La crisis provocada por el coronavirus ha cambiado el paradigma del mercado inmobiliario. Si antes los futuros propietarios se dejaban seducir por la localización a la hora de escoger el inmueble a adquirir, ahora son las características propias de la vivienda las que consiguen decantar la balanza de los nuevos clientes. Por eso, la obra nueva ha ganado peso en los últimos años y sus promociones se han convertido en la opción ideal para cubrir las nuevas necesidades de los compradores.

Puntos fuertes

Entre las ventajas de este tipo de construcciones destaca la posibilidad de personalizar la vivienda que se va a adquirir. En la mayoría de las promociones de obra nueva, los clientes disponen de la capacidad de realizar elecciones o modificaciones sobre plano para adaptar el inmueble y aproximarlo al máximo a sus necesidades y gustos.

Además de las características interiores de la vivienda, la obra nueva también hace posible que el comprador tome su propia decisión sobre la orientación, la altura, las vistas, la tipología... En cuanto a la eficiencia energética, estos inmuebles permiten un mayor ahorro de energía ya que el código técnico de la edificación (CTE), que unifica las normativas de construcción y eficiencia, establece que todos los nuevos edificios deben garantizar un uso racional de la energía, y obliga a que todas las viviendas cuenten con aislamiento térmico para controlar su temperatura, iluminación de bajo consumo y que parte de su gasto energético proceda de fuentes de energía renovables, tanto producidas en el mismo edificio como fuera de él.

Por otro lado, las urbanizaciones en las que se integran este tipo de viviendas son más modernas y suelen contar con un mayor número de servicios para los inquilinos en los espacios destinados a zonas comunes.

Quienes adquieren sus viviendas sobre plano también pueden beneficiarse de dos principales ventajas que afectan al bolsillo. Por un lado, comprar un inmueble de estas características supone un ahorro de hasta el 15% del precio final, ya que, al acordar un precio fijo en el momento de la adquisición, se evita la revalorización que suele producirse durante el tiempo que dura su construcción. Además, permite una mayor flexibilidad en los pagos ya que el comprador tan solo debe abonar un 10% del precio al firmar el contrato de compraventa y otro 10% en diferentes cuotas que se reparten a lo largo del tiempo que dura el proceso de edificación.

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