Tomar una lata de sardinas a la semana: qué dice la ciencia en España de este hábito

Poco a poco se ha reconocido el valor nutricional de este pescado azul y algunos pacientes mayores de 65 años con prediabetes se han beneficiado de ingerir 200 gramos semanales de sardinas en lata. 

Lata de sardinas con omega-3.
Lata de sardinas con omega-3.
Thomas Dutour, vía: canva.es

La sardina se distribuye por el Atlántico desde las costas de Senegal hasta Noruega, en los mares Mediterráneo y Cantábrico, el Canal de La Mancha y el Mar del Norte. En España, es muy abundante y común consumirla en lata y mantiene su alto valor nutricional tanto fresca como en conserva. De hecho, una dieta rica en proteína de sardina en personas mayores con riesgo de sufrir diabetes tipo 2 puede prevenir el riesgo de desarrollarla, según un proyecto liderado por el investigador del Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (Idibaps) Ramon Gomis.

Esta investigación liderada por el Hospital Clínic de Barcelona ha introducido en la dieta de pacientes mayores de 65 años con prediabetes (niveles de glucemia en ayunas entre 100-124 mg/dl) dos latas de sardinas en aceite de oliva a la semana. Y, tras analizar los resultados de la muestra que habían tomado este alimento y la que no, los resultados confirmaron que la ingesta había protegido a los primeros de desarrollar la enfermedad.

Y es que, estos pequeños peces azules son un alimento muy recomendado por especialistas de nutrición y médicos por su valor nutricional que incluye ácidos grasos omega-3, proteínas de alta calidad, y una variedad de vitaminas y minerales esenciales como la vitamina D, B6, B12, yodo y el selenio.

Propiedades de la sardina 

Los nutrientes presentes en la sardina en altas cantidades, como la taurina, el omega 3, el calcio y la vitamina D, tienen un rol protector ante la diabetes tipo 2, que afecta en torno a un 14 % de la población española mayor de 18 años. 

Por otro lado, el calcio es otro de sus nutrientes fundamentales, de ahí que la pauta médica en el citado estudio fuese comer cada sardina con su esqueleto, donde reside este nutriente.

También, la proteína que se obtiene del consumo de sardinas es de alta calidad, proporcionando todos los aminoácidos esenciales que el cuerpo necesita para el crecimiento y la reparación de tejidos. Además, esta proteína juega un papel crucial en la formación de enzimas, hormonas y otros compuestos bioactivos necesarios para el funcionamiento óptimo del organismo.

Y, para los que no se decantan por las sardinas en lata y las prefieren frescas: según el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, "como las sardinas frescas, las sardinas en aceite tienen un alto valor nutritivo, dado que se trata de un pescado azul con gran contenido en proteínas de alto valor biológico". Lo único negativo que destacan, no obstante, es que "su contenido en grasas se ve aumentado respecto a su homólogo en fresco, debido al aceite de cobertura".

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