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Nicolas Masterson 'Taroe': "Los vecinos aprecian el cambio que supone pintar un mural en su barrio"

El francés es uno de los artistas internacionales invitados en la decimoctava edición del festival Asalto de Zaragoza.

Nicolas Masterson ‘Taroe’, ayer ante el mural que está pintando en Zaragoza.
Nicolas Masterson ‘Taroe’, ayer ante el mural que está pintando en Zaragoza.
Francisco Jiménez

¿Cuándo y cómo le nació la pasión por el grafiti?

Fui bastante precoz. Fue en 1995, con apenas 14 años, cuando me enamoré del grafiti.

¿Qué o quiénes le influyeron y le pusieron en este camino que ha seguido desde entonces?

Sobre todo, mi hermano mayor –que ya llevaba dos años pintando– y varios de sus amigos, que estaban pintando en una fábrica de caucho abandonada en el corazón de mi ciudad. Aquel día cambió mi vida.

¿Recuerda cuál fue su primer grafiti?

Precisamente lo hice en aquella fábrica abandonada. Ese tipo de espacio es perfecto para practicar y aprender sobre la marcha y hacer tus pinitos.

Ha dejado su impronta en Nueva York. ¿Qué supuso para usted?

He pintado en varios lugares de Nueva York. Me encanta esa ciudad en su totalidad, pero debo reconocer que mi barrio favorito es el Lower East Side. Allí tuve la suerte de pintar la azotea del hotel Untitled, en el número 3 de la calle Freeman Alley. El director se ha convertido en un amigo y es un hotel maravilloso, que está lleno de obras de artistas internacionales.

También ha intervenido en Berlín, Madrid, Bangkok, Hanói, París... ¿Alguno de estos lugares es especial para usted?

Cada país tiene algo especial que me encanta. Pero me quedo con la India, que es asombrosa porque la cultura es completamente diferente a la nuestra.

Ahora recala en Zaragoza. ¿Qué le sugiere la ciudad?

Zaragoza me trae muy buenos recuerdos. En esta ocasión no he tenido tiempo de hacer mucho turismo porque tengo mucho trabajo, pero vine muy seguido hace unos veinte años y todavía conservo a mis buenos amigos Héctor y Darío, a quienes vi cuando llegué.

El reclamo para su visita es su participación en el festival de arte urbano Asalto, que cumple 18 años. ¿Cuán importante es una iniciativa de este tipo para la salud creativa de una ciudad?

En mi opinión, este tipo de festival es muy importante para cualquier localidad porque puede cambiar la percepción de los residentes sobre su propia planificación urbana y hacer que los turistas quieran visitar la ciudad como si fuera un museo al aire libre. El aspecto social también es muy trascendental. Ver la manera en la que el barrio respira con el arte, las conexiones que se generan y la felicidad que se ve en las caras de la gente es impagable.

¿Qué está pintando en su mural en la calle Virto 14, en el barrio de La Jota?

Pinto una escena de la vida cotidiana, que podría producirse todos los días en cualquier ciudad del mundo. Lo que pretendo es conectar barrios o zonas de diferentes ciudades que, a pesar de la diferencia cultural que pueda existir, comparten ciertos aspectos como la vida de barrio, el comercio de proximidad o una clase social similar.

¿Qué le dicen los vecinos? ¿Ha interactuado con ellos?

Estoy teniendo la oportunidad de hablar con muchos vecinos, que son muy acogedores y atentos. Mi obra les está gustando y aprecian el cambio que se está produciendo en este rincón de su barrio con mi mural.

¿Siente que ha cambiado la mirada del público ante el arte urbano?

Ha evolucionado a mejor, sí. En parte, gracias a este tipo de proyectos que insertan el arte en el espacio público y al talento de muchísimos artistas que están realizando su trabajo por todo el mundo.

¿Qué retos le gustaría alcanzar?

Mi próximo gran desafío es una exposición individual, donde presentaré mis lienzos pintados al óleo. Se celebrará muy probablemente en París el próximo año.

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