Sara Giménez: "Mis compañeras de clase no gitanas no tenían que pelear por querer hacer la Selectividad como yo"

En su ADN está romper moldes. Fue la primera gitana de Huesca que decidió estudiar, se hizo abogada, pelea desde hace 18 años por la igualdad de su pueblo y es la voz de España contra el racismo en el Consejo de Europa

Sara Giménez, en la sede del Colegio de Abogados de Huesca
Sara Giménez, en la sede del Colegio de Abogados de Huesca
Rafael Gobantes

Se habla siempre de la dificultad que tienen las mujeres para conseguir la igualdad. Siendo además gitana, ¿el problema se complica el doble?

Claramente. Si unimos la condición del género a la étnica, tenemos más barreras en esa promoción por la igualdad. Por un lado tenemos que luchar con ese perjuicio o estereotipo con el que te mira la sociedad en general por ser gitana, y luego con los propios roles de género que priman en la sociedad y con los que vienen atribuidos a las propias mujeres gitanas.

¿Ha perdido la cuenta de las barreras que ha roto ya?

Yo creo que ya van muchas, aunque no eres consciente hasta pasado el tiempo. Vengo de una familia gitana oscense normal que se dedica a la venta ambulante, soy la chica después de dos niños y la que decide querer estudiar, irse a Zaragoza, hacer Derecho... No era muy consciente hasta que empecé a ver que mis compañeras no gitanas no vivían para nada esa situación, que no tenían que dar explicaciones por estudiar ni pelear por querer hacer la Selectividad, por ejemplo.

¿Eligió el camino difícil para una comunidad gitana?

Suelo elegir caminos difíciles porque creo muchísimo en la igualdad real y veo que hay tantos temas sin resolver... Mi familia intentó convencerme para estudiar Magisterio en Huesca, pero yo elegí Derecho. Me guie por el entorno no gitano con el que me relacionaba en el colegio y en el instituto ya que unas amigas también querían hacerlo. Pero inconscientemente también me fui sensibilizando desde pequeña porque en mi casa veía, por ejemplo, los problemas que tenía mi hermano para alquilar una vivienda. Eran cosas que no sabía identificar bien por mi edad, pero ya no me cuadraban. Mi familia hizo un esfuerzo económico y mental y apostaron por mí, y por eso siempre les doy gracias.

En los 18 años que lleva ya luchando por la igualdad dentro de la Fundación Secretariado Gitano, ¿ha habido avances o todo va demasiado lento?

El pueblo gitano ha evolucionado porque, por ejemplo, la tesitura que yo pasé para estudiar está superada y ahora hay una nueva generación que ya no sufre ese cuestionamiento. Además, me pone contenta la evolución de la mujer gitana, que es más autónoma. Pero me gustaría que todo avanzase más rápido. Hemos resuelto los niveles de escolarización de la comunidad gitana, pero el fracaso escolar afecta aún al 64%. Eso me hiere en el alma porque creo que condiciona la vida de la juventud. Por eso, quedan un montón de retos pendientes como dar el salto a puestos de responsabilidad y de participación activa en la sociedad y, sobre todo, romper con los perjuicios y estereotipos porque hoy en día decir la palabra ‘gitano’ o ‘gitana’ sigue siendo como un virus que automáticamente genera rechazo.

Enarbolar esa bandera conlleva una gran carga de responsabilidad. ¿Alguna vez le ha podido?

Lucho por una igualdad muy integral no solo del pueblo gitano, también de la mujer, del colectivo Lgtbi, de los discapacitados y de todos los grupos vulnerables. Es una carga porque tengo que ser perfecta para gitanos y no gitanos. Pero me da energía ser referente sobre todo para las niñas gitanas y ver que contribuyo un poquito a que la sociedad mejore. Aunque de vez en cuando necesito buscar un espacio de serenidad y estar a solas con los míos, porque mi familia es mi norte.

Es la voz de España en el Consejo de Europa contra el racismo. ¿Qué le ha aportado este salto internacional?

Muchísima información, responsabilidad y luego una visión muy amplia de la igualdad y la intolerancia en 47 Estados. Te das cuenta de que España ha sido un referente a nivel de políticas inclusivas, pero también me sirve para ver qué buenas prácticas hacen en otros países para proponerlas al Estado español.

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