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Úrsula Corberó habla del "retraso óseo" que padece y de cómo le afecta este trastorno

La actriz, que está promocionando la serie de Netflix ‘El Cuerpo en llamas’, ha revelado tener una enfermedad en la que la que el crecimiento de los huesos se ralentiza, algo que puede influir en otros procesos del organismo.

La actriz Úrsula Corberó posa durante el pase gráfico de la película "Snake eyes: El origen" en Madrid
Úrsula Corberó posa durante el pase gráfico de la película "Snake eyes: El origen" en Madrid
J. P. Gandul/EFE

El reciente estreno de 'El cuerpo en llamas', en Netflix, ha vuelto a poner sobre la mesa el crimen de la Guardia Urbana en España en el que dos agentes fueron condenados por asesinato en un caso complejo y mediático. Úrsula Corberó y Quim Gutiérrez protagonizan esta miniserie basada en una historia real. La actriz catalana, cuya participación ha sido alabada por el público, se encuentra en plena promoción de este último trabajo y ha sido precisamente en una de sus últimas apariciones en 'La Script' donde ha confesado la enfermedad que sufre desde pequeña: retraso óseo.

En el contexto del estreno de esta exitosa producción, la intérprete ha contado en el podcast de María Guerra el trastorno con el que convive desde pequeña, así como ha detallado todos los problemas que este le ha acarreado, sobre todo, en los años escolares. La confesión surgió después de que la periodista le preguntara si era popular en el colegio, a lo que Úrsula Corberó contestó: "No mucho. Yo era muy pequeña. No lo he dicho nunca porque suena un poco mal, pero tengo un retraso óseo de cinco años".

La actriz, también popular por su papel de Tokio en 'La casa de papel', asegura que esta afección le supone ahora tener "el cuerpo de una de 30 en vez de una de 35". Sin embargo, a lo largo de su vida, este trastorno físico le ha provocado ciertos retrasos, como tener la primera menstruación a los 17 años o la aparición de vello corporal a esa edad. Además, el crecimiento también se vio ralentizado, algo que la intérprete notaba cuando no podía llevar todos los libros en la mochila en la espalda "y tenía que llevar carrito".

Qué es un retraso en la edad ósea

Aunque la actriz habla de un retraso óseo, en términos médicos es más correcto hablar de edad ósea, que es la que ayuda a determinar la maduración del esqueleto, tal y como explican en la web Familia y Salud. Así, los años que pueda tener nuestra estructura no tienen por qué coincidir con los cronológicos humanos, ya que nuestra genética, hábitos y experiencias pueden determinar que la ósea sea mucho mayor o menor, como en el caso de Úrsula Corberó.

De hecho, no hay una edad biológica a la que los niños o adolescentes dejen de crecer en altura o anchura, puesto que depende del tiempo que tarden en calcificarse el cartílago de crecimiento, que será que determine la edad ósea del esqueleto.

Para medir cuál es la nuestra, lo habitual es que el médico en cuestión pida una radiografía de la mano y muñeca, partes del cuerpo donde abunda el número de huesos en comparación con otras y donde todos tienen cartílago de crecimiento y pueden ayudar a calcular la media aproximada.

Cuándo termina el crecimiento de los huesos

Determinar una fecha exacta en la que los huesos dejan de crecer es prácticamente imposible, ya que cada persona presenta un desarrollo óseo concreto influido por factores como la genética, la alimentación o el estilo de vida. De media, los expertos establecen que es entre los 25 y los 30 cuando se llega al máximo de masa ósea, es decir, el máximo de tamaño y fuerza de nuestros huesos. Otros aseguran que este crecimiento se produce de forma paulatina hasta los 18 años, aunque alcanza la madurez a los 24 años. También establecen que, a partir de los 40, esta empieza a perderse lentamente.

Aunque depende de cada persona, saber qué necesitan los huesos para crecer puede ser de gran ayuda para fomentar su correcto desarrollo. Incluir alimentos con calcio en nuestra dieta más allá de los lácteos no solo contribuye al crecimiento, sino que también es la clave para que el sistema óseo permanezca fuerte durante más tiempo. Esto evitará la fragilidad de los huesos y, por tanto, las posibles fracturas y lesiones.

También es necesario contar con una buena ingesta de vitamina D, puesto que es el activo que ayuda a que el cuerpo absorba el calcio. El déficit de este nutriente, que interviene como una hormona en varios procesos en el organismo, es la carencia nutricional más frecuente y, por tanto, se debe poner remedio. Así, en nuestra dieta no deberían faltar yogures, leche, cereales, queso, salmón, atún o sardinas, entre otros alimentos ricos en calcio o en vitamina D.

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