Los cinco niños por los que se iba a abrir la escuela de Santa Cruz de Grío se van a Rumanía

La familia los escolariza en su país porque "no había taxi" a Tobed y la DGA dice que se contrató y que hoy los recogía.

Escuela de Santa Cruz de Grío
Antigua escuela en Santa Cruz de Grío
Google Maps

La anunciada reapertura del colegio de Santa Cruz de Grío no se llevará a cabo, al menos, este curso escolar. La familia de los cinco niños que estaban empadronados en el pueblo, y cuyas solicitudes de matrícula se entregaron en mayo, ha optado por llevárselos a Rumanía y escolarizarlos allí ante el "mareo" de las últimas semanas.

Los padres sostienen que el taxi, que también tendría que haberles llevado de manera "provisional" a Tobed hasta encontrar sitio en la localidad, "nunca ha existido". Sin embargo, fuentes del Departamento de Educación del Gobierno de Aragón defienden que sí se apalabró un taxi y que el servicio se iba a "volver a contratar" para empezar hoy, sin aclarar si llegó a acudir al pueblo con anterioridad. 

Según los padres, ellos "siempre han querido que fueran a la escuela en Santa Cruz, en Tobed o en El Frasno" y aseguran que desde el CRA al que pertenece Santa Cruz -el Vicort-Isuela- se les citó un día para que llevasen a los escolares a la parada, pero allí "no fue nadie a recoger a los niños". En un principio, los tutores matricularon a cinco menores y hace una semana añadieron a uno más de dos años que no habían apuntado por creer que "siendo tan pequeño molestaría, por llorar". Al ser un integrante más, el Servicio Provincial empezó con los trámites para abrir directamente una nueva ruta escolar, ya que no iban a caber en el taxi. 

Mientras se hacían los trámites -pendientes del visto bueno de Intervención, que podría demorarse hasta 20 días más-, Educación había optado por la alternativa del taxi para los más mayores. A eso se añade que el centro de Tobed se encuentra en obras y desde el Departamento del Gobierno de Aragón se apunta que "se había reforzado el aula con más recursos". "Nunca nos hemos negado a que fueran. Si no, ¿para qué los matriculamos en mayo?", expone Ivan Robert, padre de uno de los escolares y tío de los otros cinco chavales. 

"Nos han hecho ir de un lado para otro, como una pelota de fútbol. Los niños tienen todo el material, en casa no les falta de nada, porque, mientras podamos trabajar, no necesitamos ni ayudas ni subvenciones. Pero nos hemos cansado y así los niños no pueden seguir", insiste.

Un futuro incierto

Según explica Robert, los menores se quedarán en Rumanía bajo el cuidado de sus abuelos -con quienes estaban en Santa Cruz hasta esta semana- y por el momento ni contempla ni descarta que puedan volver. Tampoco entienden que no se hubiese buscado una solución desde que en mayo se informó al Ayuntamiento de Santa Cruz y a Inspección de que había cinco matriculados.

Desde el Consistorio, Raúl Cubero, concejal del equipo de gobierno, recuerda que el antiguo edificio donde estaba el colegio hace más de 15 años "está obsoleto y no hay un sitio que cumpla los requisitos mínimos para que haya niños". Además, a corto plazo el municipio carece de un edificio o espacio para albergar un aula.

El edil remarca que "ojalá" la pudieran abrir, y que después de una visita se desechó la opción de habilitar un aula en el pueblo, hasta que lo anunció la consejera a dos días del regreso de la actividad lectiva, para sorpresa de los representantes municipales.

Sin embargo, otra vecina de la localidad, Deborah Palomo, con un hijo de dos años y otro en camino, niega la predisposición del Consistorio. "Hay falta de interés y mucha dejadez", valora. A este respecto, explica que la reapertura "no sería una cosa para dos días", y lo argumenta con que en un futuro cercano se esperan más niños en edad escolar: "Críos hay y además de los seis de esta familia, habría otros siete u ocho de gente que vive en el pueblo. Podría haber muchos años de colegio e incluso que más gente se plantease venir a vivir aquí si está este servicio". 

La situación de Santa Cruz llega a parecerse a lo que ocurrió en el primer trimestre del curso 2022/2023 con una niña de Gallocanta, adonde llegó acompañada de su madre, que carecía de coche y carné. Tras meses con ofertas de Educación que no se ajustaban a sus necesidades, madre e hija se marcharon a Ávila.

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