Nueva etapa en La Urbana de la Magdalena, con la esencia del bar Gallo

Tras más de tres décadas, David Sariñena ha cedido el testigo a otra hostelera de sobra conocida en el barrio, Rosa Albiac.

Rosa Albiac en el interior de Taberna Urbana
Rosa Albiac en el interior de Taberna Urbana
Camino Ivars | Cami

Han sido meses de mucho ajetreo en el barrio de la Magdalena de Zaragoza. Desde finales del mes de abril algo se cocía en el interior de uno de los locales más emblemáticos y con más historia de la zona: La Urbana. Todo comenzó en el mes de junio cuando su mítica fachada acabada en madera protagonizaba un lavado de cara dando paso a un novedoso color crema. En su interior, los cambios continuaban. Sofás de colores, espejos y cuadros y almohadas de tapicerías variadas adornan el nuevo proyecto que alberga.

Y es que, desde hace unas semanas, otro mítico del barrio, el bar Gallo -hasta ahora ubicado en el número 2 de la calle Pedro Calixto Ramírez, se mudaba hasta la conocida taberna tras 35 años regentada por David Sariñena. "Ha sido un momento triste, pero tocaba ceder el testigo y creo que no había una persona mejor para hacerlo que Rosa Albiac", reconoce el hostelero.

Una curiosa fusión que no ha dejado a nadie indiferente y en cuya carta encontraremos sus famosas cazuelas de setas o de quinoa de verdura de Rosa, sus quichés, las conocidas patatas asadas, el chili con carne picante o las raciones de croquetas. Tampoco faltarán otros indispensables de su carta de siempre, como el hummus de remolacha, el paté de berenjena libanés y sobrasada vegana o su famosa coctelería, donde destacan sus margaritas y mojitos. "Y las tartas caseras, que siempre han gozado de mucha aceptación en la zona", destaca la empresaria.

Rosa Albiac: "Me puse muy pesada, pero tenía muchas ganas de mudarme aquí y empezar un nuevo proyecto"

Albiac llegó al mundo de la hostelería "por accidente", tras cerrar un negocio de herboristería que no funcionó como esperaba. "En el año 2000 decidí lanzarme a la piscina y abrir Barrio Sur, uno de los primeros vegetarianos del barrio", rememora. En aquella etapa, ella era vegetariana y sufrió en primera persona las carencias en cuanto a alternativas gastronómicas de quienes optan por esta opción. Después llegaría bar Gallo, donde, aunque siempre hubo una gran presencia de opciones veganas y vegetarianas, la hostelera nunca dejó de contar con una opción para los amantes de la carne. "El juego era hacer lo contrario a lo que pasaba en cualquier sitio", reconoce.

Hace unos meses llegó a sus oídos que la esquina de oro de la Plaza de la Magdalena estaba en traspaso, y no se lo pensó dos veces. "Me puse muy pesada, pero tenía muchas ganas de mudarme aquí y empezar un nuevo proyecto", bromea. Hoy, La Urbana y bar Gallo se han fusionado creando, a partir de lo mejor de cada casa, una innovadora propuesta. "Abrimos de lunes a domingo, ofreciendo desde desayunos a cenas, y con la bocatería abierta a partir de las 20.00 horas", puntualiza Albiac.

Rosa Albiac y David Sariñena, delante de La Urbana
Rosa Albiac y David Sariñena, delante de La Urbana
Camino Ivars

Tres décadas de historia

Además, Albiac ha contado con el apoyo y el soporte de Sariñena quien le ha ayudado a coger el testigo de la mejor manera posible. Esta taberna abrió sus puertas en el año 1988 en la misma ubicación en la que hoy se encuentra, al lado de una sucursal bancaria -de ahí su nombre-. Sus fundadores fueron Lidio y Maite, tíos de David Sariñena. "Entré siendo un chaval con 18 años, primero echando una mano y luego como propietario a partir de 1992. Ha sido una aventura. Aquí he crecido como persona y como hostelero", reconoce, emocionado.

Mucho han cambiado las cosas -y sobre todo el barrio- en estos 35 años. Sariñena todavía recuerda cuando la plaza admitía el tráfico rodado, no había terraza ni arbolado o la iglesia permanecía abierta antes de la reforma. "Los inicios fueron muy duros, pero logramos sacarlo adelante con muchísimo trabajo", reconoce. Todo lo necesario para convertirse en el local de moda y en punto de encuentro de la juventud de la época en el corazón del barrio de moda.

Hoy, el zaragozano; que continúa con un ambicioso proyecto hostelero en la margen Izquierda, en el restaurante Mazmorra by Macera; solo tiene palabras de agradecimiento. "Ha sido maravilloso. Nuestros clientes, amigos y proveedores nos han dado un trato exquisito. Para mí, que el proyecto siga, aunque sea en otras manos, es un auténtico regalo", reivindica.

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