La interminable espera del valle de Chistau para arreglar su única (y peligrosa) carretera

Los 600 habitantes de Plan, San Juan de Plan y Gistaín han recibido con indignación la noticia del nuevo retraso en la mejora de su acceso, construido antes de la Guerra Civil, un estrecho desfiladero plagado de túneles picados en la piedra.

De izquierda a derecha, los alcaldes de San Juan de Plan, Gistaín y Plan ante uno de los túneles.
De izquierda a derecha, los alcaldes de San Juan de Plan, Gistaín y Plan ante uno de los túneles.
Veronica Lacasa

El pueblo de Plan se hizo famoso en el mundo por la caravana de mujeres en 1985. Aquel acontecimiento evidenció el aislamiento del valle de Chistau, accesible a través de una única carretera abierta en la montaña antes de la Guerra Civil por la empresa hidroeléctrica que construyó los saltos del Cinca. Hoy, inexplicablemente, sigue igual. Apenas parcheos en la calzada del desfiladero de la Inclusa y ninguna intervención en sus cuatro túneles, excavados a pico en la roca. Un cuello de botella que constriñe el desarrollo y condiciona la vida de sus 600 habitantes, repartidos en ocho localidades de tres municipios.

La noticia de la demora de las obras para mejorar la A-2609 (Salinas-Plan), que este año tampoco se iniciará, y el rechazo del Gobierno de Aragón (PP-Vox) en las Cortes a aceptar una iniciativa para ejecutarlas "con la mayor urgencia" ha caído como un jarro de agua fría, una decepción más, en Plan, San Juan de Plan y Gistaín. Alcaldes y vecinos alzan la voz y no se resignan a seguir pasando por una carretera, la única que tienen, donde en los túneles no se pueden cruzar un camión y un coche. La regulación semafórica, otro parche provisional, no ha funcionado. De hecho, el 17 de enero alguien destrozó los postes y siguen sin reparar.

Los trámites para ver entrar las máquinas se hacen eternos. El proyecto de mejora de los primeros 5,8 km y los últimos 4, así como el ensanchamiento de los túneles del congosto en la parte central, de 1,5 km, con un coste de 24 millones de euros, obtuvo la declaración de impacto ambiental en 2018. Caducó y hubo que prorrogarla en 2022.

Uno de los túneles del congosto de la Inclusa, picados a piedra hace un siglo y apenas modificados.
Uno de los túneles del congosto de la Inclusa, picados a piedra hace un siglo y apenas modificados.
Veronica Lacasa

"Sin desvío, no hay obras"

Esta semana se acaba de iniciar la tramitación ambiental del desvío provisional de 12 km, a modo de ‘bypass’, que habrá que acondicionar cuando se inicien las obras en los túneles de la Inclusa, dado que no se puede cortar el único acceso del valle. Esa solución propone adecuar una pequeña carretera entre las poblaciones de Sin y Serveto y asfaltar varios tramos de camino desde aquí a Gistaín. Los vecinos no lo ven claro, pero para los alcaldes es imprescindible. "No queda otra. Sin desvío no se podría hacer la obra", aseguran.

La indignación crece día tras día, coinciden los alcaldes de Plan, San Juan y Gistaín, que en los últimos años han visto cómo otros valles del Pirineo, de una punta a otra, desde Ansó a Benasque, mejoraban sus accesos mientras el de Chistau sigue igual desde hace un siglo. "Únicamente se ha tocado el firme, pero en los túneles no se ha hecho nada", afirma el de San Juan de Plan, Roberto Serrano (CHA). De hecho cada vez que se pone una capa de asfalto se reduce la altura de los pasos subterráneos. También ha habido actuaciones puntuales, por desprendimientos, sobre todo a raíz de una avalancha de piedras en febrero de 2017 que dejó aislado al valle casi 10 horas y a punto estuvo de atrapar a los ocupantes de un vehículo.

Los alcaldes muestran la ladera de la montaña, de la que continuamente caen piedras.
Los alcaldes muestran la ladera de la montaña, de la que continuamente caen piedras.
Veronica Lacasa

Los tres describen, recorriendo el desfiladero, los numerosos puntos donde hay piedras a punto de caer, algunas de grandes dimensiones. "Algún día habrá una desgracia", advierte el alcalde de Gistaín, David Bielsa (PAR), mientras el de Plan, José Serveto (PSOE), critica el funcionamiento de los semáforos, que alguien destrozó el pasado enero.

Para los tres resulta "evidente" que son el último valle donde queda por mejorar la carretera. "Si coges un mapa, empiezas en Ansó y acabas en Montanuy, todos tienen una comunicación decente", indica Serrano. "Este es un valle olvidado, sin ni siquiera un acceso digno", añade Bielsa. Y mencionan las inversiones millonarias del Plan Pirineos para construir telecabinas en lugares "que se pueden plantear otras inversiones porque ya tienen cubiertas infraestructuras básicas".

Justo antes de las elecciones, los responsables de Carreteras del anterior Gobierno fueron a presentar el proyecto de mejora, incluido el desvío. Alcaldes y vecinos pensaban que la reforma estaba lanzada, pero no ha sido así. Para ellos, precisa Serveto, la prioridad es el tramo de túneles, acabar con ese cuello de botella, "porque además dicen que se tardaría cuatro años en hacerlo".

Miedo al desfiladero

El problema no es solo que sea su único acceso ("aquí se sale por el mismo sitio que se entra") sino que para todo necesitan desplazarse. El hospital está a 100 kilómetros y el servicio de transporte público funciona solo tres días a la semana. "Queremos ir al mercado de Aínsa y que no nos cueste una hora", dice Serrano.

Algunos camiones de suministro se niegan a atravesar el desfiladero y hay que bajar a buscar el material al cruce de Salinas, en la carretera A-138, o llevar hasta allí el ganado. Ocurre cada vez más, asegura el alcalde de Plan, que es ganadero. Ya no suben transportes grandes de pienso y paja, porque no pasan los túneles, y el porte sale más caro. Ni quieren ir a veces los autobuses de las colonias de verano, que en julio y agosto han llegado a sumar 2.000 chavales. "Los turistas preguntan si tienen que volver a salir por el mismo sitio", afirma el edil de Gistaín, que como sus colegas tenía la esperanza de que habría obras este año. "Vivíamos en una mentira", lamenta el de Plan.

Las obras exigen previamente adecuar un desvío provisional de 12 km a través de la pequeña carretera de Sin y Serveto y los caminos que conducen a Gistaín. En la imagen, en enlace entre ambos trazados.
Las obras exigen previamente adecuar un desvío provisional de 12 km a través de la pequeña carretera de Sin y Serveto y los caminos que conducen a Gistaín. En la imagen, en enlace entre ambos trazados.
Veronica Lacasa
[20:23] Iban Santos Muñoz

Un proyecto por supervisar

Por su parte, el director general de Carreteras, Miguel Ángel Arminio, aclara que cuando llegó el PP al Gobierno se encontró con un proyecto de 24,5 millones de euros que "no estaba supervisado ni aprobado" y por lo tanto, hasta que no se compruebe detalladamente no se debe licitar. Niega un parón en la tramitación, y prueba de ello es que se ha sacado a exposición pública el proyecto y el estudio de impacto ambiental del desvío provisional, cuyo acondicionamiento es preceptivo para trabajar en la A-2609.

"Sorprende que en el proyecto de acondicionamiento de la carretera no estuviera incluida la evaluación de impacto ambiental del desvío, lo que, sin duda, está retrasando", asegura. Y aclara que la A-2609 tiene "las peculiaridades de una carretera de montaña, cuya conversión en una vía de mayores capacidades, túneles incluidos, conllevaría una inversión ciertamente costosa". Por último, califica de "cuando menos curioso que en las dos legislaturas anteriores esta carretera no haya suscitado la urgencia que ahora se le pretende dar".

A mediados de enero rompieron los postes semafóricos ubicados en ambos extremos del tramo de los túneles, y siguen igual.
A mediados de enero rompieron los postes semafóricos ubicados en ambos extremos del tramo de los túneles, y siguen igual.
Veronica Lacasa

Semáforos vandalizados, autobuses escoltados y camiones despistados

Antes de que en 2017 se instalaran los semáforos para regular el paso por los túneles y evitar así que se encontraran dentro un camión y un turismo, Protección Civil llegó a escoltar a los autobuses que trasladaban niños a los campamentos del valle en verano. Incluso se cortó el tráfico en la A-2609, en un operativo especial, que se repitió al finalizar las colonias, lo que da muestra de la precariedad del acceso.

Los semáforos ofrecían garantías a los visitantes pero no resultaban operativos para los usuarios habituales, que aseguran que no funcionaban adecuadamente y generaban largos atascos. Hay que hablar en pasado porque hace un mes y medio, alguien acabó con el problema a golpes: destrozó los postes situados al inicio y al final del tramo de 1,5 km de los túneles. Desde entonces no se han arreglado.

Por si hubiera pocas dificultades, y no se sabe muy bien la razón, es frecuente que camioneros extranjeros que acuden a la empresa Baxter de Sabiñánigo, por un error del GPS, entren por esta carretera, crucen el valle y acaben atascados en la pista forestal que va de Plan a Chía, de donde los sacan con muchos apuros. La mayoría son de nacionalidad lituana y aunque una señal advierte en el desfiladero que por allí no se va a Sabiñánigo, el error se repite casi cada semana. 

En el valle hay un consenso total sobre la necesidad de actuar ya, y también entre los usuarios. Rafael Bergua, empresario que cubre la ruta de transporte escolar, con cuatro viajes diarios, cree que "se tendría que haber resuelto hace 20 años". "Es una prioridad indiscutible y un escándalo que esté así. En los inviernos más crudos, en el congosto en sombra, se forman carámbanos en los túneles, y la caída de piedras es constante". Pasar por la A-2609, dice con rotundidad, "ha sido una aventura toda la vida".

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