Heraldo del Campo

Un jardín en el que solo florecen malas hierbas

El jardín botánico del CITA cuenta con más de 260 especies arvenses diferentes cuyo fin último es la investigación para poder estudiarlas y combatirlas en campo.

Miembros del equipo de Malherbología del CITA, responsables del jardín.
Miembros del equipo de Malherbología del CITA, responsables del jardín.
Guillermo Mestre

A mediados de los años 70, un grupo de miembros de la Asociación para la Investigación de la Mejora del Cultivo de la Remolacha Azucarera (AIMCRA) puso en marcha un interesante proyecto. Cansados de ver cómo las malas hierbas amenazaban sus cosechas un año sí y otro no, decidieron combatirlas de la mejor manera que sabían, estudiando a fondo su desarrollo, desde su nacimiento, cuando la mala hierba es solo una plántula. Un seguimiento exhaustivo para conocerla mejor y así poder actuar cuando fuera necesario con los tratamientos adecuados para cada una de ellas.

Tiempo después, el investigador Carlos Zaragoza se hizo cargo de esta propuesta y la puso en valor. Cuatro décadas después, el jardín botánico de especies arvenses del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA) es toda una referencia en España, por la forma en la que se trabaja y también por la cantidad de especies con las que cuenta, más de 260. Todas estas semillas han sido recogidas por técnicos o agricultores que las han visto en sus campos y las han traído hasta estas instalaciones para que fueran analizadas. Un ejemplo que recientemente ha sido imitado en la Universidad de Sevilla, donde han creado un jardín similar, tomando como base muchas de las especies que hay en estas instalaciones de Montañana.

"En nuestro jardín contamos con especies de lo más diversas, problemáticas, malas hierbas, invasoras y algunas casi en peligro de extinción. También hay maceteros en los que crecen auténticas rarezas que se dan en determinados rincones de España pero que son muy difícil de localizar en el campo aragonés. Nuestro objetivo es, sobre todo, ver su evolución desde el principio y analizar su desarrollo presente y futuro", indica Alicia Cirujeda, una de las responsables del laboratorio de Malherbología de la Unidad de Sanidad Vegetal del CITA.

El equipo, compuesto por más de media docena de investigadores y personal técnico, trabaja voluntariamente en este jardín, confirmando e identificando las especies para así poder dar respuesta a los investigadores y particulares, sobre todo aficionados a la botánica, que llegan al centro con dudas sobre las malas hierbas o especies invasoras que han visto en sus fincas o en el campo y que no son capaces de reconocer.

"Entre nuestras tareas se encuentra la ampliación del banco de semillas y el herbario, pero nuestra principal labor es sobre todo investigadora. Además de confirmar e identificar las especies, hacemos su seguimiento durante todo su proceso de crecimiento, lo que nos permite dar respuesta a algunas preguntas. En los últimos años, por razones sobre todo medioambientales y climáticas, se ha producido una evolución en algunas malas hierbas, que antes no existían y que ahora sí, y gracias a estas investigaciones podemos identificarlas y actuar", matiza Anabel Marí, técnica de investigación.

Además, los responsables del jardín también se encargan de hacer fotos de todas estas semillas, plántulas y especies adultas, que luego recogen en fichas que se recopilan en la Sociedad Española de Malherbología y en su propio blog, https://masjardincita.blogspot.com.es donde cuentan con decenas de entradas informativas.

Cursillos

Las especies de este jardín también sirven de conejillos de indias en los cursos que el CITA organiza para formar a técnicos y agricultores. El último se ha llevado a cabo esta misma semana, y los responsables del área de Malherbología se han encargado de abordar, de forma práctica, la identificación, manejo y control de las principales especies de malas hierbas que afectan a los diferentes cultivos de Aragón.

"La formación es clave para saber cómo enfrentarse a estas malas hierbas o especies invasoras. En muchos casos, hay agricultores que nunca habían visto las especies invasoras que ahora están creciendo en sus campos como consecuencia, por ejemplo, de la transformación del tipo de cultivos o la modificación de los tratamientos de herbicidas que llevan a cabo en sus fincas", matiza Cirujeda.

Más información en el Suplemento Heraldo del Campo

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