Cariñena es el único municipio y la única denominación de origen que cuenta con una variedad de uva del mismo nombre. Y quiere darle valor. Por eso, cuando el nuevo presidente de la mayor D. O. aragonesa, Ignacio Casamitjana, tomó posesión del cargo en 2017 dejó claro que uno de sus objetivos prioritarios era impulsar una declaración internacional que la convirtiera en la sede mundial de esta uva.

Desde entonces no han dejado de darse pasos por ese camino. Y en este recorrido, Bodegas Care se ha situado en los puestos de cabeza «de la recuperación y promoción de la uva cariñena, una de las variedades más antiguas de España y autóctona de Cariñena», señala su propietario, Nacho Lázaro.

Care comenzó esta andadura hace dos años, cuando el enólogo Óscar Martínez llegó a la bodega. «Uno de sus deseos y inquietudes era trabajar con esta uva», explica Lázaro, que recuerda que esta variedad es muy delicada frente a las enfermedades por lo que en su tiempo, con la llegada de las variedades francesas, fue sustituyéndose por tempranillo.

Para empezar, esta bodega, situada en la localidad de Cariñena, apenas tenía una hectárea ocupada por esta variedad por lo que decidió arrendar otras 10 hectáreas un agricultor de la sierra de Aguarón cuyos viñedos tienen entre 30 y 65 años.

«Comenzamos a trabajar en dos tipos de suelos, ambos situados a entre 650 y 750 metros, uno más pedregoso y el otro más arcilloso», señala el propietario de Care. En 2017 obtuvieron la primera cosecha, pero «fue más bien una vendimia de aterrizaje», por lo que ha sido la producción de la pasada campaña la que servirá para sacar adelante su primer vino, de nombre Careñena.

«Para este proyecto, que está ligado también al centenario de Ordesa, la bodega cuenta con la colaboración de un grupo formado por ocho personas relacionadas con el mundo del vino desde diferentes ámbitos: sumilleres, enólogos, maitres, diseñadores, periodistas especializados, tiendas gourmet y académicos de la Academia Aragonesa de Gastronomía. Un equipo de trabajo, apunta Lázaro, que tiene como misión «crear un vino excepcional de uva cariñena que será de los pocos monovarietales elaborados en España con esta uva originaria de Aragón».

Dos vinos

El caldo ya está en barrica. «Vamos a ir definiendo los tiempos, viendo los perfiles de cada parcela para que el producto sea lo más puro y con la menor intervención posible», explica el responsable de Bodegas Care, que reconoce que inicialmente el deseo de sus creadores es que el nuevo tenga crianza, «pero tampoco mucho porque el consumidor no demanda mucha madera». De todos modos, ya lo van teniendo claro, asegura Lázaro, que explica que en 2017 hicieron pruebas en barrica francesa y con distintos tostados, una experiencia que ya les marcó el camino a seguir.

Bodegas Care hará dos vinos bajo la marca Careñena. Uno de ellos, de los que se lanzarán unas 2.500 botellas, saldrá «de los lotes más especiales». El segundo, del que se elaborarán unas 10.000 botellas, tendrá «un perfil más amable, menos intenso».

Esta bodega, integrada en la denominación de origen más grande y antigua de Aragón, no descarta ampliar la superficie de viñedo dedicada a esta variedad, porque, como asegura su propietario, «el mercado consume cada vez más vinos de calidad, y las variedades autóctonas y características son ahora las más demandadas». Pero Lázaro no quiere aventurar cifras, quiere ir poco a poco y matiza que serán las exigencia del mercado las que irán diciendo «cómo tenemos que ampliar, dónde y cuánto».

Son los primeros pasos, pero Bodegas Care quiere ir incluso más allá. Su propietario recuerda que la uva cariñena tiene también una «versión blanca» y adelanta que «también con ella vamos a trabajar y a comenzar a analizar sus posibilidades».