La homosexualidad, el eterno tabú que impera en el deporte masculino

A diferencia de las mujeres, que han promulgado abiertamente sus salidas del armario, los atletas de élite hombres siguen chocando contra una barrera social ante el miedo de ser discriminados por su condición sexual.

El defensa alemán Christian Günter luce un brazalete de capitán con los colores del arcoíris durante un partido de la Bundesliga, el 10 de noviembre de 2019.
El defensa alemán Christian Günter luce un brazalete de capitán con los colores del arcoíris durante un partido de la Bundesliga, el 10 de noviembre de 2019.
AFP

La sociedad y el deporte avanzan de manera dispar en su intento de superar la barrera social que supone para una persona reconocer su homosexualidad. En la mayoría de ámbitos de la vida, salir del armario supone dar un paso de gigante hacia la liberación para quien tiene la valentía de hacerlo. Tanto es así que ese histórico tabú ha vivido una normalización cada vez más aplastante.

Sin embargo, el deporte de élite, especialmente el masculino, se ha convertido en un micromundo en el que esa barrera es prácticamente infranqueable, y los datos así lo avalan. La cantidad de atletas en activo que han reconocido ser gais es ínfima frente al número de homosexuales en nuestra sociedad. Un 6% de la población europea se declara abiertamente homosexual. Así pues, por pura probabilidad, el número de gais en el deporte de élite debería ser notablemente mayor.

Cuando un deportista declara su homosexualidad, la noticia es de impacto mundial, ya que son muy pocos los que han tenido el valor de salir del armario públicamente. Sin embargo, la situación se vuelve mucho más notoria en el deporte masculino. Para poner en contexto, de los 500 futbolistas que juegan actualmente en la Liga, ninguno ha declarado su homosexualidad. Este contundente dato contrasta con un estudio reciente realizado por las Universidades de Córdoba y Sevilla, en el cual se arroja que en el mundo del fútbol habría unos 42.000 futbolistas LGTBI federados, de los cuales «142 lo harían como profesionales».

«El fútbol es el último reducto de masculinidad», expone la psicóloga y socióloga Alicia López Losantos en una conversación con este medio, en la que apunta un ambiente «crispante» para los homosexuales en el fútbol, expuestos ante radicales en las gradas: «No es lo mismo que alguien te insulte de forma individual que lo hagan a la misma vez más de 30.000 personas, la presión del grupo es muy importante para la persona y existe un número importante de aficionados con el nivel de crueldad inadmisible», lamenta.

La presión social y el miedo a ser discriminado por algo tan banal como la condición sexual suponen las principales razones para que los futbolistas, en este caso, esquiven la opción de salir públicamente del armario. La experta cree que desde los propios clubes así como de las instituciones pertinentes debe haber «labor educativa para que no se normalice el hostigamiento», a la hora de facilitar a los futbolistas la ardua tarea de hacer uso de su libertad sexual como les plazca. Existen casos de atletas que, una vez retirados, dan el paso, como el exinternacional alemán Thomas Hitzlsperger. Hacerlo en activo supone enfrentarse al más difícil todavía.

Esta situación se pone aún más de manifiesto cuando ellas, las deportistas de élite, expresan su condición sexual abiertamente y sin tapujos. Jugadoras como Lola Gallardo, Megan Rapinoe, Laura del Río o Mapi León son algunos ejemplos de futbolistas homosexuales sin complejos. De hecho, la propia Mapi se ha convertido en todo un icono del movimiento LGTBI en España y ha animado en varias ocasiones a sus homónimos en el fútbol masculino a dar ese paso: «Ojalá los jugadores de fútbol se animen a salir del armario y vean que no pasa nada», decía la defensa del Barça.

Con motivo del Día Internacional del Orgullo LGTBI, estos son algunos ejemplos de atletas de élite en activo que han sido pioneros al expresar libremente su condición sexual y que, por tanto, han abierto el camino para que el eterno tabú de la homosexualidad pierda fuerza en el deporte masculino.

Jakub Jankto (fútbol)

El caso de Jankto, futbolista checo de 27 años que militó en el fútbol español en las filas del Getafe, es el más reciente y sonado por ser el primer jugador reconocido en el fútbol europeo en dar el paso de salir del armario públicamente. En febrero de 2023, cuando jugaba en el Sparta de Praga, publicó un vídeo en sus redes sociales donde reconocía ser homosexual. «Yo también quiero vivir mi vida en libertad, sin miedos, sin prejuicios y sin violencia. Pero con amor. Soy homosexual y ya no quiero esconderme», confesó. Jankto se convirtió así en un ejemplo y un espejo al que mirarse para las futuras generaciones.

«Ojalá empiece a resquebrajarse este armario que aún existe en el fútbol masculino; este caso es muy positivo y va a ser un referente y punta de lanza que esperemos que sirva para que otros compañeros/as del llamado 'deporte rey' puedan visibilizarse tal cual son», indica en una entrevista con este medio José Luis Lafuente, miembro de la Comisión Ejecutiva de la Federación Estatal LGTBI+ que ahonda en que esto es un ejemplo «fantástico» de cara a la adolescencia y personas jóvenes que se meten en el mundo deportivo «para que no tengan que esconderse de nada».

Josh Cavallo (fútbol)

El australiano Josh Cavallo fue el primer futbolista en activo en declararse públicamente gay. Lo hizo en octubre de 2021 y a través de sus redes sociales. «Hay algo que quiero compartir con vosotros: soy futbolista y soy gay», aseveró. Cavallo recibió innumerables muestras de apoyo de diferentes personalidades del deporte tras su valiente gesto.

En una entrevista posterior a la BBC, Cavallo explicó cómo declaró su homosexualidad ante sus compañeros de equipo: «Estábamos todos en el vestuario y les conté quién soy. Todo el mundo estaba llorando, lo cual fue muy bonito, porque eran como mis hermanos y nunca había visto ese lado de ellos».

Víctor Gutiérrez (waterpolo)

La barrera de la homosexualidad en el deporte masculino no radica únicamente en el fútbol. Víctor Gutiérrez, waterpolista profesional, es un claro ejemplo de la dificultad que supone para un atleta reconocer abiertamente su condición sexual. Ha sido el primer deportista español de una modalidad en equipo en salir del armario públicamente. Lo hizo en 2016 en una entrevista para la revista Shangay. «Estoy fuera del armario en mi entorno. Mi familia sabe que soy gay, mis amigos también. Y estoy viviendo de una manera tan positiva mi sexualidad que he sentido la responsabilidad de compartirlo con los demás». Además, Gutiérrez fue víctima de la primera sanción por homofobia en la historia del deporte en España (abril de 2021) después de que otro waterpolista le llamara 'maricón'.

Carl Nassib (fútbol americano)

Carl Nassib cambió la historia del deporte norteamericano. Se convirtió en el primer jugador en activo de la NFL -la liga estadounidense de fútbol americano- en salir del armario. «Solo quería tomarme un momento para decir que soy gay. He tenido la intención de hacer esto por un tiempo, pero finalmente me siento lo suficientemente cómodo como para decirlo», expresó abiertamente en un vídeo publicado en sus redes sociales.

«Soy una persona bastante reservada, así que espero que ustedes sepan que realmente no estoy haciendo esto para llamar la atención. Simplemente creo que la representación y la visibilidad son muy importantes», añadió. Nassib cambió el paradigma de la homosexualidad en la élite del deporte estadounidense y donó cerca de 140.000 dólares al Proyecto Trevor, una obra social para la prevención del suicidio en jóvenes LGBTI de Estados Unidos.

Multitudinario desfile en las calles de Nueva York

Sebastián Vega (baloncesto)

Sebastián Vega, alero del Unifacisa de la liga brasileña, fue el primer jugador de baloncesto de Argentina en salir del armario y uno de los pioneros en este deporte. Su historia de sufrimiento durante años antes de dar el definitivo paso desembocó en la publicación de una carta tan reveladora como desgarradora. «Me acuerdo del momento con exactitud: yo tirado en la cama, absolutamente a oscuras, mirando el techo en silencio, sin saber qué hacer, sin querer asumir, con la cabeza explotada. Acababa de estar con un hombre por primera vez y no lo podía aceptar. Aquella noche fue una de las perores que recuerde», confesó sobre el momento en el que salió del armario en un comunicado que tituló: ¡La verdad nos hace libres!

Expresar tu condición sexual libremente no debería ser objeto de hostigamiento en ningún ámbito de la vida. Tampoco en el deporte. Aún queda trabajo por hacer para que, sobre todo, el contexto actual sea propicio para que los deportistas puedan salir del armario sin que esa situación repercuta negativamente en sus carreras deportivas. Un tabú que tiene sus días contados en el deporte de élite.

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