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Vuelta al mundo sin fecha de retorno: el "hito personal" de un 'extremaño'

Federico Corrales, un militar del Ejército en la reserva, inicia en febrero su aventura de visitar 300 lugares Patrimonio de la Humanidad. "No te puedes morir sin ver las líneas de Nazca y Pompeya", dice.

Federico Corrales junto a su moto
Federico Corrales, junto a su moto, en su casa de Badajoz antes de emprender viaje.
F.C.

Entre la incredulidad y el: 'Me das envidia'. Esas son las dos reacciones que suscita entre sus allegados el proyecto en el que está a punto de embarcarse Federico Corrales, un militar del Ejército en la reserva: dar la vuelta al mundo visitando lugares Patrimonio de la Humanidad sin billete de retorno. "Me da igual el tiempo; no sé si voy a estar fuera un año, dos o cinco. Me he marcado 300 (de una lista de 1.052). Ya conozco unos cien por negocios, misiones y, sobre todo, por turismo", cuenta.

La aventura la empezó a meditar hace seis años (el último en firme) y ya tiene fecha de inicio: el 25 de febrero viajará a Perú, su primer destino. "Acabo de reservar el vuelo (vía Madrid) y he alquilado un apartamento en Lima para 10 días, que me sale a 9 euros la jornada. Allí dejaré la maleta y me iré al Machu Picchu y a las líneas de Nazca", avanza este lunes desde su casa natal de Badajoz

Federico, de 58 años, se considera un 'extremaño'. En Zaragoza ha pasado los últimos siete años de su vida como militar, concretamente en el Regimiento de Pontoneros (en Monzalbarba). "Soy oficial de ingenieros en la reserva y me retiré el pasado 11 de noviembre, día de mi cumpleaños. De los 21 años hasta los 50 viví en Cataluña. Hasta los 30 estuve en las unidades de montaña en Lérida, después pedí una excedencia de 14 años y monté varias empresas y luego volví al Ejército en 2015, como profesor en la Academia General Básica de Suboficiales (en el municipio ilerdense de Talarn)", explica. También es psicólogo (por la UNED), con máster en psicología jurídica y neuropsicología.

Confiesa con orgullo que en Aragón es donde más amigos tiene y afirma conocerlo de "cabo a rabo" con su moto. "Mucha de la gente que estaba conmigo en Lérida era maña y quería volver a Zaragoza. Así que cuando entré en Pontoneros, era el sitio de España donde más personas conocía. Ahí he dejado al menos 20 amigos íntimos", señala. 

Su vuelta al mundo la piensa hacer por todos los medios de transporte que pueda y no descarta alquilar o comprar un barco barato para algunos destinos (como Micronesia). Cuenta con todas las licencias de conducción de vehículos por carretera y es patrón de embarcaciones recreativas. "No voy a pilotar a no ser que me saque la licencia (de vuelo) en algún país", apunta. También es consciente de que por ser militar hay naciones que las tiene muy limitadas. "Por ejemplo, Sudán. Me encantarían ver las pirámides de los faraones nubios", observa.

Trabajar como voluntario

Federico dice ser un apasionado de la historia, la arqueología y la naturaleza y su proyecto lo califica como una especie "de hito personal". "Ahora estoy en un estado de salud excelente y de aquí a 5 o 6 años no sé si podré hacerlo; así de claro. Viajar solo supone sobre todo libertad de acción y visitar lugares Patrimonio de la Humanidad es una forma de marcarte un objetivo específico", comenta. No obstante, su plan no se limita a hacer solo turismo, su idea es trabajar de forma voluntaria en lo que vaya surgiendo por el camino. "Puedo hacer un montón de cosas: a nivel técnico, en psicología, en intervención de crisis, en enseñanza de idiomas, como editor de contenido, colaborar en ONG locales que tengan proyectos reales...", enumera.

La maleta de cabina que se lleva con lo imprescindible.
La maleta de cabina que se lleva con lo imprescindible.
F. C.

Llegados a este punto, ¿qué recorrido se ha marcado? "Empiezo por Sudamérica por el tema de visados; los españoles casi en ningún país de ahí lo necesitamos. Y también por el idioma ante los primeros problemas que pueda tener", indica. Su recorrido previsto incluye Ecuador, Brasil, Centroamérica, Estados Unidos (incluido Hawai), Micronesia, Vietnam, Camboya, China (donde espera agotar el plazo máximo de visado, que son 90 días), la India, Madagascar, Etiopía, Sudáfrica y Guinea Ecuatorial, entre otros países.

"No te puedes morir sin ver las líneas de Nazca desde el aire; es inmenso. Y también sin ver Pompeya (en Italia); entras en las tabernas y estás esperando que aparezca un tabernero. Asimismo hay que sobrevolar el Gran Cañón del Colorado (en Arizona), visitar las ruinas de las civilizaciones prehispánicas en Centroamérica, los templos de Camboya que parecen congelados en el tiempo, el Gran Palacio Real de Bangkok (Tailandia)... Ya he estado en las pirámides de Egipto y en otros muchos sitios", informa.

Ahora que se acerca el día de la partida, sus únicos temores son que pueda caer enfermo en un sitio "poco civilizado" o que a sus padres (ya mayores) les ocurriera algo y no hubiera manera de regresar a España de forma inmediata. Ya ha abierto una cuenta bancaria con el presupuesto total del viaje ("para controlar los gastos") y en breve contratará un seguro "muy completo" para un año prorrogable. "Llevo una maleta de cabina con muy poca ropa, el ordenador, el pasaporte, un conversor universal para enchufes y un par de cargadores. Y tal vez tenga que comprar otro móvil. Voy buscando el verano en el hemisferio correspondiente (por aquello de evitar peso con la indumentaria), aunque a veces será imposible, como en la Patagonia", explica.

Asimismo ha creado un grupo cerrado en Facebook, que será su bitácora en la que reflejará sus vivencias. "Mi ilusión es aprender y relacionarme. Quiero conocer al Federico después de hacer este viaje. Sé que voy a cambiar a nivel humano para mejor", concluye.

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