aragón, un país de montañas

Un paseo por el Pirineo más colorido

Cuando llega la estación otoñal, las montañas aragonesas en general y el Pirineo oscense en particular lucen sus mejores galas. Amarillos, ocres, naranjas, rojizos y verdes transforman los bosques y brindan estampas únicas de las que disfrutar antes de la llegada de la nieve.

La selva de Oza se encuentra en el valle de Hecho, dentro del parque natural de los Valles Occidentales.
La Selva de Oza se encuentra en el valle de Hecho, dentro del parque natural de los Valles Occidentales.
Rafael Gobantes

Cuando se trata del Pirineo aragonés, no hace falta buscar demasiadas excusas para realizar una visita: en invierno, porque las estaciones de esquí hacen las delicias de los amantes de la nieve; en primavera; porque el verde renace y el deshielo vuelve a llenar de vida las montañas; en verano, porque es el refugio perfecto para huir del calor de las ciudades y desconectar durante las vacaciones y, en otoño, estación que nos ocupa, porque se puede contemplar la metamorfosis de los bosques, y cómo el verde comparte su espacio con el amarillo, el rojo y el naranja, dando como resultado la postal más colorida del año.

Aunque no hace falta ascender hasta la alta montaña, pues en las zonas prepirenaicas como el entorno del monasterio de San Juan de la Peña, la sierra de Guara o el hayedo de Luesia ya existen paisajes en los que disfrutar de las estampas más otoñales, en los bosques y valles más altos existe una magia especial que bien merece una visita en esta época del año. La Selva de Oza, el bosque de Gamueta, el de Labati, los cañones de Añisclo y Ordesa o el valle de Pineta, entre otros tantos espacios naturales, resultan perfectos para una escapada. Además, en los municipios de sus alrededores, como Broto, Aínsa, Bielsa, Ansó, Boltaña o Sallent de Gállego, el visitante encontrará acogedores alojamientos en los que descansar tras una intensa jornada de senderismo.

Si bien el pasado lunes la nieve ya llegó a los 1.700 metros de altitud y cubrió de blanco la estación de Candanchú y Llanos del Hospital, entre otros rincones de la provincia oscense, todavía se puede disfrutar de alguna escapada antes de que el invierno termine de modificar por completo el paisaje pirenaico. Algo parecido a lo que expresó el poeta Mario Benedetti: "Aprovechemos el otoño antes de que el invierno nos escombre, entremos a codazos en la franja del sol y admiremos a los pájaros que emigran".

Rincones únicos para disfrutar del otoño

Aunque cualquier rincón natural puede resultar atractivo en esta época del año, el Pirineo aragonés guarda algunos de los rincones más mágicos para todos aquellos amantes de la naturaleza que deseen disfrutar de un paseo otoñal en condiciones.

De Benasque a los Valles Occidentales, estas montañas ofrecen rutas para todo tipo de senderistas, tanto para los que solo buscan un recorrido tranquilo en el que contemplar cómo la flora y fauna local se prepara para la llegada del invierno como para los que se atreven con los ascensos más complicados antes de que la nieve y el hielo dificulte la llegada a los grandes picos.

En Ordesa

El valle de Ordesa es uno de los parajes más visitados del Pirineo y una excelente opción para disfrutar en familia. Desde Torla, y hasta la pradera y la Cola de Caballo, el paseo resulta agradable en todos los sentidos, ya que discurre por frondosos bosques y los saltos de agua que forma el río Arazas, como la cascada de Arripas o las gradas de Soaso. Además, sobre el circo glaciar se alzan las cumbres del Cilindro y Monte Perdido.

El cañón de Añisclo, esculpido durante millones de años por la intensa acción erosiva del río Bellós, ofrece otro de los parajes más espectaculares de Aragón, especialmente en esta época del año. Partiendo del municipio de Escalona, y desde el entorno de San Úrbez, existen varias rutas para disfrutar de este paisaje y de otros rincones cercanos como la cueva del molino de Aso o el mirador de Buerba.

En el valle de Ordesa, los árboles caducifolios como las hayas contrastan con las especies perennes, como abetos o pinos.
En el valle de Ordesa, los árboles caducifolios como las hayas contrastan con las especies perennes, como abetos o pinos.
Rafael Gobantes

También dentro del Parque Nacional, en el valle de Pineta, la subida a los Llanos de La Larri ofrece un paisaje de hayas y abetos hasta llegar a las praderas. Más exigente resulta el ascenso al Balcón de Pineta, de unas cinco horas desde el Parador, pero que permite disfrutar de una espectacular panorámica del valle. Muy cerca se encuentra también el lago de Marboré, donde contemplar la preciosa vista del glaciar.

En el entorno de Benasque

En el valle de Benasque, el Forau de Aiguallut, con su imponente cascada, ofrece una de las mejores instantáneas de todo el Pirineo, pues al torrente de agua le rodea un frondoso bosque de tonos amarillos y verdes. En esta misma zona, el Sendero Botánico de las gorgas de Alba es otro tesoro paisajístico, con un recorrido circular entre bosques de hayas y junto al serpenteante río Ésera.

La excursión al ibón de Escarpinosa, rodeado de pinos negros, es también una de las rutas imprescindibles en el Parque Natural Posets Maladeta, desde donde se puede contemplar además las agujas de Perramó.

En el valle de Hecho

En el valle de Hecho, en la vertiente más occidental del Pirineo aragonés, existen tres rincones en los que disfrutar de parajes otoñales inigualables: la Selva de Oza, el bosque de Gamueta y el bosque de Labati.

Para descubrir el paraje de la Selva de Oza, resultan interesantes la ruta de ascenso al castillo de Acher, solo apta para los senderistas más preparados, los recorridos que transcurren por los valles de Aguas Tuertas y Estriviella, el ibón de Acherito y el lago de Estanés o la ruta circular por la calzada romana.

El bosque de Gamueta, muy cercano al municipio de Ansó, es considerado uno de los mejores bosques atlánticos que se conservan hoy en día. En él, el verde de los abetos contrasta con los amarillos y naranjas de las altísimas hayas, en una zona que posee el mayor conjunto de árboles monumentales de la región.

Por su parte, en el bosque de Labati, una hermosa zona localizada en el valle pirenaico de Aragüés del Puerto, el senderista encontrará un paraje en el que prados y bordas se entremezclan con un bosque mixto de pinos silvestres, hayas, arces, serbales y avellanos, especies que permiten deleitarse con todos los tonos del otoño.

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Este contenido ha sido elaborado por BLUEMEDIA STUDIO, unidad Branded Content de Henneo.

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