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Más de 11.000 kilómetros para ver jugar al Utebo y al Real Zaragoza: "Conozco España gracias al fútbol"

El aragonés Jorge Uriel acompañó al equipo de su localidad en los 18 desplazamientos del pasado curso. Además, animó al conjunto de Escribá en seis choques a domicilio.

Jorge Uriel, con los colores del Utebo en el campo del Arenas de Getxo.
Jorge Uriel, con los colores del Utebo en el campo del Arenas de Getxo.
J.U.

Zubieta, Tudela, Tarazona, Logroño, Guernica, Pamplona, Cintruénigo, Arnedo, Sestao, Estella, Beasain, Alfaro, Getxo, Vitoria, Mutilva, Brea, Logroño y Granada. Estos son los 18 desplazamientos que completó Jorge Uriel la pasada temporada junto al equipo de su localidad natal, el Utebo. Pero todavía hay más: el infatigable seguidor, zaragocista “hasta la médula”, también acompañó al Real Zaragoza en seis choques a domicilio. Fueron en las visitas a Cartagena, Miranda de Ebro, Vitoria, Burgos, Villarreal y Éibar.

En total, 11.353 kilómetros que están “llenos de pasión”. “Era algo que me había propuesto, sobre todo en una temporada histórica como esta (el Utebo había ascendido a Segunda RFEF). Es algo que me han inculcado desde crío. Mis abuelos eran socios del Utebo, por lo que acompañar al equipo es también un premio y un reconocimiento hacia ellos”, explica Uriel.

Granada, con 1.450 kilómetros de ida y de vuelta, fue el destino más lejano que visitó para animar al equipo azulón. Con el Real Zaragoza, la mayor distancia recorrida son los 1.200 kilómetros que completó en solitario para ir y volver hasta Cartagena. “Ese día, salí de trabajar a las 14.00 y cogí el coche directamente. El partido era a las 20.00”, rememora el aragonés, quien confiesa que algún fin de semana le ha tocado cargar con el ordenador portátil para teletrabajar el sábado por la mañana.

Jorge Uriel, en Éibar animando al Real Zaragoza.
Jorge Uriel, en Éibar animando al Real Zaragoza.
J.U.

“En una ocasión, coincidió que el Zaragoza jugaba el viernes en Vitoria y el Utebo, al día siguiente, en Guernica. Me pillaba de paso”, sonríe Uriel, que completó los 18 viajes del cuadro de Juan Carlos Beltrán junto a otro aficionado, Carlos Canut. “Con el grupo de animación, el Frente Barbo, hemos creado una gran familia con un ambiente increíble”, reconoce.

Uri, como le conoce todo el mundo en Santa Ana, formó una “magnífica” relación con la plantilla. De hecho, en una ocasión accedió al vestuario para arengar a los jugadores con una charla. “El capitán me invitó a hablar con ellos cuando el equipo atravesó un pequeño bache. Fue en Mutilva, únicamente les transmití lo que significaba para todos nosotros la unión que se había creado entre el equipo y la afición. Jamás imaginé vivir algo así”, afirma.

Esta curiosa forma de vida es, según Uriel, una manera de conocer distintos puntos de la geografía nacional. “Me permite viajar y conocer España gracias al fútbol. También te encuentras con gente de otras ciudades, compartes las previas de los partidos… Nunca pensé que estaría en la calle Laurel, en Logroño, animando al Utebo junto a casi 100 personas”, confiesa.

“Eterno Xispas”

Junto al otro club de su vida, el Real Zaragoza, el seguidor reconoce haber vivido un año “especial”. Fue el primero que viajó sin su inseparable amigo Alejandro Bueno ‘Xispas’, que falleció el pasado verano. “También era un homenaje hacia él, he lucido la camiseta del equipo con su nombre en la espalda”, señala.

Con los dos equipos inmersos en una nueva pretemporada, Uriel ya planifica dónde le llevará la ruta del próximo curso. “Es el aniversario del Utebo, así que firmo repetir una temporada tan buena como la última, donde disputamos el ‘play off’ de ascenso a Primera RFEF. Con el Zaragoza, por supuesto, el gran sueño es subir a Primera”, finaliza.

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