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Cumpleaños infantiles: ¿Se nos están yendo de las manos?

Cada vez se dedica más esfuerzo y presupuesto a las fiestas de cumpleaños de los más pequeños con actividades muy novedosas y más celebraciones. 

Niños celebrando un cumpleaños.
Niños celebrando un cumpleaños.
Canva

Los cumpleaños infantiles se han celebrado siempre. Todos recordamos cómo eran nuestras fiestas de pequeños, con los sandwiches de Nocilla y los ganchitos, en el salón de casa de nuestros padres. Desde entonces hasta ahora ha llovido mucho y las celebraciones de los niños de hoy en día son bastante diferentes en su mayoría.

Desde parques de bolas para los más pequeños hasta manualidades, colchonetas, escalada, paseos a caballo, 'escape room' o pistolas láser. La oferta es cada vez mayor, más variada y original. “Nosotros hemos pasado por todas ellas conforme nuestro hijo mayor iba creciendo y cada año la actividad se supera. Vamos a más”, dice Marta Gimeno, madre de tres niños. “Ahora tiene 10 años y en el último cumpleaños al que le invitaron les llevaron a unos karts. ¿Qué harán en el próximo? ¿Tirarse en paracaídas?”, ironiza esta zaragozana.

"En el último cumpleaños fueron a unos karts. ¿Qué harán en el próximo? ¿Tirarse en paracaídas?"

No solo se trata de la extensa oferta de actividades donde escoger sino también del gran número de cumpleaños al que cada niño es invitado. “No sé qué está pasando pero a mi hija antes la invitaban a unos 7 u 8 cumpleaños cada curso y este año ya llevamos 11”, reconoce Miguel Martínez. “Hay meses que ha estado invitada cada semana a un cumpleaños diferente y eso es una barbaridad a mi parecer, por lo que le hemos dicho que no puede ir a todos”, dice este zaragozano, padre de una niña de 8 años. Y es que parece que ahora los niños “tienen más vida social que nosotros”, reconoce.

“A mi hija le hemos limitado a 10 el número de niños a los que puede invitar y solo puede ir al cumpleaños de esos 10”, dice Blanca González, madre de dos niños de 13 y 9 años. “Así no se satura el curso de cumpleaños porque sino la agenda de la niña es la de la Reina de España”, ironiza esta madre zaragozana. “Pero hemos llegado a celebrar su cumpleaños con tres fiestas diferentes. Una con las amigas del colegio, otra con sus vecinas del bloque de viviendas y la tercera, con la familia. Además, al día siguiente fue su comunión”, confiesa González.

También ha tenido que poner límite a esta desmedida vorágine de celebraciones infantiles María Luisa Moros, madre de dos niños de 11 y 7 años. “Con el mayor era un todo vale. Hacíamos macro cumpleaños en los que además de a los niños, invitábamos a los padres a merendar. Hemos llegado incluso a alquilar un local donde nos juntábamos unas 40 personas y nos gastábamos un pastizal”, reconoce esta zaragozana. 

"Hemos llegado a alquilar un local donde nos juntábamos 40 personas y nos gastábamos un pastizal"

“Después de la pandemia pusimos freno y ahora solo invitan a 5 o 6 amigos y no van a más de 7 u 8 cumpleaños en todo el curso”, explica Moros. Sin embargo, ni siquiera poniendo freno es fácil acotar el número de invitados. “En algunos espacios de celebraciones te exigen un número mínimo de escolares para poder celebrar el cumpleaños. A nosotros nos han exigido al menos 10 niños para celebrar la fiesta de mi hijo pequeño y tuvo que pensar a quiénes invitaba de más para poder llegar a esa cifra”, critica esta zaragozana.

“Se nos ha ido totalmente de las manos”, asegura Eduardo Asín, padre de una niña de 9 años. “Existen muchos lugares que ofertan actividades de todo tipo y los niños quieren probarlo todo”, asegura. “En nuestro caso, mi hija estuvo dos años sin poder celebrarlo a causa de la pandemia y el año pasado quisimos retomarlo y para compensarla de alguna manera buscamos algo especial e hicimos un desembolso mayor”, continua. 

“Lo organizamos en un sitio con colchonetas donde también les dan merienda. Nos exigían un mínimos de 10 niños y el precio fue de 18 euros por persona. En total 180 euros más las bebidas de los padres, que van aparte”, explica. Sin embargo, este curso “se nos ha vuelto a ir de las manos y hemos alquilado un local. Nos vamos a gastar el mismo dinero pero podemos invitar a más gente y durante más tiempo, aunque es más trabajo para nosotros porque tenemos que preparar la merienda y limpiar después”, reconoce. Aún así, “fue muy difícil coger fecha porque el local estaba ocupado todos los fines de semana de abril y mayo”, apunta Asín.

Reservas con 3 meses de antelación

“Tenemos todo lleno hasta el 30 de abril. Solo nos queda libre algún horario de mañana. Y para mayo, todos los fines de semana están ya completos”, dicen desde Área de Fiesta Zaragoza Gómez Laguna, uno de estos establecimientos especializado en cumpleaños infantiles. “Hay gente que reserva hasta 3 meses antes para garantizarse una fecha determinada. En Navidades ya nos están reservando fechas para cumpleaños que se celebran en marzo”, confirman desde este local.

“Hay un aumento en general de los establecimientos dedicados a la organización de fiestas de cumpleaños porque ha aumentado la demanda de las familias de actividades como parques de bolas, colchonetas y pistolas láser”, señalan desde Hollywood Escape Zaragoza, que organiza sesiones de 'escape room' para niños. “Nosotros tenemos completo ya para los próximo fines de semana, que son las fechas más complicadas y que casi todo el mundo demanda, pero entre semana sí que es posible encontrar hueco todavía para este mes”, apuntan.

A por el mejor cumpleaños

“No son los niños los que tienen la necesidad de hacer este tipo de cumpleaños sino los padres, que compiten entre ellos por hacer la mejor fiesta”, dice Olga Lázaro, psicopedagoga. “Los niños de 5 años no necesitan estas macrofiestas y en Primaria se deben hacer con sentido común”, añade. “No podemos educarles en el consumismo ni podemos darles todo lo que nos pidan porque llegarán a Secundaria siendo unos tiranos poco agradecidos que no valoran lo que cuestan las cosas”, advierte Lázaro. 

"Si les damos todo lo que nos pidan llegarán a Secundaria siendo unos tiranos poco agradecidos"

No tenemos que tener miedo a decirles que no pueden ir a todos los cumpleaños a los que les invitan. No pasa nada. No les van a excluir socialmente por ello”, afirma. “Los padres debemos limitar la presencia en los cumpleaños porque así les educamos en austeridad y les enseñamos a tolerar la frustración”, continúa la psicopedagoga. “Además de que supone un desembolso importante para las familia asistir a todas esas citas y de que existe el riesgo de dejar siempre a los mismos niños excluidos de ellas”, matiza.

Alternativas más económicas y educativas

La alternativa a estas fiestas excesivas es “celebrarlo en el parque después del colegio con todos los compañeros”, propone Lázaro. Algo que a lo que ya se han apuntado algunos progenitores zaragozanos. “Desde la pandemia hay muchas familias que han tomado la decisión de celebrar el cumpleaños en el parque. Los padres bajan una mesa, ponen los bocadillos y los niños pueden jugar al aire libre después”, apunta Blanca González. Una opción más económica y que cada vez es más escogida por quienes no quieren poner límites al número de niños o prefieren que los padres también se queden a tomar algo.

O, algo que ya se hace en muchos colegios, la celebración de cumpleaños trimestrales. Mediante esta opción, se agrupa a los niños según el trimestre del año en el que han nacido y se organiza solo una fiesta por trimestre a la que están invitados todos los niños de la clase. Es una manera de no excluir a nadie, porque siempre hay pequeños a los que nadie invita a sus fiestas, y de reducir el número de citas a solo 3 o 4.

 “Cada padre paga la entrada de su hijo a la actividad y su consumición, si se queda a esperarle. A mí me va mejor esta opción porque este año solo he tenido que llevarlos a los dos cumpleaños trimestrales que se han celebrado por ahora”, dice Berta Sánchez, madre de mellizos. Pero esta alternativa es nueva para ella. “Los años anteriores se hacían cumpleaños individuales en los que teníamos que aportar 10 euros por cada niño para comprar el regalo, por lo que en mi caso eran 20 euros por cumpleaños”, explica. 

Además, “casi todos se celebraban en sábado por lo que teníamos el fin de semana supeditado al cumpleaños y no hacíamos otra cosa”, recuerda Sánchez, que respira, aliviada, porque ahora tiene todos los sábados libres para hacer los planeas en familia que deseen. 

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