Los 10 pueblos de Aragón elegidos por 'National Geographic' como los más bonitos de Huesca

Estos son las localidades aragonesas que la revista de viajes, historia, naturaleza y biodiversidad escoge como las más bellas de la provincia de Huesca

Aínsa, uno de los pueblos más bonitos de España
Aínsa, uno de los pueblos más bonitos de España
Laura Uranga

Que los pueblos de Huesca son un atractivo turístico por su belleza, riqueza arquitectónica y su suculenta gastronomía no es ningún secreto, pero cuando una publicación tan prestigiosa como ‘The National Geographic’ pone el ojo en un lugar concreto, la exposición de ese sitio crece de una manera vertiginosa en todo el mundo. A principios de verano anunció a sus seguidores los 10 pueblos seleccionados para enamorarse de Huesca este verano. Pero la revista cada cierto tiempo pone la vista en el Pirineo aragonés y en buena parte del territorio aragonés. 

La revista de viajes, historia, naturaleza y biodiversidad se ha detenido también en 10 pueblos oscenses que, a juicio de esta cabecera, son dignos de visitar por su belleza. Además, no se fijan únicamente en los elementos que se ven dentro del caserío de cada localidad, sino que también valoran lo excepcional del entorno.

Los cuatro pueblos oscenses situados en el club de los más bonitos de España no podían faltar en este análisis. Ansó, Aínsa-Sobrarbe, Alquézar y Roda de Isábena figura en la lista. Los otros seis son Montañana, Graus, Riglos, Lanuza, Sallent de Gállego y Torla-Ordesa, con lo que hay representación de la mayor parte de los valles pirenaicos en esta decena de elegidos.

De Montañana a Torla

La localidad ribagorzana de Puente de Montañana tiene en su salida norte una visita fundamental: el poblado de Montañana, donde la sensación es de que el tiempo se paró hace un milenio. Lógicamente, hay casas nuevas y arreglos actuales, pero subir por la calle principal empedrada y encontrarse con el hospital (de hospedaje) es una sensación emocionante. Lo mismo pasa en la catedral de Roda de Isábena, pequeña de tamaño y grande en detalles. Una visita que permite comprender el modo en que se vivía en la zona hace igualmente mil años, además de apreciar la evolución del lugar con muestras posteriores de tapices, escultura y arquitectura. Es la localidad más pequeña de España con sede catedralicia. 

Sin salir de la Ribagorza, Graus debe su popularidad a la longaniza, pero también a su bellísima plaza Mayor y a la Virgen de la Peña, con el santuario y el curioso Museo de Iconos ortodoxo. De Aínsa-Sobrarbe habla perfectamente su castillo y toda la parte vieja que preside la localidad desde lo alto; un pueblo dividido en dos que se ha convertido además en importantísimo dentro del mundo de la bicicleta de montaña gracias a la Zona Zero y sus actividades en todo el territorio. En cuanto a Torla-Ordesa, su condición de puerta del Parque Nacional ya es suficiente garantía para la visita, pero si se añade además la belleza natural de un pueblo muy ameno para el paseo, dotado de todo tipo de servicios para el turista, la cosa mejora. Dentro de Ordesa, las andadas y las cascadas son una delicia para los sentidos, y hay oferta para todo tipo de estados físicos.

Cambiando de zona: de Alquézar a Ansó

En la zona de Guara, Alquézar ya no es ninguna sorpresa para los visitantes: un casco urbano fabuloso y muy cuidado, su impresionante Colegiata, la gran oferta de restauración y, por supuesto, las pasarelas, una excursión alucinante que exige un mínimo de condición física para disfrutarse al máximo. En cuanto a Riglos, es un municipio muy disperso en cuanto a pedanías que tiene en la propia Riglos a su cabecera, justo al pie de los Mallos. Es uno de los lugares más reconocibles y hermosos de Aragón, y ha sabido además hacer fuerza con los pueblos vecinos para crear el llamado ‘Reino de los Mallos’, que incluye alicientes en todo el entorno del Pantano de la Peña y lugares como Murillo, Agüero, Santa Eulalia…

En el valle de Tena, Sallent de Gállego es uno de los pueblos más activos de todo el Pirineo en cuanto a rendimiento turístico. El sector servicios y la cercanía de la estación de esquí de Aramón Formigal ha hecho posible que la belleza de su entorno se convierta también en un éxito económico para el pueblo y toda la zona. Además, el rescatado pueblo de Lanuza (junto al embalse del mismo nombre) es otra maravilla arquitectónica a escala; una vez al año, ambos pueblos recibieron a los visitantes que genera el famoso festival Pirineos Sur.

Por último, junto a la frontera navarra y en plenos Valles Occidentales, Ansó sigue siendo un lugar que deja huella. Toda la piedra está fuera en el pueblo, los detalles se cuidan al máximo y las bordas camino de Zuriza satisfacen los paladares más exigentes, además de las innumerables posibilidades de excursiones que ofrecen los bosques y laderas cercanas. A finales de agosto, el último domingo del mes, el Día del Traje Ansotano atrajo a numerosísimos curiosos, y muchos de ellos repiten en las patronales de la tercera semana de septiembre, las últimas de cada verano en Aragón.  

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