Más de 57.000 aragoneses viven en familias monoparentales con hijos menores de 25 años

Un 75% de ellas están encabezadas por mujeres, que sufren más paro y precariedad laboral, lo que dispara el riesgo de pobreza, según un estudio encargado por la DGA

Un 70% de las familias monoparentales aragonesas viven en zonas urbanas
Un 70% de las familias monoparentales aragonesas viven en zonas urbanas
Maite Fernández/Heraldo

Están encabezadas por una mujer en 3 de cada 4 casos, la mayoría viven en zonas urbanas y tienen uno o dos hijos menores a su cargo. Este es el perfil más habitual de las familias monoparentales en Aragón, según un estudio elaborado por la Fundación Tomillo por encargo del Gobierno de Aragón que se ha presentado este jueves en Zaragoza.

En él se alerta de la monoparentalidad como "factor que predispone a la vulnerabilidad y a la exclusión social", como consecuencia de la especial dificultad de conciliar la vida laboral y familiar en estas circunstancias. Una situación que se ve agravada, advierte el informe, por la percepción que tienen de que falta visibilidad en la sociedad y hay una escasa sensibilidad sobre su situación, que también se da en las administraciones.

Esta estructura familiar es cada vez más habitual y en la Comunidad la cifra se eleva, según este informe, a 57.122 personas que viven en un hogar monoparental con hijos menores de 25 años. Casi la mitad de ellas, 26.767, tienen dos hijos, y las segundas que más abundan son las de uno (24.598). En otras 4.629 hay tres descendientes, y hasta en 240 casos una madre o un padre debe ocuparse en solitario de seis hijos.

Son algunos de los datos que arroja el estudio que han presentado la directora general de Igualdad y Familias de la DGA, Teresa Sevillano, y Marta Castillo, responsable de proyectos del área de Estudios e Innovación social en la Fundación Tomillo, adjudicataria del concurso que convocó el Departamento de Ciudadanía y Derechos Sociales para disponer de una radiografía completa y contextualizada de este sector de la población.

Así, durante cinco meses se ha analizado el alcance de esta realidad social, sus efectos y las políticas públicas que se pueden poner en marcha para paliar los problemas que sufre, aunque Castillo ha aclarado que desde el Gobierno de Aragón "ya existe ese impulso".

Para abordar este trabajo, se han basado en estadísticas oficiales (EPA, Encuesta de Condiciones de Vida y censo de viviendas, que se actualizó por última vez en 2011, lo que supone una limitación, reconoce Castillo), entrevistas a representantes de la Administración autonómica, el observatorio de la Desigualdad de Aragón y asociaciones, encuestas a 66 entidades sociales y un estudio de las políticas en esta materia que se desarrollan en Andalucía, Cataluña, Comunidad Valenciana, Madrid y País Vasco.

Dos bloques muy diferentes

Según ha explicado Marta Castillo, el análisis de las estadísticas permite distinguir dos grandes bloques de familias monoparentales: la ya citada, de mujeres u hombres de entre 40 y 50 años con hijos a su cargo, y otro grupo casi igual de numeroso integrado por mayores de entre 75 y 85 años (la mayoría mujeres) que viven con un hijo adulto que, en este caso, no depende de su progenitor, sino que le cuida. Son otras 52.461 unidades de convivencia. "Nos ha sorprendido porque son muy poco visibles", ha comentado la responsable del estudio, ya que la concepción que tiene la sociedad aragonesa de familia monoparental no se asocia a un hijo que cuida de su padre o madre.

Estos dos grupos también presentan grandes diferencias respecto a su lugar de residencia. Casi un 70% de las que tienen hijos a su cargo viven en núcleos urbanos y el 58% de todas las de Aragón se concentran en Zaragoza capital. Solo un 8% viven en poblaciones de menos de 2.000 habitantes, y es en esas localidades donde más abundan las de madres o padres mayores.

El acceso al mercado laboral es uno de los grandes problemas de las familias monoparentales y la brecha de género que afecta a las mujeres en general se agranda en estos casos. Si la tasa de paro femenino en Aragón es del 15,1%, para las madres solas se eleva al 20,1%, aunque los hombres con hijos a cargo también tienen más difícil conseguir un trabajo que no los que no se encuentran en esta situación.

El riesgo de pobreza se dispara

Además, los empleos a los que acceden son más precarios: sufren una temporalidad mayor (35,6), tienen más jornadas parciales (23,2%) y también superan al promedio en subempleo y en segundos empleos, "porque con el primero no llegan a cubrir las necesidades del hogar y los hijos", ha comentado Marta Castillo.

Todas estas circunstancias hacen que la renta media de estas familias sea un 27% inferior a la media, lo que se traduce en 7.642 euros menos de promedio al año, algo que acrecienta su riesgo de pobreza, que afecta a casi una de cada cuatro (un 23,7%, ocho puntos más que el conjunto de la población). Y si se tienen en cuenta las mediciones de la UE, esta tasa se dispara al 37,1%, "una barbaridad", según Castillo.

Esta situación también tiene efectos sociales, emocionales y consecuencias en la salud, "no solo de los progenitores, sino también de los hijos", ha advertido la responsable del estudio, que ha citado la fatiga, el agotamiento, el estrés..., agravados a su vez por la consideración social. En este sentido, ha recordado que "persisten valoraciones morales y prejuicios negativos sobre las circunstancias que les han conducido a esta situación". Y ha señalado que a menudo los hijos "sienten también el problema de estar en una familia que no es la típica", algo que afecta a su rendimiento escolar y que puede acarrear problemas psicológicos, ya que "reciben también el impacto de la fatiga del padre o la madre".

No obstante, de las encuestas entre entidades sociales se desprende que en los últimos años ha mejorado la visibilidad y "normalización" de estas familias, si bien falta reconocimiento social y legal. En este sentido, las principales demandas de este colectivo pasan por una mayor atención de la sociedad y los poderes públicos, facilidades y recursos para conciliar su vida familiar y laboral, medidas de flexibilidad de las empresas y los servicios públicos, incentivar su contratación, darles prioridad en el acceso a la vivienda...

"No piden ayudas económicas directas, sino un reconocimiento de su estatus, dignificación, justicia y que se les facilite la vida", ha resumida Marta Castillo, que ha recordado que estas medidas y políticas específicas requieren del trabajo conjunto de distintos agentes: el Gobierno autonómico, municipios, comarcas, empresas...

Las medidas de la DGA

A este respecto, la directora general de Igualdad y Familias ha anunciado que en el último trimestre de este año se creará por fin en Aragón el carné de familia monoparental, que les facilitará muchos trámites, como solicitar una plaza escolar o una beca, al reconocer su situación y les dará determinadas ventajas.

Además, esta acreditación les permitirá, por ejemplo, tener acceso preferente a las ayudas de vivienda y también podría servir para acogerse a los beneficios y ventajas que establezca la regulación estatal de este modelo de familia que reclama la DGA. Recientemente el Gobierno central anunció que equipará las familias monoparentales a las numerosas, pero solo para aquellas con dos hijos, lo que, según asociaciones como Amasol, deja fuera a gran parte del colectivo.

Teresa Sevillano ha indicado que la DGA mantendrá las líneas de subvenciones ya existentes y que se pretende "intensificar la coordinación" entre todos los departamentos y agentes implicados en la atención a estas familias, dado que se trata de un tema "trasversal".

La directora general también ha aclarado que estas medidas no afectan a las monoparentales formadas por un adulto que cuida de un progenitor mayor, dado que en este caso las competencias corresponden al Instituto Aragonés de Servicios Sociales (IASS).

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