Pueblos muy bonitos de Zaragoza (y no son los de siempre) que debes ver en otoño

Durante los meses otoñales hay entornos aragoneses con mucho encanto que merece la pena visitarlos.

Talamantes
Talamantes
Laura Uranga

Las listas de pueblos bonitos de Aragón te salen por las orejas. Vienen muy bien, pero a la hora de repasar una nueva es normal confiar que algo se salga de lo esperado, en la forma o en el fondo. Zaragoza tiene complicado hacer frente a las bellezas naturales de Huesca y Teruel, más bendecidas con montes, ríos y valles, pero como provincia no le faltan argumentos para atraer visitantes, tanto aragoneses como foráneos. Con dos pueblos en la lista oficial de los más bonitos de España, Anento y Sos del Rey Católico, la provincia de Zaragoza es otra prueba viviente del tirón que tienen esas calificaciones de valor cuando los más aficionados a descubrir cosas nuevas para sus fines de semana, puentes y vacaciones exploradoras.

Cerca de esos dos enclaves privilegiados ya hay mucho para ver: Uncastillo es un buen ejemplo, o Daroca. Si se quiere indagar algo más en nombres menos conocidos, tampoco faltan ejemplos.

Qué ver en Lituénigo

Con el Moncayo al lado ya hay garantía de magia. Tarazona, igualmente, cercana, trae historia y arte. Lituénigo está en la comarca que une a esas dos referencias. Su entorno natural es impresionante, con dos pequeños embalses que se reparten las visitas y unos atardeceres increíbles, incluso cuando el sol anda escondido tras las nubes. El pueblo es muy bonito, con la piedra a la vista y un laberinto de calles que en junio se llena de flores y alegría con la Feria de los Oficios Perdidos. En su día lo premió el conectivo Villas en Flor por el cuidado de su casco urbano y acertada decoración.

Qué ver en Longás

A Longás hay que ir de propio, lo que da un sabor especial a la visita. Sólo se llega por una carretera, o a pie tras atravesar la sierra de Santo Domingo: la pista forestal que la conecta a las inmediaciones de Bailo no es practicable para vehículos normales. Está al final de la Bal D’Onsella y sus calles podrían haber sido escenario de un cuento de los hermanos Grimm. Además, tiene Os Tablaus (bar y hospedaje, con unos guisos fantásticos) y la curiosidad del rescate de una antigua costumbre: sacar ‘la pez’ artesanalmente, como se hacía antes, con los hornos en mitad del monte.

Qué ver en Talamantes

Está al sur del Campo de Borja, en las faldas del Moncayo y las Peñas de Herrera con sus cumbres multicolores. Este pequeño pueblo es un paraíso para los excursionistas: tiene castillo en ruinas, un albergue muy acogedor, casas rurales con mucho encanto y un entorno espectacular que comienza en el extremo meridional del Parque Natural del Moncayo, para extenderse por el barranco de Valdeherrera. Otro sitio con una energía especial, perfecto para ambientar una película medieval.

Purujosa, pueblo de Zaragoza famoso por su semáforo

En la cara oculta del Moncayo hay joyas como este pueblo en cuesta, que se abrió paso en la pared del monte y se hizo famoso por tener un semáforo en mitad de la cuesta que lo atraviesa, para resolver la disputa por el paso entre dos vecinos. Durante el año está casi desierto, pero en verano cobra vida y las actividades senderistas le convierten en un buen lugar de paso, con muchas rutas magníficas disponibles. Hay albergue bien surtido. Además, en una de sus cuevas vive un ermitaño reconocido por el obispado de Tarazona, que recibe visitas de toda España buscando buenos consejos.

Almonacid de la Cuba: de la presa romana a Belchite

Una presa romana del siglo I, magníficamente conservada, recibe al visitante a la entrada del pueblo. Desde hace poco, además, se puede ver de cerca gracias a unas coquetas pasarelas que luego continúan por el Aguasvivas en dirección a la cercana Belchite, y que conectan con la sorprendente ‘selva’ situada al final del pueblo, un paseo para los amantes de los contrastes. En el bar de la presa se almuerza de lujo, y en junio hay semana romana con todo tipo de actividades culturales y lúdicas. Una buena opción para completar la visita al Pueblo Viejo de Belchite.  

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