Al menos 10 colegios votan sobre la jornada continua pese a que la DGA no la aplicará

Los centros educativos han organizado consultas durante este último trimestre del curso para pulsar si los padres apoyan o no las clases seguidas de mañana. Educación asegura que de momento solo la escuela de Monzón tendrá horario continuo

Al menos diez centros aragoneses han sometido a consulta en este último trimestre del curso la opción de implantar un horario de clases solo de mañana, según los datos que manejan los sindicatos. El debate sobre la jornada continua sigue latente, pese a que el Departamento de Educación ha asegurado en repetidas ocasiones que el colegio de Monzón seguirá siendo el único con horario continuo el próximo curso y que descarta ampliar el programa piloto a otras escuelas a corto plazo. La Consejería considera que no hay tiempo para nuevas pruebas, ya que cambiar los horarios requiere un profundo debate con la comunidad educativa.


Los colegios conocen esta información, pero han querido pulsar la opinión de las familias para saber hacia dónde pueden caminar en un futuro. Y ha habido resultados en los dos sentidos. En la escuela Los Albares de La Puebla de Alfindén, el 80% de los padres votaron hace unas semanas y el 85% de ellos apoyaron concentrar las clases por la mañana, aunque el centro estaría abierto de 7.30 a 18.00. Con estos resultados, solicitaron a la DGA que les permitiera ser centro piloto el próximo curso, pero la Administración denegó la petición. "Con la jornada flexible, las familias podrían elegir el horario de permanencia en el colegio que más se ajuste a su propio trabajo u organización. Les permitiría escoger entre varias opciones horarias de salida dependiendo de los servicios o actividades extracurriculares que quisieran utilizar", argumentaron desde el AMPA.


EnTeruel, la comunidad educativa del colegio público Miguel Blasco Vilatela de Cella reiteró la semana pasada su preferencia por el horario de mañana (votaron más del 70% de las familias y casi el 89% lo hizo a favor de la jornada continua). Este centro ya había hecho otra consulta en 2010. Como en el caso de La Puebla de Alfindén, el Miguel Blasco ha pedido a Educación que atienda la decisión de los padres. También apoyaron ese tipo de horarios los padres del colegio Mariano Gaspar Remiro de Épila. De un censo de 694, votaron 416 personas: 367 a favor, 48 en contra y 1 en blanco. Asimismo, el claustro y el consejo escolar del San Roque de María de Huerva aprobaron que este fuera también un centro piloto.


Pero la jornada continua no ha contado con respaldo en todos los colegios. En Rosales del Canal se sometió el asunto a consulta el pasado jueves 15 de mayo a propuesta del claustro y 305 padres apostaron por mantener el sistema actual, mientras que 202 votaron por el cambio. La propuesta era pasar de tener clases de 9.00 a 12.30 y de 15.00 a 16.30 a que estas fueran de 9.00 a 14.00. "Se mantendrían todos los servicios por lo que los niños podrían permanecer en el colegio hasta la misma hora que en la actualidad (16.30) sin coste adicional", explicó el director de Rosales del Canal, Mario Torrado. A su juicio, de la consulta puede concluirse que parte de los participantes han votado contra el cambio porque prefieren esperar a que haya una normativa sobre este tipo de jornada. "La comunidad educativa quiere que se legisle este asunto", añadió Torrado.


Otros centros aragoneses no han programado consultas, pero sí han organizado sesiones informativas. Es el caso del Sainz de Varanda de Zaragoza (la celebró el 24 de mayo en el centro cívico de Torrero). El San Braulio también ofrece recursos a las familias a través de su web.


Educación mantiene su postura de que Monzón seguirá siendo el único colegio con horario de clases solo por la mañana, pero la asociación de padres de la escuela pública y los sindicatos de profesores han querido adelantar trabajo por si en el futuro se abre la puerta a nuevos centros piloto. Para ello, han fijado unas líneas rojas que, en su opinión, el Gobierno de Aragón no debería traspasar. Defienden que cualquier decisión que se tome cuente con un amplio consenso y que se mantengan los servicios públicos complementarios –comedor, transporte y actividades extraescolares–.


Para ello, los representantes de la comunidad educativa que han participado en la elaboración de estas líneas rojas exigen una política de becas y ayudas que eviten las desigualdades entre estudiantes por motivos económicos. Es decir, que un alumno, por ejemplo, tuviera que volverse a casa en cuanto acabara las clases porque sus padres no pudieran pagarle el comedor, el bus o las actividades extraescolares. Demandan por ello que los centros que adopten este modelo horario sigan abiertos y atendidos hasta el cierre del mismo, "potenciando el papel de la escuela como integradora y conciliadora de la vida familiar".