Juan Echanove trae al Principal la esencia de la alta comedia con ‘Ser o no ser’, de Ernst Lubitsch

Adaptada por Bernardo Sánchez, la obra teatral se estrena este miércoles 4 (20.00) y se queda en Zaragoza hasta el domingo, con ligeros cambios en el horario cada día

El actor y director Juan Echanove, este martes 3 de enero, en la platea del Teatro Principal de Zaragoza.
El actor y director Juan Echanove, este martes 3 de enero, en la platea del Teatro Principal de Zaragoza.
José Miguel Marco

En junio cumple 45 años en la interpretación; dos meses antes le habrán caído los 62. Es actor y director, se prodiga en el cine y la televisión, y rezuma teatro por cada poro. A Juan Echanove, Juanito en sus inicios, ahora le llaman de usted. "Mis grandes amigos en el arte, en la vida, siempre tuvieron 15 ó 16 años más que yo, y acabo de perder a dos muy cercanos, Juan Diego y Pablo Milanés;fue un honor compartir con ellos. Ahora trato de estar cerca de las nuevas generaciones, de los jóvenes, para tratar de darles lo que yo recibí". De momento, Echanove viene a dar, a entregarse por completo con ‘Ser o no ser’, la obra inspirada en la magna creación fílmica de Ernst Lubitsch, que se representa desde este miércoles 4 de enero y hasta el domingo 8 en el Teatro Principal de Zaragoza.

Producida por Okapi, la obra ha sido adaptada al formato teatral por un viejo compinche de Echanove, Bernardo Sánchez Salas. Echanove regresa así a un teatro cuyas tablas pisó por primera vez en 1983, con la obra ‘Ivanov’ de Chéjov. "Esta es una ciudad festiva, monumental, abierta en lo musical, volcada por completo al exterior, excesiva en el cariño... rasgos todos que me parecen maravillosos. Sin entrar en comparaciones con otras ciudades que quiero, Zaragoza se me hace simpática, la entiendo, y tengo aquí grandes amigos; además, mi madre es soriana, y huelga decir que ese dato es importante para entender la relevancia de Zaragoza. Lo antipático me da cien patadas, incluso yo mismo me doy cien patadas cuando soy antipático".

‘Ser o no ser’, la inolvidable historia de la compañía teatral de Joseph Tura en la Polonia invadida por Hitler, ha triunfado durante cuatro meses en el madrileño Teatro de la Latina, e inicia en Zaragoza su gira nacional. "El teatro es un oficio muy delicado, que sobrevive gracias al espíritu y entrega de los implicados. Somos una compañía de repertorio y cuando surgió la idea de esta obra, charlando con mi querida Lucía Quintana en un café malagueño hace ahora dos años, vi claro que debía estar presente todo mi elenco habitual. Implicarme como intérprete y director supone muchas noches sin dormir, y la responsabilidad de tener siempre respuestas a las preguntas que vayan surgiendo".

Echanove se abrió en canal cuando reconoció que esta comedia surgió de una necesidad personal; lo de caminar hacia la risa y generarla nace de la tristeza y el cansancio, de hecho. "He hecho personajes cómicos en cine y televisión, pero en el teatro siempre me he ido por el drama. En España somos muy de calmar dramas con risa y vino; me hacía falta la risa en el teatro, el único arte escénico que solamente puede hacerse en vivo, y creo que era algo que el público también necesitaba, después de una vivencia tan dura como la que hemos tenido. Empezamos a ensayar en Madrid hace un año;luego Putin invadió Ucrania y supe de una compañía teatral que se escondía de las bombas bajo las escaleras de un teatro de Kiev. Es increíble como la realidad supera tantas veces a la ficción".

La cuadrilla de Echanove no se prodiga en la comedia de situación, ni en la de ‘sketches’. En esta obra, el reto es tremendo. "Hay 37 personajes en la adaptación, que hemos repartido y depurado entre 7 intérpretes. Cuando acabamos de hacer la planificación de todos los cambios en la pared de mi casa, parecía un encaje de bolillos. Es mi sexta producción como actor y director, y te confieso que aunque te pierdes muchas cosas, el director está siempre orgulloso de mostrar su hijo a la audiencia, mientras que el actor es el ‘baby sitter’ de un hijo ajeno".

El actor madrileño situó a Lubitsch en un vértice del triángulo de maestros de la alta comedia fílmica, con Chaplin y Billy Wilder completando el tercero. "Lo que perseguimos es justamente eso, comedia de altura en formato vodevil, y garantizo que cada vez que salimos a las tablas, no hay descanso ni desgana ni tristeza que valgan:los 7 lo damos todo ahí, y lo mismo el equipo técnico, que es el que ya estaba en nuestro anterior reto de ‘La fiesta del chivo’ y muchos otros anteriormente.

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