El antecedente de hace solo 45 días

El Nástic ganó 2-1 al Real Zaragoza el 9 de agosto en uno de los amistosos de verano. Mesa hizo los dos tantos catalanes, Borja Iglesias, de penalti, el blanquillo.

Borja Iglesias, en el momento de lanzar el penalti con el que el Real Zaragoza empataba 1-1 momentáneamente en Tarragona en el amistoso que perdió 2-1 en agosto.
El antecedente de hace solo 45 días
Daniel Marzo

Hace solo mes y medio, 45 días, Real Zaragoza y Nástic de Tarragona se vieron las caras. Era el 9 de agosto, en una noche de tormentas de verano, en el Nou Estadi tarraconense. En el carrusel de partidos preparatorios de verano, los catalanes ganaron 2-1 a los de Natxo González. Desaparecidas del calendario de amistosos las -otrora habituales- citas con el Huesca, el Numancia o el Osasuna, fue el único duelo de pruebas que programó el área deportiva zaragocista ante un igual, frente a un rival de Segunda División.

El calendario de liga ha querido que ambos equipos vuelvan a encontrarse, ya en duelo oficial y con 3 puntos en juego, en tan corto espacio de tiempo. El Nástic se movió menos en el mercado desde aquel antecedente. El Real Zaragoza, por el contrario, aquel día aún no contaba con Cristian Álvarez, con Mikel González o con Vinícius. Y Toquero, que acababa de llegar horas antes, debutó en los últimos 25 minutos precisamente allí, en Tarragona.

Los dos goles granas los marcó Maikel Mesa, el medio centro tinerfeño recién llegado al Nástic tras despuntar en el Osasuna y militar el año pasado en el Mirandés, junto a Eguaras y Oyarzun. El tanto zaragocista fue el primero en su serie de Borja Iglesias, de penalti que fue cometido por Suzuki sobre Pombo al inicio de la segunda parte.

Ya aquel partido puso en evidencia los mismos problemas que está manifestando el Real Zaragoza en el inicio del curso oficial. Antes del 1-0 del Gimnástic, que llegó al borde del descanso (min. 39), los blanquillos tuvieron tres ocasiones para haberse adelantado. Pombo disparó mal la primera. Buff falló lo infallable a bocajarro poco después, sin que Iglesias pudiera reaccionar a tiempo para empujar su defectuoso remate bajo palos. Y el propio Borja Iglesias se topó con una buena parada de Dimitrevski en un disparo franco.

Mereció irse ganando al descanso el Real Zaragoza... pero lo hizo abajo en el marcador. En apenas dos minutos del segundo tiempo, ya había llegado el penalti a favor y el 1-1. Con el Nástic grogui, Papunashvili remató al palo una contra con dejada de Buff, solo instantes después de sacarse de centro. Era un partido para que los zaragocistas ganasen con comodidad, de haber tenido acierto en punta.

Pero el Nástic aprovechó una contra para ponerse de nuevo en ventaja. Había hecho dos ataques en una hora de partido... y llevaba dos goles anotados. Flaqueza defensiva zaragocista y poca destreza en ataque pese a llegar con claridad y cantidad. ¿Les suenan estas dos canciones 45 días después? Son las mismas que el propio Natxo González no tiene problema en reconocer abiertamente.

Aún fallaría Oyarzun el posible 2-2 a falta de un cuarto de hora, solo en el área, tras jugada de Febas y Toquero. Con la portería a su merced, remató sobre el cuerpo de Molina que, bajo palos, desvió a córner prácticamente sin querer. Al final, con el Zaragoza volcado sobre el área catalana, Bustos y Stephane Emana marraron sendos goles cantados ante Ratón. Pero eran ya los estertores del partido. La suerte estaba echada.

Ese día, el ya amortizado Lluís Carreras, alineó de inicio en el Nástic a Dimitrevski; Suzuki, Djetei, Perone, Javi Jiménez; Molina, Maikel Mesa; Omar, Muñiz, Delgado; y Barreiro. En Zaragoza, este domingo, muchos de ellos volverán a ser titulares.

El Real Zaragoza de Natxo, aquel día comenzó el duelo con Ratón; Benito, Jesús Valentín, Grippo, Ángel Martínez; Zapater, Eguaras; Papunashvili, Buff, Pombo; y Borja Iglesias. Quizá cuatro o cinco de estos no salgan de inicio esta vez, porque el entrenador vitoriano ha ido perfilando el equipo con otras variantes, algunas todavía no natas en el vestuario aquella noche de verano.

En cualquier caso, el hecho de haber pactado aquel envite amistoso en Tarragona, hace que unos y otros aborden el partido de liga en La Romareda con un anticipado conocimiento previo. La mayoría de los protagonistas tendrán aún fresco el recuerdo de aquel bolo de agosto. Y eso es un matiz importante cuando sucede. El factor sorpresa pierde mucho gas por motivos obvios.

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