Aragón

El dueño de Aranade agradeció la "ayuda inestimable" de Pinilla con 2,8 millones en regalos

Julián de Miguel niega cualquier trato de favor, pero dice que su exitosa gestión en La Muela le abrió muchas puertas. Admite también que dio 1,7 millones a la exalcaldesa tras vender una parcela.

Julián de Miguel se sentó ayer detrás del policía, que tenía a su izquierda a Carmelo Aured.
Oliver Duch

Manu militari. Lo que traducido del latín vendría a ser con mano dura y sin contemplaciones. De esta forma confesó ayer el empresario Julián de Miguel que dirigió siempre sus negocios, incluida la sociedad Aranade, de la que era administrador y a la que el Ayuntamiento de La Muela contrató en 1997 para desarrollar el polígono industrial Centrovía y todos los asuntos urbanísticos del municipio. Y parece que en esta particular forma de hacer De Miguel encontró una aliada perfecta en la exalcaldesa María Victoria Pinilla: hasta el punto de que ambos desarrollaron no solo una gran amistad sino también algún lucrativo negocio. Aunque ahora los dos reconozcan "no tener prácticamente ni para comer".


"Remando en la misma dirección y permitiéndome negociar cara a cara con los clientes, algo que entonces no era habitual, logramos atraer multitud de empresas a La Muela. Puedo decir orgulloso que se hicieron muchas obras y en ninguna de ellas la desviación presupuestaria rebasó el 3%, algo que no han conseguido muchas administraciones públicas", declaró este lunes De Miguel ante el tribunal. "Esta exitosa gestión relanzó mi imagen como empresario e hizo que nos llamaran para trabajar en La Rioja, Madrid, Andalucía y muchos otros lugares", añadió.


Para el procesado, nada de esto hubiera sido posible sin la "ayuda inestimable" de María Victoria Pinilla. Y para agradecérselo, entre los años 1998 y 2007 De Miguel hizo regalos a la exalcaldesa y su familia valorados en hasta 2,8 millones de euros. De la generosidad del ahora acusado supo la Policía por un documento que encontró durante el registro de su despacho y que tras el epígrafe "M. V. Confidencial" incluía una relación pormenorizada de todos y cada uno de estos gastos.


"Sí, M. V. podía ser María Victoria", reconoció el administrador de Aranade. "Es cierto que pagué varias escrituras de la familia Pinilla, seguros de coches, facturas de pisos, caballos... Todo lo que está en la lista, sí, lo ratifico", dijo De Miguel. Cuando la Fiscalía le preguntó por la razón de todos estos regalos, este insistió en que no le movió otra cosa que la gratitud. "Nunca tuve ningún trato de favor por parte de Pinilla o del Ayuntamiento. Y nunca metió nadie la mano en el dinero de la Sociedad Urbanística de La Muela. Yo, personalmente, estuve muy pendiente de que así fuera", manifestó.


Y si De Miguel reconoció la entrega de estos regalos –de forma voluntaria y no como pago o dádiva de ningún favor– tampoco ocultó el empresario que hizo partícipe a la exalcaldesa y a su marido de los pingües beneficios obtenidos por la venta de una parcela que fue recalificada pocos meses después de ser adquirida por la sociedad Tudela de Gestión (de cuyo accionariado formaban parte tanto Julián de Miguel como sus hijos Julio y David, también acusados en el caso La Muela).


"María Victoria y su marido tenían acciones de esta sociedad, pero la alcaldesa se deshizo de ellas en 2005, antes de la venta. Por su cargo, no le parecía bien estar metida en la compraventa de terrenos. Y yo le aplaudí", declaró la cabeza visible de Aranade. Sin embargo, para el clan Pinilla el negocio fue redondo, porque no solo recuperaron los cerca de 300.000 euros que habían desembolsado en su día por las participaciones de Tudela de Gestión, sino que De Miguel les entregó otros 1,7 millones cuando vendió el suelo. Esta cantidad, como reconoció el propio acusado, representaba el 48% del beneficio obtenido, puesto que este era el porcentaje que tenía el matrimonio en la sociedad (antes de su salida).


El empresario navarro insistió en que "nada tuvieron que ver" sus hijos ni en esta sospechosa operación ni en ninguna otra. "Ellos hacían siempre lo que yo decía. Porque aunque ellos figuran como titulares de Aranade, yo siempre he sido el administrador y quien tomaba las decisiones", aseguró De Miguel, tratando de desvincular a sus vástagos de la comisión de cualquier delito.

Pinilla pide abogado de oficio

La sesión de ayer –en la que además de Julián de Miguel y sus hijos declararon los empresarios Fernando Lavilla, Modesto Barranco, Ignacio Unsaín, Miguel Ángel Horta, José Antonio Puyadas y Carmelo Aured– tuvo de nuevo como protagonista a la principal acusada, María Victoria Pinilla. El primer día intentó aplazar el juicio, sin éxito, apoyándose en la renuncia de su abogado. La semana pasada logró hacerlo, aunque solo durante dos días, por una gastroenteritis. Y este lunes la exalcaldesa estuvo a punto de provocar un nuevo aplazamiento al reclamar un letrado de oficio. El tribunal aceptó instar al Colegio de Abogados a que le asigne uno, pero no paralizó los interrogatorios.