"Los pueblos se han salvado, pero el agua ha hecho muchísimo daño en las huertas y en las granjas"

Los alcaldes prevén que solo en esta zona sean más de 3.000 las hectáreas de cultivo anegadas por la crecida del Ebro.

Imagen tomada ayer de la huerta de Novillas cubierta por el agua, en la ribera alta del Ebro.
"Los pueblos se han salvado, pero el agua ha hecho muchísimo daño en las huertas y en las granjas"
José Miguel Marco

La crecida extraordinaria del Ebro no ha afectado este año a los cascos urbanos de las poblaciones de la ribera alta del Ebro, pero ha causado un daño importante a la agricultura y la ganadería de la zona. Según un primer balance de urgencia hecho ayer por los responsables municipales de las principales localidades de la ribera alta, el agua ha anegado más de 3.000 hectáreas de cultivos de todo tipo y ha afectado a infraestructuras ganaderas.

José Ayesa, alcalde de Novillas, cifró en unas 1.500 las hectáreas de huerta y cultivos que están en este momento inundadas por las aguas del río. "En la ribera alta, esta crecida ha sido menor que la de 2015. Se han salvado los cascos urbanos, pero el agua ha hecho muchísimo daño a la agricultura y la ganadería de la zona", aseguró ayer. "Hasta que no baje el nivel del agua que anega los cultivos –dijo– no se pueden dar datos más precisos. Ahora los daños no se aprecian bien; solo se ve que están todos los campos inundados". Las pérdidas, explicó el munícipe de Novillas, serán más o menos cuantiosas dependiendo del tiempo que permanezcan las aguas inundando los cultivos.

En Pradilla, su alcalde, Luis Eduardo Moncín, cifró en unas 300 las hectáreas agrícolas afectadas. Un volumen similar al que avanzó el alcalde de Alcalá, José Miguel Achón, que calculó en 300-400 las hectáreas anegadas en su localidad. "La cifra es provisional –explicó– pueden ser cientos de hectáreas de huerta, trigo y alfalfa las que se han echado a perder". En Luceni, las afecciones a la agricultura también han sido cuantiosas. Ana María Arellano, alcaldesa del municipio, cifró en 300 las hectáreas de alfalfa y cereal que están inundadas en este momento en la localidad. En el caso de Boquiñeni, esta cifra podría elevarse hasta las 450-500 hectáreas de cultivos, según avanzó ayer el regidor, Miguel Ángel Sanjuán.

Por su parte, María Carmen Lázaro, alcaldesa de Cabañas, aseguró que en la localidad ribereña también se han visto afectadas cientos de hectáreas de huerta y cultivos, pero explicó que aún no han sido cuantificadas.

Granjas inundadas

No solo la agricultura ha resultado afectada por la avenida del Ebro. También las granjas ubicadas en diferentes localidades de la ribera alta han quedado cubiertas por el agua del río.

En Novillas tuvieron que ser desalojadas, antes de que llegara la crecida, 4 granjas (dos de vacuno, una de cerdos y otra de ovejas). Los animales se salvaron, apuntó Ayesa, pero las instalaciones ganaderas siguen inundadas. En Pradilla también fueron evacuadas dos granjas de la zona (una de cerdos y la otra de vacuno). El desalojo, explicó Moncín, se hizo por precaución, para evitar que los animales sufrieran daños, aunque finalmente el agua no llegó a inundar las infraestructuras. Tampoco en Boquiñeni se han visto dañadas las granjas de la localidad, según apuntó ayer Sanjuán, aunque algún ganadero optó por evacuar a los animales por precaución.

Sobre las pérdidas económicas que la crecida del Ebro ha podido causar aún es prematuro hablar de cuantías. No obstante, el consejero de Presidencia del Gobierno de Aragón, Vicente Guillén, confió ayer en que estas poblaciones afectadas sean incluidas en el decreto de zonas de urgente actuación avanzado el sábado en Zaragoza por la ministra de Agricultura, Isabel García Tejerina y puedan accede a las ayudas que de él se deriven.

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