Celebrar cumpleaños infantiles en Zaragoza: de los ganchitos a la realidad virtual

Este tipo de celebraciones están experimentando un creciente grado de sofisticación en la capital aragonesa.

Imagen de una de las zonas de juego de Selvatik en Zaragoza.
Imagen de una de las zonas de juego de Selvatik en Zaragoza.
Selvatik

Muchos de quienes haya mojado ganchitos en cocacola o deseado con todas sus fuerzas que el timbre que sonaba en la puerta no fuera el de su madre que venía ya a buscarle son ahora padres atrapados por la creciente vorágine en número y, sobre todo, sofisticación de la celebración de los cumpleaños infantiles.

Las posibilidades son cada vez más variadas, en un abanico que va de lo más tradicional o modernas formas de ocio que, a su vez, implican también un amplio rango de precios. El de la celebración de cumpleaños es un negocio al alza del que para muchos padres es difícil escapar.

En una escala virtual de gasto, el cumpleaños tradicional, en casa, en la calle o en el parque sería, en principio el más económico.

Otra diversión clásica, ideal también para cumpleaños trimestrales y en grupo, es solidarizar el precio de las entradas de una buena sesión de cine.

Generalmente a través de los grupos de whatsapp de los padres, las celebraciones se orquestan de manera habitual trimestralmente, de manera que las citas se espacien en el tiempo. Los organizadores compran merienda y 'sueltan' a los niños al aire libre. Una opción sencilla tiene, sin embargo, el inconveniente de depender del clima. Bien para los nacidos de la primavera en adelante. Peor para los del invierno.

En el siguiente escalón se situaría en Zaragoza el Parque de Atracciones. Para los 'yo fui a EGB' esta opción eran palabras mayores, prácticamente reservada para ocasiones especiales o la comunión. Ahora, se ha popularizado más. Y se añaden otras de parecido cariz, como visitar el Acuario, donde como en el Parque de Atracciones, se puede añadir a la visita una merienda.

Parques de bolas: de Selvatik a Ratonovich

Pero fueron los conocidos como parques de bolas los que vinieron a revolucionar la concepción de los cumpleaños y funcionar como semilla de la hipertrofiada oferta actual. En el fondo del fenómeno, sobre todo, una cuestión: la de que la casa familiar permanezca a salvo de una horda de pequeño vándalos. Externalizar el desorden.

En Zaragoza aún siguen abiertos 'clásicos' como el Ratonovich, pero las posibilidades han ido aumentando en este sentido con los años hasta llegar a elegantes complejos multifuncionales, como el Selvatik, en la misma zona de la Romareda, donde el ocio de los padres, con amplios salones para tomar algo mientras los chicos se divierten, tiene casi la misma atención. En algunos de estos locales hay hasta lista de espera.

Ocio dirigido: 'scape rooms', lásers y realidad virtual

Otra manera de celebrar cumpleaños pasa por el ocio dirigido. Talleres de manualidades o cuentacuentos. O experiencias en torno a la escalada, muy de moda a través de los rocódromos o, incluso, del mundo de la hípica. Últimamente también los 'scape room'. Estas 'aventuras' detectivescas nacieron pensadas para adultos, pero su éxito se ha trasladado también al mundo infantil, con creaciones específicas. Ha sucedido lo mismo con otras actividades en las que los adultos jugaban a ser niños y ahora, también, son para niños: los karts, las batallas de paint ball o de láser. O, más moderno aún, la realidad virtual sumergiéndose en experiencias inmersivas: Warfocus o Zero Latency son dos ejemplos.

Cumpleaños de adolescentes

En este caso, además, las celebraciones cumpleañeras permiten abrirse también a la adolescencia, ese terreno pantanoso entre la niñez y la juventud donde se vuelve complicado dar con la tecla adecuada para el entretenimiento.

Aunque las barreras entre lo que es para niños y niñas están, afortunadamente, cada vez más difuminadas, en el caso de ellas se abren planes mayormente específicos, como acudir a un salón de belleza. Las redes sociales y la moda del maquillaje como un juego han abonado este terreno.

Finalmente, y volviendo a los adolescentes, con su progresiva independencia se abre también la posibilidad de que lo celebren solos, por ejemplo, en una hamburguesería de las muchas que proliferan en la ciudad.

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