Llega la lluvia de estrellas de abril 2024: este es el día que se verán mejor
Este fenómeno siempre es un espectáculo digno de ver y coincide parcialmente con otras estrellas voladoras, concretamente las Eta Acuáridas.
Las lluvias de estrellas siempre son un espectáculo digno de mención. No se trata de algo raro ni poco frecuente; hay una docena cada año, y en Aragón se tiene un especial cariño a las perseidas de agosto, conocidas como ‘lágrimas de San Lorenzo’, por su coincidencia en tiempo con las fechas de la fiesta del santo al que veneran los oscenses. Las líridas son las estrellas más esperadas entre las que llueven cada primavera.
Son restos de un cometa con nombre de antigua líder británica, el Thatcher, que se desintegran al entrar en la atmósfera de la Tierra. Realmente, el cometa fue bautizado así en honor de A.E. Thatcher, astrónomo aficionado que lo descubrió en 1861. Es un cometa que orbita alrededor del sol una vez cada 415 años: no se le espera cerca de nuestro planeta hasta finales del siglo XXIII. Son meteoros muy rápidos (49 kilómetros por segundo) que suelen brillar un poco más de lo habitual.
Curiosamente, según revela el Instituto Geográfico Nacional, la lluvia de líridas coincide parcialmente con otras estrellas voladoras, concretamente las Eta Acuáridas. Mientras que las líridas empiezan a asomar este año por el cielo hacia el 16 de abril y siguen apareciendo hacia el 25, las Eta Acuáridas lo hacen desde el 19 de abril y hasta el 28 de mayo (con la noche del 21 al 22 como momento clave), siendo el día 5 de mayo el mejor momento para disfrutarlas.
Cómo disfrutar de las líridas
En cualquier fenómeno celestial que signifique una luz en la oscuridad, el mejor modo de verlo es lejos de las ciudades, por el tema de la contaminación lumínica. Obviamente, la medianoche es una aliada para disfrutar aún más del fenómeno. Lo ideal es buscar un punto elevado, sin obstáculos visuales (ni edificaciones ni árboles altos) y armarse de paciencia, porque el espectáculo no está cronometrado. El aguante de la mirada hacia el cielo depende de cada persona y el estado de sus cervicales.
