No deja de ser irónico que vivamos en un planeta cubierto por agua, bien calentado e iluminado por el sol y en el que proliferan los organismos fotosintéticos; y que, sin embargo, cada vez sea mayor el porcentaje de la población que no tiene garantizada la disponibilidad de agua y alimento. La buena nueva es que tiene solución.

¿Qué significa esta críptica ecuación: OMS + Wicking bed = granja marina solar vertical (+ Waterworld)? El primer paso para descifrarla es analizar cada uno de los términos que participan en ella.

OMS

Uno de los desafíos globales contemplados por la Organización Mundial de la Salud es garantizar la disponibilidad de agua para toda la población mundial. Y no solo agua potable, también para saneamiento e higiene personal y para cultivo. Otro de esos desafíos plasmados por la OMS es garantizar una adecuada alimentación y nutrición para todos los habitantes del planeta.

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Wicking bed

Básicamente, 'wicking bed' es un minihuerto (o maximaceta) que se mantiene por capilaridad. Es decir, una estructura o contenedor organizado en dos niveles: uno inferior, impermeabilizado, donde se almacena el agua, tanto la de la lluvia como la suministrada para riego, y sobre aquel, un segundo nivel constituido por terreno de cultivo, de tal modo que los vegetales plantados en él captan el agua necesaria a través de las raíces y a partir de la acumulada en el depósito inferior; que asciende hasta irrigar la tierra cultivable debido al gradiente de humedad entre uno y otro nivel. Este sistema fue ideado por el ingeniero australiano Colin Austin como alternativa para disponer de huertos urbanos con un consumo sostenible de agua y por tanto ideal para climas secos y con escasas precipitaciones como el que caracteriza a gran parte de Australia.

Granja marina solar vertical

Una estructura flotante autosostenible diseñada por investigadores de la Universidad de South Australia evapora el agua marina y la recicla en agua dulce, permitiendo el crecimiento de cultivos con una mínima intervención humana. 

Más en detalle, este nuevo prototipo de granja solar marina está organizada –a imagen y semejanza de las ‘wicking beds’– en dos cámaras, una inferior, justo a nivel del mar, donde se almacena el agua dulce obtenida a partir del agua marina mediante un sistema de evaporadores solares. Estos capturan el agua marina que se evapora por efecto de la energía proporcionada por los paneles solares en tanto que las sales marinas quedan retenidas en el evaporador. El vapor de agua liberado asciende y acaba condensándose en unas conducciones periféricas que la transfieren a la planta superior construida a modo de invernadero y dedicada al cultivo. 

Dicho lo cual, el modelo recientemente presentado por los investigadores australianos no es el único existente de granja marina solar. Existen varios diseños alternativos que presentan una serie de características comunes: son sistemas autosostenibles dedicados a la agricultura y que se basan en la energía solar y el agua marina.

La ecuación

Una vez sabido esto, llega el momento de desentrañar el significado de la igualdad de partida: vivimos en un mundo en el que más del 70% de la superficie está cubierta por océanos y donde el agua dulce representa únicamente el 2,5% del agua total, con el agravante de que en gran medida no es accesible al estar atrapada en los casquetes polares, en glaciares o en depósitos y ríos subterráneos a gran profundidad. Y un mundo que, según las estimaciones de la ONU, en 2050 habrá alcanzado una población de 10.000 millones de personas, una cuarta parte de los cuales padecerán escasez de agua al tiempo que el agua disponible para cultivo se verá reducida en un 20%. 

Pero, irónicamente, ese mismo mundo dispone de energía solar y agua marina para dar y tomar. En consecuencia, una posible –y factible en el corto plazo– solución para garantizar la disponibilidad de agua dulce y alimento a la población mundial podrías ser sembrar las superficies de los océanos con granjas marinas, bien como islas de grandes dimensiones o archipiélagos constituidos por estructuras de menor tamaño. En eso están los científicos e ingenieros que trabajan en este terreno… (de cultivo flotante).

Waterworld

Es probable que, si ya tienes unos años, recuerdes (incluso con cierto cariño nostálgico) la película ‘Waterworld’. Si no es así (por ser demasiado joven o porque la has borrado de tu memoria, cosa que suele suceder con las películas prescindibles), recupero el argumento: en 2500, los casquetes polares se han derretido por completo y el nivel del mar ha aumentado más de 7.600 metros. Como resultado, todos los continentes de la Tierra están ahora bajo el agua. Los restos de la civilización humana viven en plataformas flotantes y su principal ocupación es la búsqueda de agua dulce, el bien más preciado.

Una ‘películita’ de ciencia-ficción ambientada en un futuro posapocalíptico que, en este escenario y con esta temática, merece la pena recordar, aunque solo sea como advertencia ante lo que puede deparar el calentamiento global y el progresivo y vertiginoso deshielo de los casquetes polares y glaciares.

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