gastronomía

Una taberna de Zaragoza donde la cocina mediterránea se abraza con la vietnamita

Vita, junto a la plaza de San Francisco de la capital aragonesa, ofrece tapas, raciones, platos y un cuidado menú, todo maridado con vinos poco conocidos.

Juanjo Vallespín y Thi Huong Phan, Vita de Zaragoza.
Juanjo Vallespín y Thi Huong Phan, Vita de Zaragoza.
Montañés

Juanjo Vallespín Millán es de Urrea de Gaén y estudió una formación profesional de desarrollo de software en Zaragoza. Thi Huong Phan nació en una ciudad imperial del centro de Vietnam y se formó en física pedagógica. Juntos forman Vita, una taberna gastronómica del entorno del campus San Francisco de la Universidad de Zaragoza que nació a raíz de la pandemia, aunque la idea ya rondaba sus cabezas desde hacía tiempo. Una zona que no deja de crecer gastronómicamente.

En septiembre de 2021 se hizo realidad en el número 4 de la calle de Bruno Solano de la capital aragonesa. "Jamás me hubiera imaginado trabajar en un restaurante, en la vida", confiesa Thi Huong –o Carolina, como le llaman sus allegados-, quien llegó a España hace seis años para aprender el idioma español. Sin embargo, Juanjo tiene la hostelería en la sangre. Sus padres regentan desde hace décadas el restaurante La Maravilla de Urrea de Gaén, referencia en este pueblo turolense desde hace más de medio siglo. "Desde crío he ayudado en el negocio y no me veía en una oficina sin salir, me gusta socializar", comenta Vallespín.

El tándem que forman da como resultado un establecimiento mediterráneo con matices asiáticos en general, en especial, de la zona de Vietnam de la que procede Carolina, recetas que aprendió de su madre y abuela. "El producto tiene que ser de calidad", incide Phan.

Algunas tapas de Vita, en Zaragoza.
Algunas tapas de Vita, en Zaragoza.
Montañés

No querían ni un restaurante formal ni un bar, por lo que crearon una taberna gastronómica. Una parte de su oferta culinaria son las tapas. “Tenemos tres fijas y luego una o dos fuera de carta”, explica el joven. Entre las permanentes se encuentra la 'Flor de Aragón', que consiste en un corazón de alcachofa confitado en menta, con paleta ibérica y un huevo de codorniz frito. Cautiva en el plato y cuando se prueba, ya que el toque de menta le brinda un curioso sabor.

Otra de sus propuestas es la 'Brocheta Maravilla', una creación del padre de Juanjo para el restaurante que guarda cierta fama en el pueblo. En un palillo se unen los sabores del bacon, queso, cangrejo y gamba, vestidos por una crujiente tempura con ciertas notas herbales. El trío lo completa un crujiente de rabo de toro envuelto en pasta brie, cebolla caramelizada y una reducción de vino tinto.

Por otro lado están las raciones, desde las más clásicas –croquetas, patatas bravas o calamares- a otras más innovadoras –huevo a baja temperatura o timbal de calabacín-. "Aunque nuestro plato estrella es el 'nemram', por el que vuelven, son unos rollitos de papel de arroz relleno de cerdo ibérico", exponen Juanjo y Carolina, es decir, una fusión de ambas cocinas.

'Nemram’ de Vita, en Zaragoza.
'Nemram’ de Vita, en Zaragoza.
Montañés

También cuentan con platos principales, como los chipirones con tres salsas o un tataki de atún. En el apartado de las carnes, los clientes aprecian la ternera que preparan a la piedra en la misma mesa. Además, ofrecen un menú –entrante, principal y postre con bebida- por 17,50 euros. Otro de sus puntos distintivos son los vinos, de bodegas pequeñas, como un moscatel totalmente seco y nada dulce.

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