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Quién es Pablo Canales, el delincuente que esquivó una condena por asesinato y tiene atemorizados a los vecinos de Ejea

Una investigación por asesinato y toda una vida ligada al delito han convertido a este pendenciero en una pesadilla para este municipio de Zaragoza.

Combo Canales
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"¡Fuera de Ejea! ¡No te queremos aquí! ¡Fuera de Ejea!", gritaban algunos vecinos desde sus balcones el 29 de julio de 2020 cuando la Policía Local detenía por enésima vez a Pablo Miguel Canales por unas algaradas que le costaron la vuelta a prisión, de donde había salido apenas dos meses antes. Para quienes residen en la capital de las Cinco Villas (Zaragoza), el nombre de este delincuente de 51 años -sobre el que pesan condenas por delitos de lesiones, amenazas, resistencia o extorsión- se ha convertido en sinónimo de problemas. Prueba de ello, el altercado que volvió a protagonizar el pasado fin de semana en su ciudad natal y del que fue víctima su propio padre. Pero, ¿quién es Canales y por qué infunde tanto temor a todo el mundo?

"A todos los que he amenazado de muerte, cada día están más gordos y sanos", llegó a manifestar Pablo Miguel Canales en abril de 2017 a la conclusión del juicio por el asesinato y decapitación de Eduardo Montori (32 años) en Ejea de los Caballeros, hechos ocurridos en 1996 y por los que el delincuente fue acusado cuando el caso estaba a punto de prescribir. Haciendo gala de su particular elocuencia, el delincuente intentaba convencer al jurado de que siempre fanfarronea y dice bravuconadas pero sabe perfectamente "dónde está la raya".

El acusado concluyó entonces su alegato pidiendo perdón por su forma de expresarse "un poco agresiva" y rogó a los nueve ciudadanos que lo juzgaban que valoran bien las pruebas porque se jugaba “muchos años de cárcel”. Y lo cierto es que el veredicto fue el que Canales ansiaba. Porque aunque una mancha de sangre con su huella palmar demostró que estuvo en el lugar del crimen, no se pudo probar que fuera el autor.

Canales se reconoce adicto a la cocaína y al alcohol. “He llevado muy mala vida y sé que en Ejea me consideran el demonio de Tasmania, pero no mataría ni a una mosca”, confesó durante el último juicio en la Audiencia de Zaragoza. Lo hizo tirando de un descarado control de la situación, porque aunque es un hombre de la calle no se amedrenta ni ante un pelotón de guardia civiles -como al que plantó cara en calzoncillos y empuñando un cuchillo hace solo unos días- ni ante un tribunal popular capaz de ponerlo veinte años a la ‘sombra’.

51 años a caballo entre la cárcel y Ejea

Pablo Miguel Canales se ha pasado la vida a caballo entre la cárcel y su Ejea natal, donde sigue haciendo gala de su fama de pendenciero, camorrista y faltón. Y donde sigue aprovechándose de la reputación que le granjeó un crimen por el que acabó absuelto. Cada vez que se las ve con la autoridad en forma de Guardia Civil o Policía Local, termina mentando la macabra decapitación de Montori. De hecho, fue esa verborrea incontenible que lo caracteriza -amenaza con cortar el cuello a todo el mundo- la que terminó sentándolo “in extremis” en el banquillo como presunto autor del asesinato.

Cuando le preguntaron en el juicio si era cierto que iba por ahí amenazando a la gente con hacerles lo mismo que a Montori, Canales no lo negó. "¡Claro que lo he hecho! Pero siempre cuando estaba drogado o bebido y para impresionar. Bravuconadas", dijo. "Estoy tan cansado de que me carguen esta muerte que he llegado a utilizarla. Y que me perdone Eduardo. Es verdad que también amenacé a los municipales, pero fue de modo irónico y reprochante", sentenció.

A Canales solo le falta el destierro de Ejea, porque a algunos bares de la ciudad ya le fue vetado por sentencia el acceso en 2016 tras protagonizar varios altercados que le costaron también dos años de cárcel. El Ayuntamiento de Ejea de los Caballeros, que llegó a personarse en la causa como acusación particular, pretendía que se prohibiera la entrada al delincuente en cualquier bar, pero la Audiencia Provincial no lo consideró pertinente ni legal y limitó la restricción a los dos locales donde agredió a los dueños y se encaró con los policías municipales. A uno de ellos, llegó a amenazarlo con violarlo.

El nuevo episodio de violencia protagonizado por Canales el pasado domingo, 5 de mayo, en la casa de su padre, donde se atrincheró tras agredirlo, lo ha devuelto a prisión. El delincuente fue neutralizado con una pistola eléctrica de la Policía Local de Ejea que lo dejó paralizado durante cinco segundo, tiempo suficiente para desarmarlo y engrilletarlo. Gracias a ello y a la decisión del juez de guardia, los vecinos de Ejea pueden volver a respirar aliviados. Pero nadie sabe hasta cuándo.

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