Responsabilidad social corporativa
Un compromiso firme pero que avanza lentamente
Casi la mitad de las empresas europeas cuenta en sus planes de negocio con acciones relacionadas con la sostenibilidad, aunque se enfrentan a grandes retos para cumplirlas.
Cuatro de cada diez organizaciones europeas incluyen en sus objetivos acciones relacionadas con la sostenibilidad, y otro 35% ya trabaja en desarrollar una visión global del impacto medioambiental de sus operaciones. Así lo revelan en un informe las consultoras IDC y Denodo, en un análisis de la madurez de las empresas europeas en materia de sostenibilidad y con el objetivo de marcar una hoja de ruta hacia la eficiencia.
Para grandes y pequeñas organizaciones, contar con una estrategia de responsabilidad social corporativa, o lo que es lo mismo, basada en criterios ASG –ambientales, sociales y de gobernanza–, se ha convertido en algo determinante, puesto que ya no se trata de una cuestión meramente ética –como se contempló en sus inicios–, sino en un asunto de gran importancia en lo que a salud financiera se refiere. A medio plazo, la empresa que no se preocupe por su entorno a todos los niveles, dejará de ser rentable, pues el mercado de inversión tiene la mirada puesta en la sostenibilidad.
Retos
A pesar del compromiso existente, las compañías avanzan despacio en la consecución de estos objetivos: "Están experimentando diversos desafíos operativos y tecnológicos debido a que los sistemas empresariales en los que basan sus modelos de negocio se establecieron antes de que la sostenibilidad se considerara como una prioridad", apuntan desde estas consultoras.
La solución, explican, pasa por una apuesta por la tecnología y la recopilación eficaz de información de todas las áreas empresariales."Los datos gestionados de una manera eficiente se convierten en el mejor aliado para una organización en cuanto a la mejora de su impacto ambiental, su reputación con clientes, socios y accionistas y, además, para seguir cumpliendo con los marcos normativos", inciden. En 2022, solo dos de cada diez empresas destinaron alrededor del 10% de su presupuesto de tecnología de la información a acciones relacionadas con la sostenibilidad y solo el 10% de compañías europeas se encontraba en las fases más maduras de sus iniciativas de sostenibilidad.
