Lograr un desarrollo económico global sostenible y respetuoso con el planeta y los recursos que ofrece es el compromiso principal de la Agenda 2030 de Naciones Unidas (ONU), la hoja de ruta que marca en la actualidad buena parte de los proyectos que desarrollan gobiernos, empresas, entidades y personas a título particular.

La iniciativa, compuesta por 17 objetivos de desarrollo sostenible (ODS) y 169 metas, pretende impulsar medidas encaminadas a favorecer un mundo más justo, para lo cual se basa en buena parte del espíritu de la responsabilidad social corporativa. Así, en el ODS 3, por ejemplo, dedicado a la salud y el bienestar, encajan perfectamente las numerosas acciones desarrolladas por diversas compañías en los últimos años dirigidas a mejorar el día a día de los empleados en materias como la conciliación o el teletrabajo.

Otro de los temas relevantes es el de la igualdad de género (ODS 5), un ámbito en el que aún queda camino por recorrer, pero en el marco del cual cada vez más organizaciones disponen de planes en este sentido, que abarcan cuestiones fundamentales como la brecha salarial, la promoción profesional o la prevención del acoso. 

Por su parte, el ODS 10 se refiere a la reducción del conjunto de las desigualdades de la sociedad, fijando metas como la de lograr de aquí a 2030 "potenciar la inclusión social, económica y política de todas las personas, independientemente de su edad, sexo, discapacidad, raza, etnia, origen, religión o situación económica u otra condición". 

Un fin en el que los salarios juegan un papel destacado y que se relaciona directamente con el ODS 8, relativo al ‘trabajo decente’ y que establece, entre otros compromisos, que se protejan los derechos laborales y se promueva un entorno de trabajo seguro y sin riesgos para todos los trabajadores, incluidos los migrantes, en particular las mujeres, y las personas con empleos precarios.

Sostenibilidad

En cuanto al respeto al medioambiente, destacan elementos como la energía (ODS 7), las comunidades sostenibles (ODS 11), la producción responsable (ODS 12), el clima (13) o el impacto en los ecosistemas terrestres (15). A este respecto, buena parte de las organizaciones integran en su actividad diaria ambiciosos programas que buscan reducir al máximo su impacto en el entorno, conscientes de las gravísimas consecuencias que tienen las emisiones de gases de efecto invernadero.

Debido a su notable influencia en las economías mundiales, las empresas están llamadas a liderar buena parte de las iniciativas futuras que se desarrollen en este apartado, una realidad que lleva a la Agenda 2030 a apelarles directamente con aspectos como que se reduzcan las pérdidas de alimentos en las cadenas de producción y suministro o que adopten prácticas sostenibles e incorporen información sobre la sostenibilidad en su ciclo de presentación de informes.

Por último, el ODS 17 aborda las alianzas para lograr estos objetivos. Un contexto en el que las compañías también pueden ser decisivas, especialmente las que disponen de proyectos de cooperación internacional para ayudar a los países más pobres.