los pilares de mi vida. 2o23. ii

Salvador Berlanga: “Actuar en ‘el salón de la ciudad’ es una sensación difícil de describir”

El músico, profesor y escritor, de origen turolense, niño de pueblo, recuerda cómo le impresionaban las fiestas y anuncia un concierto con Araboas.

Salvador Berlanga con su grupo Araboas. Actuará el martes 10 en la plaza del Pilar.
Salvador Berlanga con su grupo Araboas. Actuará el martes 10 en la plaza del Pilar.
Manuel F. Minaya.

Salvador Berlanga es turolense, pedagogo, músico y un emprendedor entusiasta que fundó el Museo del Criet de Alcorisa y que ha publicado varios libros, también una novela, con cuyas ventas financia proyectos pedagógicos. Ha recaudado más de 25.000 euros y los ha entregado con generosidad y solidaridad. Defiende la pedagogía innovadora y las enseñanzas de la música. Aquí explica cómo vive e interiora las Fiestas del Pilar.

¿Qué le dicen o qué le sugieren las Fiestal del Pilar?

Cuando pienso en Fiestas del Pilar siempre la plaza del Pilar, la gran plaza de Aragón, la plaza de las catedrales, domina alguna de mis vivencias más amables, más allá de los días festivos del calendario. Solo en un par de ocasiones estuve en las ferias, cuando se instalaban en una explanada donde ahora está el Hospital Clínico hasta la avenida Hispanidad.

¿Había alguna razón?

Desde luego. Todo era porque me interesaba por una chica, compañera de curso, que esos días trabajaba vendiendo boletos en una tómbola. Hay que reconocer que, al igual que la Zaragoza de los sesenta y setenta era oscura y ennegrecida, como escribe maravillosamente Miguel Mena en su novela ‘Puente de Hierro’, el programa de festejos era escasísimo, más allá de la coronación de reinas y damas en salones de acceso a unas minorías. Ahora sí que son realmente populares y universales.

Usted era un joven de pueblo y turolense. ¿Tiene recuerdos concretos de su niñez y adolescencia por estas fechas?

Aunque viví mi infancia y juventud entre Ariño y Albalate del Arzobispo, mis recuerdos vinculados al Pilar tienen que ver, sobre todo, con años de estudios de bachillerato y universidad en la residencia Baltasar Gracián, un año en el Colegio Mayor La Salle (ahora una residencia de mayores en San Juan de la Cruz) y, sobre todo, en el Colegio Mayor Cerbuna de Zaragoza. Desde aquí asistí a muchas noches de preliminares jornadas de conciertos masivos una semana antes del comienzo oficial, sobre todo disfruté con Nuestro Pequeño Mundo, ya que en ese momento formaba parte de un grupo que hacía versiones de grupos folk de esa época.

Díganos, ¿hay una fotografía especial, sensaciones, olores…?

Antes de estos años de ‘cerbuno’, tengo una primera fotografía en aquella Plaza del Pilar con jardines, setos y docenas de coches, en la que siempre se podía aparcar para cualquier trámite en el Ayuntamiento. Mi hermana Araceli eligió un 25 de diciembre de 1973 para su boda. Un frío que pelaba en aquella tarde-noche. En ese momento, para mí, con mi discapacidad, caminar desde el coche hasta el interior del Pilar con mis bastones kilómetro cero parecía más odisea que la del espacio. El suelo avisaba del peligro y mis hermanos insistían en cogerme de los brazos. ¡De eso nada! Mis 17 años me llevaron a no aceptar esa ayuda e intentarlo, arriesgándome a resbalar y besar el suelo y algo más.

El grupo Araboas, que practica y defiende la música folk, envuelto en luces.
El grupo Araboas, que practica y defiende la música folk, envuelto en luces.
Manuel F. Minaya.

¿Qué pasó? Parece en efecto, una película de intriga: invierno, Navidad, nieve, la inmensa plaza, la Basílica ahí esperándole…

Comenzó a nevar, primero ‘matacabras’ (aguanieve). Y cómo sudaba, despacito, muy despacito, concentrado, hasta alcanzar las puertas de la Basílica y escuchar el aplauso final de mi numerosa familia minutos antes de la celebración de la boda. Una maratón de cien metros, quizá menos. Estos pasos por esta magnífica plaza eran los primeros con bastones tras años de operaciones en el Hospital de la Paz de Madrid y, lo más importante, me abrían la posibilidad de estudiar en Zaragoza desde el pueblo y de forma autónoma. Un reto conseguido que elevó mi autoestima y me hizo más fuerte para el futuro. Sucedió en la plaza del Pilar.

"Subir por la rampa al escenario de la Fuente de Goya con la guitarra y ver las torres del Pilar a la derecha, la fuente de la Hispanidad al fondo y el ‘salón de la ciudad’, con el público expectante..."

Cosas así no se borran. Y el martes, 10, vuelve con su grupo Araboas a ese espacio: el centro sentimental de Aragón, y quizá de Españas, estos días...

Pasdo el tiempo y después de años de magisterio en Alcorisa para el alumnado de buena parte de la provincia de Teruel, vuelvo a mi plaza mágica, pero en esta ocasión en 2023 con un grupo de buenos músicos, llamado Araboas, sí, para hacer que el público pase una buen ratico el día 10 de octubre con una nueva mirada de música popular aragonesa. Subir por la rampa al escenario de la Fuente de Goya con la guitarra y ver las torres del Pilar a la derecha, la fuente de la Hispanidad al fondo y el ‘salón de la ciudad’, con el público expectante, es una sensación difícil de describir. Infinitamente mejor que hacerlo en el estadio Wembley o en el Bernabeu. Para eso contamos con la plaza peatonal más grande de Europa. Aunque, ya que nos ponemos, no estaría nada mal actuar con Araboas en la nueva Romareda con el Real Zaragoza en Primera. ¡Que comience la música! ¡Que comience la fiesta!

A usted no hay que decírselo: los sueños muchas veces se cumplen.

Salvador Berlanga con su mecanizada silla de ruedas por el Paseo de la Independencia.
Salvador Berlanga con su mecanizada silla de ruedas por el Paseo de la Independencia.
A. C. /Heraldo.
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