Aragón

Valdano y Badiola, cara y cruz de la tragedia del Corona

El futbolista José Ramón Badiola estuvo a punto de perecer en el incendio y Jorge Valdano salvo la vida por negarse a venir a Zaragoza, Aunque tenía reservada habitación, no se alojó en el hotel aquel fatídico día.

José Ramón Badiola fichó por el Real Zaragoza la víspera del incendio del hotel Corona de Aragón
Archivo HERALDO

Jorge Valdano y José Ramón Badiola, dos jóvenes futbolistas que en 1979 jugaban en el Alavés, en Segunda División, representan la cara y la cruz de la tragedia del Corona. Ambos tenían habitación reservada en el hotel, junto a la directiva del equipo vasco, pero solo uno de ellos decidió pasar la noche en Zaragoza.

Valdano era uno de los jugadores que iban a incorporarse al cuadro zaragocista pero se hacía de rogar, había tenido un pequeño desencuentro con los directivos del Alavés y decidió retrasar su llegada, mientras que José Ramón Badiola (Ondárroa, 1956) firmó en las oficinas del club, entonces situadas en la calle de Requeté Aragonés –actual Cinco de Marzo–, el 11 de julio.

Aquel día se quedó en la ciudad y durmió en el hotel Corona de Aragón ­–también estaba previsto que Valdano se alojase allí esa noche-. En el establecimiento de cinco estrellas, el único de esa categoría que había entonces en la capital aragonesa estaban, además, el presidente del Alavés, Hipólito Lalastra; el gerente, José María Zárraga; y el secretario del club, Luis María Calvo.

A la mañana siguiente, Zárraga fue uno de los primeros en advertir el incendio. Avisó a sus compañeros, que como él se encontraban en habitaciones contiguas de la primera planta y salieron a la calle, a excepción de Badiola. Según el gerente, el jugador no contestó y al salir de su estancia, en lugar de bajar por las escaleras subió al segundo piso, desde donde saltó por una ventana.

Badiola sufrió un traumatismo craneoencefálico y un paro cardiaco. Se temió lo peor y fue trasladado el Hospital Provincial, donde se le practicó un masaje cardiaco. Después sería trasladado a la clínica Montpellier. El delantero se recuperaría de las heridas sufridas en el incendio pero ya no iba a ser el mismo.

Valdano y Badiola, cara y cruz de la tragedia
Heraldo

No pudo ser presentado oficialmente el 21 de julio en La Romareda, adonde acudieron sus padres y su novia invitados por el club, y se incorporó más tarde al equipo. Mientras Valdano iba acoplándose y creciendo en el Real Zaragoza, Badiola no lograba recuperar la forma y el juego que le habían confirmado como uno de los grandes delanteros del momento.

Jugó unos pocos partidos en el Zaragoza y en marzo de 1980 fue cedido al Elche. Estuvo ligado al club zaragocista hasta la temporada 81-82 y luego volvió al Alavés (82-83). Pero acabó dejando el fútbol. Badiola se retiró y hoy sigue padeciendo las secuelas del siniestro del Corona.

Valdano llegó a Zaragoza el 12 de julio por la mañana, sin saber lo que había ocurrido y se enteró de la tragedia en las oficinas del club. El argentino firmó por fin unos días más tarde, jugó cinco temporadas en el Real Zaragoza y se convirtió en una leyenda del fútbol. Se salvó de la tragedia por “un acto de rebeldía”, contaría después, y no haber venido a la capital aragonesa el mismo día que Badiola fichó por el club zaragocista.

En una entrevista publicada en HERALDO en 2006, Valdano contaba que nunca olvidará incendio del Corona porque “hace apenas un mes (enero de 2006), en México, se me acercó una persona y me dijo que sus padres habían dormido en una habitación del hotel Corona de Aragón reservada a nombre de Valdano. Murieron en el incendio".

No solo se salvo Valdano. Otro jugador tenía reservada una habitación aquel fatídico día: Juan Manuel Martínez ‘Casuco’. Fichó esa misma temporada por el Real Zaragoza y también se le esperaba para firmar en el mismo día que lo hizo Badiola. “Mi padre y yo, que íbamos en coche para firmar el contrato, dormimos en Teruel porque se nos hizo tarde. Nos salvó que la carretera estaba en obras, sobre todo el puerto de Paniza”, recordaría el exzaragocista en HERALDO unas décadas después.