agenda 2030

La protección de la biodiversidad como clave para sostener el bienestar

Los ODS 14 y 15 invitan a preservar elementos como los ecosistemas marinos, un pilar del desarrollo sostenible y un reto inaplazable para el futuro de las personas y del planeta.

En el marco del ODS 15 se pide luchar contra la desertificación y rehabilitar las tierras y los suelos degradados, entre otros aspectos.
En el marco del ODS 15 se pide luchar contra la desertificación y rehabilitar las tierras y los suelos degradados, entre otros aspectos.
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Los ecosistemas desempeñan un papel fundamental en el planeta, proporcionando beneficios esenciales para todos los seres vivos, como agua, alimentos o purificación del aire, entre otros. Todos dependemos de ecosistemas saludables para nuestra supervivencia. Y, por ello, es más necesario que nunca reconectar con la naturaleza para frenar la alarmante pérdida de especies de flora y fauna que se está produciendo y contribuir así a mitigar los efectos del cambio climático.

La vida submarina ocupa un lugar destacado en este ámbito, pues el océano impulsa los sistemas mundiales que hacen de la Tierra un lugar habitable para el ser humano. La lluvia, el agua potable, el tiempo, el clima, los litorales, gran parte de la comida que se ingiere e incluso el oxígeno del aire que respiramos los proporciona y regula el mar.

En el ODS 14 (vida submarina), la ONU recuerda el deterioro continuo de las aguas costeras que existe debido a la contaminación y a la acidificación de los océanos y que está teniendo un efecto adverso sobre el funcionamiento de los ecosistemas y la biodiversidad. Asimismo, también está teniendo un impacto perjudicial sobre las pesquerías de pequeña escala. "La biodiversidad marina es vital para la salud de las personas y de nuestro planeta. Las áreas marinas protegidas se deben gestionar de manera efectiva, al igual que sus recursos, y se deben poner en marcha reglamentos que reduzcan la sobrepesca, la contaminación marina y la acidificación de los océanos", señala el organismo internacional en su web.

Entre los objetivos más inmediatos que se proponen, destaca el de prevenir y reducir significativamente de aquí a 2025 la contaminación marina de todo tipo, en particular la producida por actividades realizadas en tierra, incluidos los detritos marinos y la polución por nutrientes. Asimismo, se apuesta por aumentar los beneficios económicos que los pequeños estados insulares en desarrollo y los países menos adelantados obtienen del uso sostenible de los recursos marinos, en particular mediante la gestión sostenible de la pesca, la acuicultura y el turismo para el final de la década.

Ecosistemas terrestres

En cuanto a la vida terrestre, los peligros se centran en las amenazas a las que se enfrentan las especies silvestres y los ecosistemas. El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) ya alertó en 2016 de que un aumento mundial de las epidemias zoonóticas era motivo de preocupación. En concreto, señaló que el 75% de todas las enfermedades infecciosas nuevas en humanos son zoonóticas y que dichas enfermedades están estrechamente relacionadas con la salud de los ecosistemas. "Con la covid-19, el planeta ha enviado su mayor alerta hasta la fecha indicando que la humanidad debe cambiar", explicó la directora ejecutiva del PNUMA, Inger Andersen.

Por todo ello, en el marco del ODS 15 se pide luchar contra la desertificación, rehabilitar las tierras y los suelos degradados, incluidas las tierras afectadas por la desertificación, la sequía y las inundaciones, y procurar lograr un mundo con una degradación neutra del suelo para 2030. Además, se invita a velar para entonces por la conservación de los ecosistemas montañosos, incluida su diversidad biológica, a fin de mejorar su capacidad de proporcionar beneficios esenciales para el desarrollo sostenible. 

Entre los datos más destacados en este sentido, se encuentra el de las casi 7.000 especies de animales y plantas que fueron denunciadas como parte del comercio ilegal en 120 países y que pone de manifiesto que la caza furtiva y el tráfico ilícito de vida silvestre continúan frustrando los esfuerzos para la conservación de la biodiversidad. Asimismo, de las 8.300 razas de animales conocidas, el 8% está extinto y el 22% está en peligro de extinción. Y de las más de 80,000 especies de árboles, menos del 1% se han estudiado para su posible uso.

Por último, se apunta que los peces proporcionan el 20% de las proteínas animales a unos 3.000 millones de personas y que solo diez especies proporcionan alrededor del 30% de la pesca de captura marina y diez especies proporcionan alrededor del 50% de la producción acuícola. Además de que más del 80% de la dieta humana está compuesta por las plantas y que solo tres cultivos de cereales (arroz, maíz y trigo) proporcionan el 60% de la ingesta energética. 

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