Los terroristas querían atacar la Sagrada Familia en cuanto se secaran los explosivos

La explosión del chalé de Alcanar precipitó el pla inicial de los terroristas.

La Sagrada Familia era uno de los objetivos de los terroristas
La Sagrada Familia era uno de los objetivos de los terroristas
Lluis Gene/AFP

La célula terrorista que atentó en Cataluña esperaba a que se secaran los explosivos fabricados en su casa de Alcanar (Tarragona), con 500 litros de acetona que compraron a primeros de mes, para cometer un ataque de gran envergadura a monumentos e iglesias de Barcelona, entre ellas la Sagrada Familia.

Según fuentes jurídicas, la posibilidad de un atentado inminente en Barcelona fue apuntada por Mohammed Houli Chemlal, el terrorista herido en la explosión del chalé de Alcanar (Tarragona), en la segunda de las declaraciones que prestó tras ser detenido por los Mossos d'Esquadra, un testimonio que ha sido clave para desarticular a la célula terrorista.

Houli, que ingresó el martes por la noche en prisión preventiva tras prestar declaración ante el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu, explicó que los otros miembros de la célula le habían informado de que aún no estaban listos para los ataques, porque tenían que secar los explosivos.

Su propósito era, posteriormente, trasladar los explosivos en furgonetas para hacerlos detonar en varias iglesias de Barcelona, entre las que mencionaron la Sagrada Familia por ser el monumento más conocido de la capital catalana.

Según describen los expertos, el explosivo que fabricaban en Alcanar, triperóxido de triacetona (TATP), se puede dejar secar durante unas horas para convertirlo en polvo y hacerlo más potente, pero también más inestable. Una vez seco, se debe utilizar dentro de las siguientes semanas, ya que va perdiendo fuerza.

El TATP, conocido como "la madre de Satán" y muy usado por el Estado Islámico, se puede fabricar con materiales relativamente accesibles, como ácido sulfúrico, peróxido de hidrógeno (agua oxigenada) y acetona.

De hecho, los terroristas compraron entre los días 1 y 2 de este mismo mes 500 litros de acetona, lo que hace sospechar que manipulaban este explosivo que, según apuntan los expertos en la lucha antiterrorista, pudo explotar cuando lo manipulaban debido al calor.

Tras la explosión, según algunos testigos, los restos de la casa que saltó por los aires desprendían un fuerte olor a pólvora.

Y es que este explosivo, que es casi tan poderoso como la dinamita, es extremadamente sensible a impactos, fricción y cambios de temperatura, especialmente si es almacenado como producto seco.

El mismo miércoles a las 20.30, tres horas antes de la explosión de la casa, adquirieron 15 fundas de almohada y bridas para, según los investigadores, meter las bombas.

Las declaraciones de los cuatro detenidos ante la Audiencia Nacional -uno de los cuales quedó en libertad provisional- están permitiendo a los investigadores reconstruir los movimientos de la célula terrorista, en la que desempeñaba un papel clave el imán de Ripoll (Gerona), Abdelbaki Es Satty.

Los detenidos han coincidido en señalar que el imán tenía la intención de inmolarse, por lo que la policía investiga la relación de esa circunstancia con el cinturón de explosivos hallado en las tareas de desescombro de la casa de Alcanar, el único hasta ahora que se ha revelado auténtico, a diferencia del que llevaban adherido los terroristas abatidos.

El imán fallecido en la explosión de Alcanar fue condenado a cuatro años de prisión y, durante su estancia en la cárcel (que terminó en 2012), se le sometió a un seguimiento que concluyó que no estaba radicalizado en ese momento.

Abdelbaki Es Satty, supuesto cerebro de la célula, había trabajado en la mezquita de la localidad belga de Vilvoorde a principios del año pasado, pero su actitud despertó recelos en la comunidad musulmana de la zona, que decidió expulsarle.

El alcalde de Vilvoorde, Hans Bonte, asegura que comunicó a las fuerzas de seguridad españolas sus sospechas sobre el imán, sin especificar a qué cuerpo, aunque el ministro de Interior, Juan Ignacio Zoido, ha afirmado que ni la Guardia Civil ni la Policía Nacional fueron alertadas de ello por las autoridades belgas.

Zoido ha dado esas explicaciones tras reunirse con su homólogo francés, Gerard Collomb, en la Gendarmería Nacional francesa, en un encuentro en que han analizado la presencia de dos o tres miembros de la célula terrorista en París, entre los días 11 y 12 de agosto, en un viaje relámpago cuyo objetivo está aún por dilucidar.

Mientras prosiguen las investigaciones para rastrear posibles conexiones internacionales de la célula, los Mossos d'Esquadra continúan reconstruyendo la logística de que el grupo terrorista disponía en Cataluña.

Según sospecha la policía, la célula utilizaba una masía abandonada de Riudecanyes (Tarragona) como centro de seguridad en que refugiarse o reunirse para planificar sus acciones, mientras que el chalé ocupado de Alcanar (Tarragona) era destinado a la fabricación de explosivos.

De hecho, varios indicios apuntan a que los terroristas estuvieron en la masía en las horas previas al ataque de Cambrils (Tarragona) y que, tras comprar un hacha y cuatro cuchillos en un comercio del municipio, regresaron a la casa de Riudecanyes para quemar los comprobantes, antes de ponerse de nuevo al volante del Audi A3 que emplearon en el atentado en la población tarraconense.

Fueron unos jóvenes de Riudecanyes los que alertaron a los Mossos d'Esquadra, un día después de los atentados, de que habían encontrado en el entorno de la masía abandonada los restos de una hoguera en la que, además de los comprobantes de compra, figuraban medio quemados el pasaporte y el carné de conducir de Younes Abouyaaqoub, autor del atropello de Barcelona, y de Mohamed Hichami, uno de los abatidos en Cambris.

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