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Recuerdos para el paladar

María recuerda en esta página de su diario la última excursión al campo que hizo antes del confinamiento

Dulces, embutido, tortilla de patata...¿qué tendrá tu picnic perfecto?
Dulces, embutido, tortilla de patata...¿qué tendrá tu picnic perfecto?
Freepik

Dicen que la memoria es frágil, pero hay recuerdos que no son fáciles de borrar. María es ahora una mujer de 40 años, pero cuando la crisis del coronavirus ocurrió solo tenía 10. Entonces, había muchas cosas que no llegaba a entender, pero la inocencia de la infancia le ayudó a encajarlas más rápido y con mayor naturalidad. Hoy, la mirada de adulto y la de madre le hacen comprender otras muchas y así encaja mejor el puzzle. Lo que tiene claro María es que en cada página que pasa del diario de su confinamiento en familia encuentra bonitos recuerdos del tiempo que compartió junto a sus padres y su hermano, de las tardes que disfrutaron y de cuánto echaban de menos a los que más querían y no podían ver en persona.

Es lo bueno de la memoria, que, a veces, es selectiva. Y ella decidió borrar todas las cosas malas que ocurrieron entonces para quedarse con la parte bonita. Y ahí también están los recuerdos del paladar. En una de sus páginas hacía referencia a la última vez que la familia había salido de excursión.

Había sido con unos amigos, a una zona de campo en la que había barbacoa. Ellos eran los encargados de llevar el pan y el postre, algo que compraron en Overpani, el establecimiento en el que encontraban siempre, y además muy cerca de su casa, el sabor de lo artesano, del buen pan y de los ricos dulces. ("Sobre todo, papá, no te olvides de encargar los croasanes para el domingo", solía decirle María a su padre, Javier).

Embutidos de calidad

Aún se acuerda de lo ricos que le supieron todos los embutidos que llevó el padre de su amiga Teresa. Un fuet espetec extra de Casademont, un jamón de bodega Villar reducido en sal y un jamón de bellota Villar 50% raza ibérica. Se quedó con esos sabores, que ahora vuelve a sentir en su paladar porque sigue dándoles a sus hijos. Además, los mayores pudieron acompañar las ricas viandas con unos vinos elaborados en bodegas Sommos.

Tiempo después se enteró de que todos esos sabores tenían en común que pertenecían a una misma empresa, Grupo Costa, que, por cierto, fue fundada en 1966 y a la que aún hoy, en 2050, sigue comprando sus productos. "Son de calidad y en la alimentación de mi familia siempre busco lo mejor", se dice a sí misma María.

Volviendo a su última excursión pre Covid-19, María también recordó la tortilla de patata que prepararon sus tíos. Habían comprado los huevos en Granja Virgen del Rosario. "Y qué rica sabía. Nos contaron que eran huevos de gallinas criadas al aire libre y alimentadas con los mejores cereales".

Ella rememora también cómo su tío se empeñó aquel día en que la próxima vez que se juntaran sería en su pueblo, Villarreal de Huerva, donde precisamente está esta granja de gallinas. Y que almorzarían unos huevos fritos para disfrutar al máximo de la yema y las puntillas.

Justo en ese momento a María se le inundan los ojos de lágrimas pensando en que esa "próxima vez" tardó demasiado en producirse, en que con el recuerdo todavía de las risas, llegaron los días en casa. La espera de que fueran las 20.00 para salir, al menos, al balcón para aplaudir. De la necesidad que tenían de hacer videoconferencias con los amigos y la familia para no perder el contacto y de cómo esa ‘nueva normalidad’ que llamaron tardó en llegar. Luego se produjeron las primeras veces de todo: los primeros saludos, las primeras comidas con la familia, la vuelta al cole, las excursiones otra vez... Y así fue pasando el tiempo. Y llegaron a hacer la excursión con almuerzo de Villarreal de Huerva. Y también otras muchas visitas turísticas y gastronómicas. Porque en su familia, como en la mayoría, no se entendía una visita o una celebración sin una buena comida.

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