El chaleco atravesado por una bala de Feher no era oficial sino de uso particular de un guardia

La AEGC adoptará las acciones legales "necesarias" y dice que de la eficacia del chaleco es responsable el fabricante.

La única vez que pudo verse el rostro de Norbert Feher fue el pasado 17 de diciembre en Alcañiz.
La única vez que pudo verse el rostro de Norbert Feher fue el pasado 17 de diciembre en Alcañiz.
J.Escudero

El chaleco de uno de los agentes asesinados en diciembre por Igor El Ruso, en Andorra (Teruel), era particular y ajeno al equipo reglamentario de la Guardia Civil, según ha podido saber HERALDO de fuente de la investigación y ha confirmado este lunes la Asociación Española de Guardias Civiles (AEGC) a través de su abogado, Jorge Piedrafita, que representa a una de las viudas.

El otro guardia muerto a manos del sanguinario delincuente portaba un chaleco oficial. Las mismas fuentes consultadas por este periódico añadieron que el primer agente contaba ese día con un chaleco igual.

“Los dos chalecos cumplieron su cometido Nadie dice que el privado fuera malo o que no estuviera homologado, pero no todos son iguales ni ofrecen la misma resistencia. Los oficiales están testados y de los otros no podemos tener constancia de que así sea”, señaló un alto mando.

Ante estos hechos, la AEGC ha presentado un escrito en el Juzgado de Instrucción número 2 de Alcañiz en el que solicita que se realice un “informe completo que determine los impactos que sufrieron los agentes asesinados, así como la naturaleza y alcance de la munición que empleó el presunto autor”. También pide “un examen detallado de los chalecos antibalas que portaban los agentes fallecidos, la naturaleza de los mismos, el alcance e incidencia de los disparos recibidos en ellos  y su conexión con las heridas padecidas por los dos compañeros de los equipos Roca”.

Según esta asociación, los equipos Roca de la Guardia Civil no tienen asignados chalecos de autoprotección para prestar servicio, y confirma que al menos el que portaba un agente  no era de dotación reglamentaria. Aunque asegura desconocer  la procedencia del otro, fuentes oficiales aseguran que era reglamentario y que los dos agentes contaban con el mismo equipo.

AEGC anuncia que emprenderá “todas las acciones legales que sean necesarias”, ya que muchos agentes disponen de ese modelo de chaleco particular y es responsabilidad de fabricante asegurar la eficacia de los mismos dentro de las condiciones especificadas”.

Todos estos hechos han motivado una fuerte polémica en el seno del Cuerpo, hasta el punto de que la Asociación Unificada de Guardias Civiles (UAGC) ha solicitado que se investigue si los chalecos estaban o no en condiciones. Dicho colectivo asegura que los dos chalecos sufrieron perforaciones, pero no aclara que en uno se produjeron exclusivamente en la tela y tampoco confirma que el otro fuera privado. La AEGC, por contra, ha descartado en todo momento que estuvieran mal, en línea con las tesis oficiales.

Circular de la Guardia Civil

La utilización de chalecos particulares no es nueva ni en este ni en otros cuerpos policiales y de seguridad. De hecho, la Dirección General de la Guardia Civil emitió en 2016 una circular en la que se prohibía el uso de antibalas privados y hacía obligatorio el servicio con los suministrados oficialmente a los  agentes.

Aunque algunos colectivos profesionales, como la AUGC, denunciaban con anterioridad que los guardias se veían obligados a comprar sus propios chalecos porque en el Cuerpo no había suficientes para toda la plantilla, la Guardia Civil asegura que todas las patrullas están dotadas con este elemento de protección. La AUGC, incluso, llegó a criticar entonces la prohibición de los chalecos privados asegurando que los reglamentarios eran pesados e incómodos como “armaduras medievales”.

No es la única controversia en torno a estos elementos. Las mujeres guardias también han  denunciado en los últimos años que los chalecos eran unisex y no se adaptaban al cuerpo femenino, particularmente en pecho y caderas. De hecho, una agente sancionada por un mando por negarse a hacer uso del oficial y utilizar otro particular llevó el caso hasta los tribunales. Estos le dieron la razón y sentenciaron que no había incurrido en desobediencia.

A raíz de estos hechos, se puso en marcha un concurso público para la compra de 21.000 nuevos chalecos, incluidos femeninos, que se adjudicó a finales del año pasado a la empresa Fecsa por 9,5 millones y que ya ha comenzado a distribuir.

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