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Una ola roja toma La Romareda

Miles de aficionados de la selección española se congregan en las cercanías del estadio de Zaragoza y han recibido la llegada del autobús del equipo antes del España-Suiza.

Una ola roja toma la Romareda.
Una ola roja toma la Romareda.
Oliver Duch

En cuanto el Real Zaragoza consumó su naufragio en Miranda de Ebro, cientos y cientos de aficionados se lanzaron a las avenidas, paseos y calles de camino a La Romareda. Una ola de color rojo que ha desembocado en el estadio y sus alrededores, donde las terrazas y bares están hasta la bandera, y nunca mejor dicho, porque son numerosos los hinchas que han descolgado su bandera del balcón y se la han anudado al cuerpo para apoyar a la selección española en su partido contra Suiza. También a la entrada al campo la Federación Española ha repartido miles de banderas. El campo se va a llenar hasta arriba, garantizando una atmósfera única y calurosa.

Durante todo el día, la ciudad ha respirado el ambiente de las grandes noches o tardes del Real Zaragoza. Las plazas del centro se han llenado desde el mediodía de aficionados, muchos grupos de amigos y familias, que han aprovechado para almorzar fuera de casa, echar el café, una buena copa, y ver el partido del Zaragoza antes de subir hacia La Romareda.

Los aledaños del estadio laten como hace mucho no se recuerda, quizá como desde el partido de la promoción de ascenso contra el Numancia jugado por el Zaragoza de Natxo González. La zona de restauración de Rogelios y del Audiorama estaban a reventar de gente. Entre medio de los aficionados españoles, zaragozanos, pero también llegados de otras regiones, como La Mancha o La Rioja, se dejaban ver también grupos aislados de suizos, también vestidos de rojo, color de su indumentaria principal. 

Banderas, bufandas, pancartas… También muchas camisetas de la selección. Y muchos niños. Quizá sea la nota más destacada de la cita: la cantidad de niños que acuden por primera vez a ver a España, a Gavi, Pedri, Busquets, Morata, Jordi Alba o Carvajal. Y también a un viejo conocido Borja Iglesias, que se ha llevado los principales cánticos de ánimo a la llegada del autobús de la selección. Los jugadores han descendido camino de los vestuarios saludando o dando aplausos.

A las 19.15, La Romareda ha abierto las puertas, y los aficionados han ido entrando, poco a poco, a sus asientos, en un estadio maquillado para la ocasión: el rojo de España lo ha invadido todo, dentro y fuera del campo.

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