Según datos de la FAO, solo en la Unión Europea se desperdicia una media de 173 kilos anuales de alimentos por ciudadano. Y en la cadena de suministro, desde el productor hasta el distribuidor pasando por la industria, se podría perder en todo el mundo hasta un tercio de los alimentos destinados al consumo humano.

Para intentar reducir estas cifras, el Grupo Operativo Go Savefood, en el que participan asociaciones de industrias alimentarias de ocho comunidades autónomas, entre ellas la Asociación de Industrias de Alimentación de Aragón (AIAA) ha realizado un estudio entre más de un centenar de industrias agroalimentarias.

La Asociación de Industrias de Alimentación de Aragón apuesta por la innovación y la tecnología 4.0, optimizando las tecnologías ya disponibles, para avanzar en la reducción de las pérdidas alimentarias. También resulta necesario profundizar en la concienciación del sector y de la sociedad en general sobre este problema. «De hecho, este ha sido el primer estudio que se ha realizado entre el sector de la industria. Hasta ahora se habían enfocado en los hábitos de los consumidores finales, cada vez más exigentes y sensibilizados. Ahora tenemos datos para tomar decisiones adecuadas en todos los eslabones de la cadena», indica el gerente de la AIAA, José Ignacio Domingo.

El estudio analiza las mermas o deterioros en tres áreas que corresponden a las distintas fases por las que atraviesan los alimentos: la recepción de la materia prima, la transformación y la obtención del producto terminado.

En lo que respecta a la primera fase, concluye que las principales mermas tienen que ver con el incumplimiento de los requerimientos de calidad organoléptica y de seguridad alimentaria establecidos. «Las exigencias son muy elevadas para garantizar que no haya ningún problema. Por supuesto, no se trata de relajar estos criterios para reducir la cantidad de desperdicios, sino de trabajar de la mano de los productores y proveedores y de ayudarles a implementar procesos que hagan que los productos se ajusten a lo establecido», explica Ignacio Domingo.

Según el estudio, durante el proceso de transformación, el 56 % de las empresas encuestadas destacan que buena parte de las mermas se producen durante el manipulado y procesado interno (debido a tratamientos mecánicos, térmicos, biológicos, etc.), por ello, la apuesta, según la propia industria, ha de ser la innovación en estos procesos.

En el análisis relativo al producto terminado, el 62% de los encuestados asegura que la mayor cantidad de pérdidas se produce por devoluciones de clientes. Las roturas y la caducidad de los productos son otras de las causas más frecuentes. «Por ello, es necesario concienciar también a los proveedores colaterales, como puede ser el sector logístico, de su papel en este aspecto», afirma Domingo.

Este trabajo ha puesto también de manifiesto que, aunque en la fabricación se siguen produciendo pérdidas, éstas se han reducido considerablemente en los últimos años gracias a la optimización y mejoras introducidas en los procesos productivos de la industria alimentaria.

Alimentación animal

«Aunque los datos son muy llamativos, es necesario aclarar que cuando hablamos de desperdicios, no significa que todo vaya a la basura o se pierda. Se habla de productos que, por calidad o seguridad, no son aptos para el consumo humano», explica el gerente de la AIAA.

En torno al 60% de los desperdicios que se generan en la recepción de las materias primas, en la transformación y en el manipulado externo y almacenamiento se destinan principalmente a la alimentación animal, aunque también a desechos y descartes.

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