Alergia: El enemigo silencioso

La ausencia de lluvias ha provocado el aumento de la polinización y el incremento de alérgicos, que no paran de crecer. 

Floración temprana en Zaragoza
Floración temprana en Zaragoza
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La falta de lluvia, el incremento continuado de las temperaturas de este invierno atípico como parte del cambio climático, y distintos factores genéricos están complicando mucho al 25% de la población en Aragón que padece algún tipo de alergia. Una enfermedad que según el último congreso de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (Seaic) se calcula que afectará en el año 2050 al 50% de la sociedad. Aunque Carlos Colás, jefe del Servicio de Alergología del Hospital Clínico de Zaragoza, centro de referencia en Aragón, y presidente de la Asociación Aragonesa de Alergia, no habla aún de estas cifras, sí destaca el incremento muy significativo en las últimas semanas de pacientes, «porque hace más calor, no llueve desde hace tiempo y ésto ha sido fundamental para una floración de cipreses muy intensa, tanto que ha superado la de los últimos quince años», porque se prolonga la temporada de polinización y por tanto su alergenicidad. Aumentan los casos y también su gravedad. La contaminación, los hábitos alimenticios y de higiene y los métodos de cultivo tienen mucho que ver con ello. Según los datos históricos, siempre en función de las precipitaciones, el 2015 y el 2017 fueron temporadas peores para los alérgicos al polen del ciprés y las arizónicas, mientras que el 2014, 2016 y 2018 registraron datos más suaves.

Carlos Colás explica que uno de cada cuatro aragoneses es alérgico (el 25% de la población), aunque no es fácil hacer estimaciones sobre el impacto real de las alergias, porque muchos afectados están sin diagnosticar, "y no tenemos encuestas de población general. Hicimos un estudio entre escolares en los que vimos que entre el 18% y el 20% de 10 a 14 años tiene síntomas compatibles con rinitis alérgica, y el impacto en la población general es parecida, entre el 18% y 22 % de los adultos, y el más común es el de la rinitis. La alergia más frecuente es al polen pero está aumentando más la alergia a los animales, a perros y gatos, porque cada vez se tienen más animales en casa y quienes tiene disposición para desarrollar la alergia lo hacen".

La OMS sitúa las alergias entre las seis patologías más frecuentes, y son la enfermedad crónica más común en la infancia. Es una afección del siglo XX, aunque «hoy han cambiado dos cosas, la prevalencia y que se ha hecho más grave; se han hecho alérgicos a más pólenes, lo que ha complicado mucho los tratamientos y se demandan más asistencia. Se tiene más conciencia social sobre ella, pero las cifras en Aragón han aumentado de forma alarmante en el último cuarto de siglo.

No es fácil precisar datos de la asiduidad con que se presentan las distintas alergias porque hay disparidad de resultados según los estudios y las zonas geográficas. La alergia tiene un componente hereditario importante y si una persona tiene un progenitor alérgico, tiene un 30% de probabilidades de desarrollarla; y si lo son el padre y la madre, el doble. Pero los genes no lo son todo ni han cambiado en los últimos años, y los alergólogos sospechan que es la epigenética, el poder del medioambiente para influir en el ADN que hace que unos genes se expresen y otros se silencien, una de las razones para que crezca el número de alérgicos. Entre los motivos se apunta al modo de vida y a la ornamentación que, cada vez más, se presenta en las viviendas con zonas ajardinadas, donde hay muchas cupresáceas, que son más tipo arbusto, y cipreses que rodean las casas o zonas comunitarias con los vecinos.

El ciprés

Aragón y, concretamente, Zaragoza se encuentran en la zona media baja de presencia de polen de ciprés, mientras que respecto al plátano la capital aragonesa es una de las que más concentración presenta cuando llega la campaña. En Zaragoza, el viento puede motivar mucho el movimiento de polen y remover en el ambiente esa alergia, y sobre todo hay que tener especial cuidado con los parques y las zonas ajardinadas. Además, el polen del ciprés ha pasado de ser un polen irrelevante a colarse en importancia en el tercer o cuarto puesto. «También, un problema al que nos enfrentamos son los pacientes alérgicos a la familia de las amarantáceas, conocidas como ‘capitanas’ que todas producen el mismo tipo de polen y tiene un periodo de polinización muy amplio», indica el doctor Colás, «porque son muchas que se suceden en el tiempo y dura toda la primavera, verano y hasta principios de otoño, y los pacientes pueden tener síntomas de alguna de estas familias de las amarantáceas»,

Para el jefe del Servicio de Alergología del Clínico el crecimiento del 20% de prevalencia de la enfermedad se ralentiza mucho porque las personas más susceptibles ya la han desarrollado y las que no tienen unas condiciones muy adversas para desarrollarla. "Cuando cambió el estilo de vida entre los años 50 y 80 del siglo XX el crecimiento fue muy fuerte, pero a menudo que se han asimilado los cambios sociales es más suave y en este cambio de siglo al XXI se ha suavizado de forma importante. Sigue habiendo mucho y no vamos a menos sino a más, pero está más controlado". Indica, también, que ahora los síntomas de la enfermedad se reconocen más fácilmente, "hay más información y se sabe la huella que tiene en la calidad de vida y en la actividad de los pacientes". Respecto al impacto económico de la enfermedad, se estima que supera los 1.500 millones en España, "que ya es mucho. Y sólo sobre costes directos, de atención sanitaria y medicación, porque los indirectos duplican o triplican esta cantidad. Porque, ¿cómo cuantificas las ausencias en el trabajo o la baja rentabilidad laboral o en los niños, sus problemas escolares. Es muy difícil traducirlo a cifras".

Entre los factores que han llevado a aumentar el número de afectados están las llamadas teoría de la higiene y del diesel. La primera advierte de que ahora vivimos en un mundo cada vez más aséptico y con menos diversidad de bacterias, al cual contribuyen desde la industria alimentaria hasta las vacunas y los antibióticos y cada vez hay menos enfermedades infecciosas pero más inmunes, y los expertos explican que el exceso de higiene provoca que el sistema inmunitario se vuelva holgazán.

Las enfermedades alérgicas son una patología en alza, pero afortunadamente la investigación ha sufrido también una progresión exponencial que hace que miremos como lejanas pautas que seguíamos hace solo diez años. Respecto a los tratamiento, los expertos explican que patologías como el asma grave, la urticaria crónica y la dermatitis atópica tienen ya alternativas a tratamientos como los corticoides, mientras que las tradicionales vacunas (inmunoterapia específica) con alérgenos han mejorado gracias a soluciones innovadoras (modificación de los alérgenos, uso de nuevos adyuvantes).

A los 30 años.

Carlos Colás indica que cada vez hay más aragoneses tienen sus primeros síntomas en la edad adulta, un 40% pasados los 30 años y destaca la complejidad de la prevalencia de alergias entre los pacientes que tienen rinitis y asma, porque además se une la alergia a los animales, especialmente perros y gatos, "según el informe Alergológica 2015 en la que se determina que el 40% de personas con alergia tienen animales en casa, mientras que la población general no. Es algo curioso y en una encuesta hecha en más de 3.000 pacientes".

Los estudios de polinosis llevados a cabo en la década de los 90 demostraban que sólo un 5% de los alérgicos a pólenes estaban sensibilizados a cupresáceas. Sin embargo, los datos actuales indican que este tipo de alergia oscila entre el 25% del total de alérgicos a pólenes en pequeñas ciudades, al 40% en grandes poblaciones, como, Barcelona o Sevilla, explica el doctor Ángel Moral, presidente del Comité de Aerobiología de la Seiac. De hecho, este tipo de patología ya se considera la tercera causa de alergia por pólenes después de las gramíneas y el olivo. Las cupresáceas, cipreses y arizónicas, principalmente, son un tipo de planta de hoja perenne que en España se encuentran de manera muy frecuente en parques, jardines y comunidades de vecinos. Un modelo de uso que ha favorecido el aumento de la incidencia de este tipo de alergia en las últimas décadas convirtiéndose en uno de los más importante por culpa del cambio climático y del aumento de la contaminación, entre otros factores.

Muchos asocian las alergias a procesos molestos pero banales. Sin embargo, las alergias implican limitaciones para la vida cotidiana, alteraciones del sueño y, en ocasiones, riesgos para la vida. Rinitis, asma y urticaria, por ejemplo, empeoran por la noche y complican el sueño, de modo que quienes sufren rinitis tienen el doble de riesgo de padecer apneas de sueño o somnolencia durante el día, lo que a su vez conlleva más riesgo de accidentes, explican los alergólogos. Por eso su consejo es no resignarse y acudir a un especialista para hacer un diagnóstico preciso del tipo de alergia y tratarla. Porque, como destaca el doctor Colás, "uno de cada cuatro niños y más de un tercio de los adultos que sufren rinitis alérgica desarrollarán asma".

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