Aragón

Jesús Bazán: "El proyecto de Bon Àrea está muy pensado, no es Gran Scala"

El alcalde de Épila (PSOE) asegura que la llegada de Bon Àrea transformará su municipio y confía en el efecto llamada de empresas auxiliares y de otro tipo de industrias.

El alcalde de Épila, Jesús Bazán, en la rotonda que da a acceso al pueblo desde la A-2, con los terrenos de la planta de Bon Àrea al fondo.
Oliver Duch

¿Qué supondrá la implantación de Bon Àrea para Épila?

Un antes y un después, un cambio total no solo para Épila, sino para toda la comarca de Valdejalón. Y no solo por los 4.000 empleos directos, sino por los indirectos que se generarán con empresas auxiliares y otras industrias que no tengan nada que ver y que vengan atraídas por la actividad.

¿Hasta qué punto puede atraer inversiones adicionales del sector agroalimentario?

El sector primario, la agricultura y la ganadería, será uno de los más beneficiados. Una empresa de este tipo, con la materia prima que necesita… No sabría cuantificarlo, pero la consejera de Economía hablaba el otro día de hasta 10.000 empleos.

¿Prevé un efecto llamada para otros proyectos industriales?

La propia compañía nos ha dicho que alrededor de su complejo de Bon Àrea, en Guissona, hay una serie de empresas que son sus proveedores. Y aquí lo tendrán muy fácil, porque enfrente hay suelo disponible en el polígono El Sabinar.

¿Ya le han llamado constructores interesados en levantar pisos? ¿Y algún empresario para implantar una industria?

No, porque el proyecto se ha llevado con mucha discreción hasta ahora y la gente aún lo está asimilando. Ha habido un movimiento, que no solo tiene que ver con Épila, una empresa gallega del metal que ha comprado Comercial de Laminados y aquí tenía una naves. La crisis se las llevó por delante y confío en que vuelvan a abrir.

¿Existe algún riesgo de que acabe en un bluf como Gran Scala o la plataforma agroalimentaria de Mallén?

No creo. Esto es un proyecto muy pensado que no nace de la noche a la mañana. Su interés se remonta a 2008, cuando compraron una finca de 260 hectáreas. Cuando te explican su modelo de producción y de negocio, tiene mucha lógica que para su expansión vengan aquí para poder abarcar el mercado de Madrid, Levante y el norte de España.

¿Le va a salir gratis a la compañía su instalación?

Han anunciado una inversión de 400 millones y solo van a tener las ayudas que legalmente le corresponden a cualquier empresa. Se les va a ayudar, pero aquí no tendrán un trato preferente como ha ocurrido en otras comunidades autónomas.

¿Cuánto dinero prevé recaudar pese a garantizar unas bonificaciones fiscales del 95%?

El cálculo aún no lo hemos hecho. Cuando tengamos más datos del proyecto, será el momento.

¿Cuándo empezó la negociación con la Corporación Guissona?

La primera vez que hablamos con ellos fue en 2008, cuando adquirieron terrenos. Nos explicaron que Épila era el lugar elegido para su segunda planta, aunque la levantarían a medio o largo plazo. Y a principios de 2016 es cuando se empezó a hablar de un interés a corto plazo, de las facilidades para disponer de agua y de accesos.

¿Hubo competencia con Navarra y La Rioja?

Sí, sobre todo cuando desestimaron construir la planta en la finca de 260 hectáreas que compraron en Épila por el coste de llevar los servicios. Y en ese momento jugó un papel importante el Ayuntamiento al ofrecer una nueva ubicación, frente a El Sabinar. Ha sido clave asegurar el agua, porque sus consumos son muy importantes y en Guissona han tenido bastantes problemas.

¿Qué ha hecho falta para que se decidan por su municipio?

Lo que les ha dado seguridad es disponer de una reserva importante de agua con la traída de Yesa, más de un millón de metros cúbicos.

¿El agua ha sido la clave?

Junto a la ubicación estratégica.

¿Qué ofrece Épila respecto a otros municipios del valle del Ebro?

Agua pueden tener otros, pero no su emplazamiento. Estar a pie de autovía y a una distancia equidistante de 300 kilómetros de Madrid, Valencia y el norte de España ha resultado clave.

Pues anda que no se ha tardado años en sacar partido a la tan manida posición geoestratégica de Zaragoza.

También tocó la crisis. Cuando hicimos la primera fase del polígono El Sabinar casi rozábamos la crisis.

En otras localidades afectadas por grandes proyectos, como Figueruelas con la GM, no hubo un boom demográfico. ¿Teme que pase lo mismo en Épila por su cercanía a Zaragoza?

Crecer, creceremos, al igual que otros pueblos de la comarca. Pero estar cerca de Zaragoza a veces es bueno y otras, malo. Guissona está lejos de grandes capitales, pero nosotros a solo 20-25 minutos de Zaragoza.

Al calor de la planta de Bon Àrea en Guissona han acudido a trabajar inmigrantes de 48 nacionalidades, en una convivencia considerada ejemplar. ¿Cree que aquí habrá efecto llamada?

Los directivos hicieron un llamamiento a nivel nacional en todas las oficinas de empleo, pero solo tuvieron once solicitudes. Entonces, no había mucho paro en España y empezaron a contratar en origen. Aquí no deben preocuparse por la mano de obra, porque Zaragoza cubrirá a lo que no lleguen los municipios de la comarca. De todos modos, en Épila ya están asentadas unas cuantas nacionalidades.

Su municipio cuenta con 4.452 vecinos censados. ¿Cuánto puede llegar a crecer con la planta de Bon Àrea?

Será difícil doblar la población, pero confío en que el pueblo crezca en unos 1.500 habitantes.

¿Ha planteado ya a la DGA la necesidad de dimensionar los equipamientos sanitarios o educativos ante un hipotético crecimiento?

No se ha hablado nada, pero el centro sanitario tiene el problema de ser el de referencia de La Muela, que ha crecido hasta los 5.000 habitantes. Tendrán que plantearse ampliar servicios.

Con la mayor industria agroalimentaria asentada, ¿pujará por que haya estudios especializados en su municipio?

Lo hablamos esta semana en el pleno y habrá que abordarlo con la DGA y la empresa. Harán faltan ingenieros y veterinarios, pero también trabajadores con estudios medios especializados que se puedan impartir en Épila. Y me refiero a alguna formación profesional, de grados, para orientar a los chavales a titulaciones que tengan mayores salidas en los próximos años.