que estaban los aragonesistas?

Yo creo que esa foto fue un error político por parte de sus participantes y no sé a quién favoreció realmente, pero seguro que en las hemerotecas nadie encuentra una sola descalificación por mi parte por haber estado en aquella concentración.

El PSOE va a gobernar en Navarra con una coalición muy complicada y la abstención de Bildu. ¿Usted hubiera aceptado en esas condiciones?

Por un elemental deber de lealtad no me voy a pronunciar sobre las negociaciones de gobiernos autonómicos en los que está envuelto el PSOE. En el momento actual de la política española son opinables muchas de las alianzas que se producen, empezando las que hacen algunos con Vox, pero en estos momentos prefiero mantener una posición discreta y respetuosa con quienes buscan alternativas de gobierno, porque otra cosa podría ser hasta malentendida. Creo que en este país, los partidos constitucionalistas vamos a tener que plantearnos rápidamente cómo enfocamos el futuro de España y eliminamos vetos, cordones sanitarios y barreras entre nosotros. Sin ellos, seguramente, no hablaríamos de problemas como el que ustedes me preguntan.

¿Este cuatripartito podrá funcionar igual si no hay un Gobierno de Pedro Sánchez en España?

Insisto en que este Gobierno, a diferencia de lo que hubiera pasado con PP, Cs y Vox, se ha hecho desde aquí, de manera absolutamente autónoma y respondiendo a criterios aragoneses y aragonesistas. Ahora lo que más nos importa es que haya un Gobierno en España, que yo quiero que sea presidido por Pedro Sánchez. En los ocho meses que ha estado el PSOE en la Moncloa a Aragón no le ha ido mal y hay bases establecidas con el Ejecutivo central para que la relación, basada en la mutua lealtad, sea más fructífera que en ejercicios anteriores. Y lo segundo es que haya presupuestos y se desatasquen los asuntos.

Precisamente, fue el gobierno de Sánchez el que votó en contra de las mejoras de inversiones para Aragón en 2018 que propuso el PAR y salieron adelante con los votos de PP, Podemos y Cs.

Ya dije en su momento que no estaba de acuerdo con la postura del grupo socialista en el Congreso, que entendió que esas enmiendas eran una trampa que dejaba el PP tras la moción de censura. Y aunque en parte era verdad, creo sinceramente que el PSOE debió haber votado a favor de esas enmiendas. Pero eso es pasado y el Gobierno de Sánchez ha sido leal con Aragón y ha agilizado inversiones. Ahora necesitamos con urgencia que haya presupuestos generales del Estado para poder elaborar los de la Comunidad y poder impulsar proyectos y programas.

¿Cuál será su primera medida tras la toma de posesión?

Llamar al consejero o a la consejera de Hacienda y a su equipo y a la estructura del Departamento para que a velocidad de crucero se pongan a hacer unos presupuestos autonómicos para el próximo ejercicio y empezar a relanzar los asuntos vitales para el futuro de la Comunidad.

Por último, ¿usted considera que este cuatripartito es un gobierno de continuidad con el de PSOE-CHA?

En muchas políticas sí, porque se han pactado por todos en la pasada legislatura. Decía al principio que, entre otras cosas, se van a tener que desarrollar varias leyes que fueron aprobadas por los cuatro grupos que formamos el Gobierno. Hay un elenco de leyes y de políticas que fueron compartidas, incluso hubo varias que también estuvieron apoyadas por PP y por Ciudadanos. Continuidad estricta, no. Hay dos socios nuevos: Podemos y PAR.

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