El Ebro suma fuerzas con el objetivo de frenar el riesgo de inundación

Agentes sociales y administraciones están trabajando conjuntamente en el proyecto Ebro Resilience, una propuesta que se presentará en septiembre a la convocatoria Life de la Unión Europea.

Esta pasada primavera, varios municipios de la ribera resultaron afectados por la crecida.
Esta pasada primavera, varios municipios de la ribera resultaron afectados por la crecida.
Raquel Labodía

Afectados por las riadas, ecologistas, ayuntamientos y gobiernos de las comunidades afectadas. Todos ellos se han unido por un frente común: mitigar el impacto de las crecidas del río Ebro.  Bajo este objetivo, nace el proyecto Ebro Resilience, liderado por el ministerio de Transición Ecológica, a través de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), y en coordinación con las comunidades autónomas de Aragón, La Rioja y Navarra. Un proyecto que busca “recabar el mayor consenso posible entre las administraciones y la población ribereña”, aseguran desde la organización.

Implicar a todos los agentes sociales es el objetivo de este proyecto que se ha organizado en esta primera fase en dos partes. Durante el mes de mayo, se celebraron los primeros contactos con los ayuntamientos a modo de presentación y, en el último mes, se han llevado a cabo unas sesiones abiertas a todas las personas que quisiesen participar con el propósito de escuchar las propuestas de los implicados. Todas las sugerencias y aportaciones se están canalizando no solo en estas reuniones, celebradas en Alagón (Zaragoza), Sotos de Alfaro (La Rioja) y Lourdes de Tudela (Navarra), sino también a través de la página web del proyecto con la finalidad de construir un debate plural sobre qué tipo de río es el que se quiere ‘construir’.

“Es un momento de consenso, participación y apoyo a un proyecto que pretende aglutinar todas las visiones -explican desde la CHE-, eso sí respetando siempre las directrices que marca la Unión Europea en su ‘Plan de gestión de riesgo de inundación’”. Hasta la fecha, la implicación por parte de los afectados es enorme, atestiguan desde la organización, “es un hito ver a determinados agentes sociales hablando juntos”, aseguran.

Por ahora, las líneas de actuación no están cerradas. “Es tiempo de escuchar, todas las propuestas se valorarán y se contestarán”. De esta forma el proyecto, que se presentará en septiembre a la convocatoria Life de la Unión Europea para optar a su financiación, busca el mayor consenso posible, ya que, según declaran desde la CHE, “es la única forma de conseguir el apoyo de Europa”.

¿En qué consiste?

El objetivo principal que persigue el Ebro Resilience es, si consigue la financiación de la Unión Europea, la implantación entre 2020 y 2027 de diversas medidas en el tramo medio del río, considerado como área de alta probabilidad de inundación. En concreto se pretende actuar entre Logroño y La Zaida (Zaragoza), ya en la comarca de la Ribera Baja del Ebro. Todo un tramo que en las últimas décadas ha sufrido enormes afecciones durante los episodios de avenida, como los que se vivieron esta pasada primavera.

Este proyecto busca, asimismo, encontrar una solución a un tramo que, además, cuenta con unos valores ambientales importantes, ya que dos terceras partes son espacios protegidos y en ella viven diversas especies protegidas e, incluso, en peligro de extinción.

“Actualmente, se destina más presupuesto a la reparación de las afecciones que a proyectos de prevención”, añaden desde la organización. El Ebro Resilience pretende acabar con esta tendencia y marcar una línea de trabajo que apueste por la preparación.

De esta forma, el proyecto se ha dividido en seis áreas: desarrollar un programa de concienciación en la gestión de los riesgos de inundación; apostar por la recuperación del espacio fluvial, la optimización de los elementos de defensa longitudinales existentes y la mejora de la capacidad hidráulica del río; adaptar los elementos vulnerables al riesgo de inundación como las actividades agropecuarias, edificaciones, instalaciones o servicios esenciales; implantar los objetivos ambientales de la Directiva Marco del Agua, mediante la recuperación de la continuidad longitudinal fluvial y la mejora de la calidad del agua; contribuir al cumplimiento de los objetivos de la Directiva de Hábitats y Especies, a través de la protección de los hábitats para especies en peligro de extinción y del control de especies exóticas invasoras; y, por último, crear  una actuación piloto para el establecimiento de un banco de hábitats en el eje del Ebro.

Recuperación del Arga

El proyecto pretende seguir los pasos de la actuación llevada a cabo en el tramo bajo del río Arga, en Funes (Navarra). Se trata de uno de los proyectos de restauración fluvial más importantes de España, donde se sumaron acciones de reducción de daños por inundación y de recuperación de ecosistemas, a través del PIMA-Adapta (Plan de Impulso al Medio Ambiente para la Adaptación al Cambio Climático en España) del ministerio.

Por el momento, solo toca esperar. En diciembre, se conocerá si la propuesta ha sido preseleccionada, pero será en abril de 2019 cuando se comunique su aprobación definitiva. “Las visiones son diferentes, pero el objetivo es común”, aseguran desde la CHE, que con la redacción de este proyecto se pretende entre todos acercar posturas y construir el Ebro del consenso.

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