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Jesús Lechón, cronista oficial de Calamocha: "Llegan de Madrid para entrevistar a los vecinos sobre el frío como si fueran a una tribu del Amazonas"

Jesús Lechón nació en Calamocha hace 54 años. Licenciado en Geografía e Historia, es cronista oficial de la localidad desde julio de 2021.

Jesús Lechón, con la indumentaria típica del baile de San Roque.
Jesús Lechón, con la indumentaria típica del baile de San Roque.
J. E.

Por empezar por el principio, ¿cuál es la misión de un cronista oficial como usted?Fue lo primero que me pregunté cuando me nombraron. ¿Qué hago yo aquí? Me eligieron por lo que había escrito sobre la historia de mi familia y porque, al leerla, la gente del pueblo se sentía identificada. El cronista es alguien con facilidad para fijarse en lo que ocurre y en lo que le cuentan y plasmarlo de un modo objetivo y con un toque personal. A partir del nombramiento, leí a Josep Pla y muchas crónicas para buscar un modelo en el que fijarme.

¿Qué recoge su crónica oficial de Calamocha?
El día a día lo marca la actualidad. Inicié la redacción con la pandemia.

¿Dónde va a parar toda esa información que recopila?La escribo a diario, la guardo en formato digital y luego entrego una copia en papel en la biblioteca y en el archivo de Calamocha. El 70% del contenido es un copia y pega sin mucho mérito porque se limita a seguir la actualidad en los medios informativos, pero luego hay, afortunadamente, aportaciones de mucha gente que ha pasado por el pueblo y escribe sus recuerdos en internet y también los incorporo. Además, aporto mi visión particular y recuerdos vinculados a lo que ocurre. Procuro recordar a las personas que he conocido y lo que me han contado.

¿Le inspira Josep Pla?
Sí, sí. Me le leído tres veces el Cuaderno Gris. Es una inspiración para mí, aunque era una cascarrabias. Me gusta su humor y es una fuente de citas. Me he puesto a leer como un loco todo lo que suena a crónicas tratando de encontrar un estilo propio. Con los años, quiero conseguir escribir una crónica novelada, que se lea fácil.

Le quedará una novela larga.
La crónica de 2022 tiene unas 800 páginas. Cada vez escribo más y copio menos. Dejo testimonio de lo vivido y de cómo cambia todo.

¿Cuál ha sido la noticia más importante que ha recogido desde que es cronista oficial?
La pandemia pisa a todo lo demás. Escribí la crónica oficial de la covid-19 en Calamocha. Copie toda la información desde el día en que se detectó el coronavirus hasta que se quitó la mascarilla. Y eché la vista atrás con la gripe de 1917.

¿Qué noticia le gustaría dar?
La llegada de empresas que creen trabajo de calidad.

¿Qué destacará de las fiestas patronales de 2023, que se celebran estos días?
Estamos a mitad del programa, pero destacaré el concierto de Celtas Cortos. Fue un concierto impresionante. Estuvo muy bien.

Se dice que hay mucho público este año en las fiestas de Calamocha.
Vengo de la procesión de san Roque y hay mucha gente bailando, pero poco público acompañando. Cuando era pequeño, iba todo el pueblo. Prácticamente no va nadie más que los que bailan y los asistentes. Me he quedado preocupado. El baile es un éxito total, pero echo en falta espectadores.

¿Le enorgulleció su nombramiento con la unanimidad del pleno hace ahora un año?Sí. Si no hubiera sido por unanimidad, no hubiera aceptado. Sería empezar un poco señalado, como si fuera un hagiógrafo del alcalde. No se trata de eso. Yo persigo una crónica de las personas sencillas, con nombre y apellidos. Es una crónica del pueblo y de las pequeñas cosas, más que un relato institucional. Dentro de 100 años me leerán y sabrán cómo es ahora la vida en Calamocha.

Este año Calamocha conmemorará el 60 aniversario del récord de frío en un lugar poblado de España, los -30 grados de 1963. ¿Qué huella dejó aquel episodio en la localidad?
No dejó ninguna huella. Calamocha en aquellos años estaba acostumbrada al frío y la gente no estaba pendiente del termómetro como ahora. Cuando bajaba de 15 bajo cero, daba igual lo que helara. Encontrar testimonios de aquel episodio es imposible.

¿No se le dio importancia?
No, ninguna. Fue un día más. Las heladas del invierno pillaban el campo muerto y daban igual. Aquel día subirían al granero a cerrar las ventanas y tapar los jamones, porque si se helaban se echaban a perder. Esa sería su máxima preocupación.

Pues es el hito histórico de la Calamocha contemporánea más conocido en toda España.
Sí, pero es cosa de modas. Una helada de 30 bajo cero fue una desgracia. Nos ven en la tele y luego nos tienen pena por pasar tanto frío. Llegan de Madrid para entrevistar a los vecinos sobre el frío como si fueran a una tribu del Amazonas. No tiene sentido. Con las calefacciones, el frío solo se siente en la calle. El récord de frío parece un trofeo deseable, pero no lo es.

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