Aunque las lluvias de los últimos días han dado una pequeña tregua, la situación de sequía en España es muy preocupante. Tanto en Aragón –cuyos embalses se encuentran, de media, al 45% de su capacidad– como en otros puntos de la geografía española, la falta de agua augura un escenario de posibles restricciones al uso doméstico y al riego en la agricultura.

Estas medidas, no obstante, son un parche puntual a un problema que puede ser estructural. La ONU alerta sobre ello en su último informe de ‘Alianzas y cooperación por el agua’: "La escasez hídrica se está haciendo endémica a consecuencia del impacto local del estrés hídrico físico, sumado a la aceleración y difusión de la contaminación del agua dulce. A causa del cambio climático, la escasez estacional de agua aumentará".

Ámbitos clave

Para poner freno a esta situación, además de actuar a todos los niveles para frenar el cambio climático, es esencial tomar medidas directamente relacionadas con el uso y modo de empleo del agua.

La reutilización es una de ellas: dar una segunda vida al agua residual mediante una serie de tratamientos de depuración y desinfección que permitan que esta vuelva al sistema hídrico y pueda emplearse, por ejemplo, para el riego. En esa línea, la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, apuntó recientemente que el objetivo es que el volumen de agua reutilizada que España emplea pase del 10% actual al 20% en el año 2027.

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La modificación de cultivos y de planes de regadío –el consumo agrícola del agua supone el 70%– es otra de las cuestiones a tener en cuenta, adaptando estos a la nueva situación climática y valiéndose de la tecnología para desarrollar sistemas más sostenibles. La digitalización del agua, por confuso que resulte, es una aliada para la escasez hídrica, pues permite una gestión más eficiente de este recurso. Gracias al big data, la sensorización y automatización o la inteligencia artificial se pueden no solo desarrollar sistemas de riego más eficientes, sino controlar también todos los procesos que atañen al ciclo del agua en el abastecimiento, posibles fugas y fallos, así como desarrollar modelos predictivos con los que no desperdiciar ni una sola gota de la que llega a todos los miles de hogares de todo el mundo a través del grifo. 

La cifra de Aragón

Al finalizar el mes de mayo, los embalses aragoneses se encontraban, de media, al 45% de su capacidad. Hace un año se encontraban por encima del 70%. Los de Las Torcas, Vadiello y Mediano son los más afectados por la falta de agua.