"A muchos cocineros el éxito se les ha subido"

Entrevista a Pepe Rodríguez, jurado del programa 'Masterchef' con una estrella Michelin en su poder.

Pepe Rodríguez puede presumir de una estrella Michelin
"A muchos cocineros el éxito se les ha subido"
Roberto Garver

Nacido en Illescas (Toledo) hace 46 años, al jefe de cocina del restaurante El Bohío, le ha tocado hacer el papel de malo en el jurado del concurso de 'Masterchef'.


En ‘Masterchef’ le han puesto la etiqueta de ‘poli malo’. En un mano a mano de maldades con Chicote, ¿quién ganaría?

¡Esa es buena! Creo que ganaría él. Alberto es más directo y yo busco más la ironía.


¿Chicote le pondría muchas pegas en su restaurante?

No le dejaría entrar en la cocina, no fuera que... (risas).


¿Cómo sería como concursante de ‘Masterchef’?

No me apuntaría ni en broma. Son pruebas muy complicadas, no se lo ponemos nada fácil.


¿Le cuelan ahora al menos en el supermercado?

Pues sí. Te ceden el paso, te echan una copa de vino más... Esto tiene su lado bueno.


¿Sus hijos qué le dicen?

En el colegio se meten con ellos diciéndoles "mira tu padre cómo come", "la cara que pone", así que no lo disfrutan. Pero, dentro de unos años, lo disfrutarán mis nietos y dirán: "¡Mira qué friki era mi abuelo!".


Ha dado las campanadas y todo, pero aún le queda un cameo en ‘Torrente’, ¿no?

Espero que Santiago Segura no tarde mucho. Me encantaría. Es la cosa más surrealista del mundo y encajaría en ese papel (risas).


Le apodan el Don Quijote de la gastronomía. ¿Cómo le sienta?

Yo encantado (risas). Siempre he estado un poco ‘pirao’ y a lo mejor acabaré así de leer libros de cocina.


Madridista acérrimo, ¿hay algún Mourinho en la cocina?

Sí, claro, hay de todo. Lo que falta es más gente como Del Bosque.


Los cocineros ahora son estrellas. ¿Se les sube también a ellos el éxito a la cabeza?

Antes de que salieran en la tele ya había muchos cocineros a los que se les había subido a la cabeza. Y la televisión te hace un poco más tonto si ya venías así de casa. Hemos calentado un poquito mejor que nuestra abuela la sopa de ajo y se nos ha subido a la cabeza. ¡Qué le vamos a hacer!


¿Santificamos a Ferrán Adriá?

Sí, deberíamos venerarlo ya. No sé cómo no tiene un altar en cada pueblo o, por lo menos, en cada escuela de hostelería.


Adicto a la cocina, ¿por qué se perdería dos días de trabajo aparte de por su familia?

Uno, para ver a los Rolling Stones y otro, para ver al Real Madrid.


¿Y no guardaría un día para conducir un Ferrari o similar?

Antes me hubiera encantado, pero desde que he probado que me llevan y me traen... ¡que conduzca Rita!


¿Cómo sienta que Mariló Montero diga que le pone verlo comer?

¡Y no me ha visto al lado! (risas) Me alegra que una mujer como esa vea algo en mí... aunque sea comiendo.


Encima usted tiene al lado a Jordi Cruz...

Jordi es el guapo, pero yo también tengo mi publiquito.


¿Pueden los cocineros ponerse a dieta?

Yo no me pongo a dieta, pero ya no hago las burradas que hacía antes, porque era capaz de meterme un plato de callos a la una de la madrugada.


A Jordi le prohibieron los gintonics. ¿Qué no soportaría que le quitasen a usted?

El vino. Estoy enganchado al vino, me encanta.


¿Qué no se comería ni con el mejor vino de acompañante?

Como de todo; me gusta todo.


¿Qué detesta hacer en la cocina?

Me gusta hacer de todo.


¿Y friega y barre?

Me ha tocado toda la vida. Empecé limpiando la barra de El Bohío de crío. Y ahora tengo las manos metidas en agua todo el día.


¿Cómo vamos con la hipoteca?

Le debo al banquito mis cositas. Mis cinco años atrás de crisis no me los quita nadie.


La lió parda aquel día que...

Quizás, en la tele, cuando lo del pollo que quise revivir. La tele me ha hecho que no piense y entonces hago lo que me da la gana.


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